En un reino distante, donde los bosques susurraban secretos antiguos y las sombras jugaban entre los árboles, vivía un joven príncipe llamado Príncipe. Su vida estaba llena de lujos y aprendizaje, pero lo que realmente amaba era la aventura y la caza en los vastos bosques que rodeaban el castillo.
Una tarde, mientras perseguía un jabalí esquivo, una manada de lobos lo atacó, separándolo de sus compañeros. Príncipe, desesperado, se adentró más en el bosque, donde los caminos eran apenas visibles y los sonidos de la civilización se desvanecían en un susurro. Ahí, en medio de la incertidumbre y el peligro, encontró a una mujer que caminaba sola.
Ella se llamaba Nocturna, y su presencia en el bosque era tan misteriosa como su nombre. A pesar de la situación desesperada, Príncipe no pudo evitar enamorarse de ella a primera vista. Sin embargo, Nocturna no mostró interés; su mirada estaba fija en el camino adelante, como si estuviera en una misión que sólo ella comprendía.
Príncipe, usando toda su influencia y riqueza, convenció a Nocturna de acompañarlo de regreso al castillo, prometiéndole cien monedas de oro por su protección. El camino fue tranquilo al principio, pero pronto fueron interceptados por cuatro bandidos armados que emergieron de entre los árboles.
Los bandidos exigieron todo lo que llevaban, pero Nocturna, con una calma perturbadora, respondió que si dejaban ir al príncipe, nadie saldría lastimado. Los bandidos rieron y uno de ellos avanzó con la intención de atacar, pero Nocturna, con una velocidad asombrosa, lo golpeó en el estómago y luego en la cabeza, dejándolo inconsciente.
Los otros tres atacaron. Uno intentó un golpe directo a la cabeza de Nocturna, pero ella, con un giro ágil, le dio un puñetazo que hizo volar su espada. Con movimientos rápidos y precisos, tomó dos piedras del suelo y las lanzó, impactando a los bandidos restantes en puntos críticos.
Finalmente, cuando la amenaza fue neutralizada, Nocturna y Príncipe continuaron su viaje al castillo. Allí, frente al rey, el príncipe, completamente cautivado por la valentía y la fuerza de Nocturna, le propuso matrimonio. Pero Nocturna, fiel a su palabra y a su corazón indomable, recordó al príncipe su trato inicial. Ella había aceptado acompañarlo solo por protección y la recompensa prometida, nada más.
El rey, impresionado por la valentía de Nocturna y comprendiendo la verdadera naturaleza de su corazón libre, intervino. Propuso un nuevo acuerdo: Nocturna podría quedarse en el reino, no como la esposa de Príncipe, sino como su protectora y la capitana de la guardia real. A cambio, se le otorgarían tierras y se le permitiría vivir como deseara, libre de cualquier compromiso que no deseara.
Nocturna aceptó, encontrando en esta oferta una oportunidad de permanecer libre mientras servía a un propósito mayor. Con el tiempo, ella y Príncipe desarrollaron una profunda amistad basada en el respeto mutuo y la admiración. Juntos, enfrentaron muchas otras amenazas al reino, cada uno aprendiendo del coraje y la fortaleza del otro.
Y así, Nocturna no solo se convirtió en la guardiana del príncipe, sino en una leyenda en todo el reino, un símbolo de fortaleza y libertad. La historia de su valor se contó y recontó, inspirando a generaciones futuras a perseguir la valentía y la justicia, sin importar el camino que eligieran seguir.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.