Cuentos de Ciencia Ficción

El Viaje Secreto de Ericka y Sebastian

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Ericka y Sebastian siempre habían sentido fascinación por los misterios del tiempo. Apasionados por la historia y las leyendas antiguas, estos dos amigos compartían la idea de que, de alguna forma, el pasado y el presente estaban entrelazados de manera mágica. Vivían en un pequeño pueblo donde las historias de aventuras eran el pan de cada día para los niños, especialmente los relatos de caballeros y castillos del fin de la Edad Media.

Un día, mientras jugaban en el ático de la antigua casa de Ericka, encontraron un extraño artefacto cubierto de polvo y telarañas. Era una especie de reloj antiguo, con inscripciones que parecían susurros de un tiempo lejano. Sin saberlo, ese sería el comienzo de una aventura que ninguno de los dos podría haber imaginado.

La curiosidad pudo más que ellos y, comenzaron a manipular el reloj, ajustando sus agujas al azar. De repente, un zumbido inesperado inundó la habitación y una luz cegadora los envolvió. Cuando la luz se disipó, Ericka y Sebastian no se encontraban en el ático, sino en medio de un mercado medieval, rodeados de personas con ropajes de épocas pasadas, caballos y carros de madera que transitaban por calles de tierra. No podían creerlo: ¡habían viajado en el tiempo hasta el fin de la Edad Media!

Los dos amigos se miraron incrédulos. ¿Cómo era posible? ¿Era aquello real o solo un sueño lúcido? No tardaron en comprobar que la historia que habían estudiado en la escuela estaba sucediendo ante sus ojos. Los aldeanos intercambiaban mercancías, hablaban de lejanas cruzadas y algunos hasta mencionaban el nombre del rey que gobernaba aquellas tierras.

Ericka, quien siempre había demostrado ser la más intrépida, sugirió explorar el lugar y aprender todo lo que pudieran antes de intentar regresar a casa. Sebastian, más reservado, pero igualmente emocionado, aceptó de inmediato.

Se camuflaron entre la gente, utilizando ropas que encontraron tendidas y abandonadas en un callejón. Se asombraron ante las habilidades de los artesanos y la destreza de los caballeros practicando para los torneos. Observaron cómo los campesinos discutían sobre las cosechas y vieron a los niños corriendo por las calles, inmersos en juegos que, a pesar de los siglos de diferencia, no se sentían tan distantes a los de su tiempo.

Con cada paso que daban, Ericka y Sebastian descubrían más sobre la vida cotidiana y la cultura de aquel tiempo. Pero también empezaron a notar las dificultades de la época: la pobreza de algunos sectores, las enfermedades sin curas y las injusticias del sistema feudal.

Una tarde, mientras paseaban cerca de un castillo, escucharon rumores entre los aldeanos sobre un presunto hechicero que había predicho grandes cambios. La curiosidad los llevó a escabullirse dentro de las murallas para escuchar la conversación entre el presunto mago y el señor feudal. Las palabras «Renacimiento» y «nuevas tierras» resonaban en el aire, presagiando el fin de la era y el comienzo de otra llena de progreso y descubrimientos. Sin saberlo, estaban presenciando lo que serían los cimientos de la modernidad.

Eventualmente, Ericka y Sebastian comprendieron que tenían una misión más grande: debían llevar un mensaje de esperanza y de un futuro que podría ser distinto y mejor para aquellos que sufrían. Se las arreglaron para hablar con la gente, utilizando historias y parábolas que habían aprendido de sus padres y profesores. Animaron a los niños a soñar y a los adultos a imaginar un mundo en el que el conocimiento y la compasión fueran la norma y no la excepción.

Pasaron varios días aprendiendo y compartiendo, hasta que Ericka sintió que era hora de encontrar el camino de regreso. Con el corazón pesado por las despedidas y las promesas de un mundo mejor que habían dejado sembradas en las mentes de aquellos que conocieron, encontraron el reloj en un lugar donde lo habían escondido.

Al ajustar de nuevo las agujas, el zumbido regresó y la luz los envolvió una vez más. Ericka y Sebastian aparecieron en el ático, con el reloj en sus manos y las risas infantiles del pueblo moderno sonando a lo lejos. Todo parecía igual, pero ellos habían cambiado. Guardaron el reloj cuidadosamente, sabiendo que su secreto debía ser protegido.

Desde ese día, Ericka y Sebastian fueron diferentes. Más sabios, más conscientes de las lecciones del pasado y cómo estas podían iluminar el futuro. El viaje al fin de la Edad Media no solo les enseñó sobre historia, sino también sobre la importancia de la bondad y la imaginación para construir un mundo mejor. Y así, con cuentos y juegos, seguían transmitiendo lo que habían aprendido, compartiendo una visión de esperanza e inspiración para todos los niños y niñas de su tiempo.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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