Cuentos de Ciencia Ficción

La Aventura de Jhoan en la Escuela de Supervillanas

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un reino tan vasto que el horizonte se perdía entre nubes de colores, vivía Jhoan, el único hijo del Rey de Corazones. Este joven, conocido en todos los confines del reino por su valentía e ingenio, llevaba una vida llena de aventuras y desafíos. Vestido siempre en su traje de colores rojo y negro, con un corazón en la espalda y su pelo tan rojo como el fuego que ardía en su espíritu, Jhoan era la imagen misma de la audacia.

Una tarde, mientras el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas de espejos, un mensajero llegó al castillo a galope. Traía en sus manos un sobre negro sellado con un sello de cera que mostraba un escudo desconocido: una garra de plata sobre un fondo azul oscuro. Era una invitación de la Escuela de Supervillanas, un lugar envuelto en misterios y rumores. El evento convocado prometía ser uno de los más intrigantes del año, y el Rey de Corazones estaba formalmente invitado.

Sin embargo, Jhoan sentía una fuerte resistencia. Algo en su corazón le decía que ese lugar no era para él, o tal vez, que él no era para ese lugar. Decidió entonces que no acompañaría a su padre. Esa noche, bajo una luna brillante que parecía vigilar el reino, Jhoan se encontraba paseando por el jardín del castillo, perdido en sus pensamientos. Los soldados de corazones, fieles guardianes del castillo, marchaban a lo lejos, sus trajes rojo y negro resplandeciendo bajo la luz lunar.

En medio de su caminata, Jhoan comenzó a cantar una vieja canción del reino, su voz resonando entre las antiguas piedras del castillo. De repente, el aire se llenó con el sonido de explosiones suaves: corazones de papel comenzaron a estallar alrededor de él, creando un espectáculo mágico. Sin embargo, la magia se transformó rápidamente en desafío cuando los soldados notaron su presencia en el techo del castillo.

Jhoan, sin saber qué hacer, comenzó a correr sobre el tejado, esquivando cada corazón de papel que explotaba a su alrededor. Los soldados, determinados a capturarlo por desobedecer las reglas del rey, gritaban desde abajo, prometiendo duras consecuencias. En un acto desesperado, Jhoan saltó del techo, dañando sin querer un retrato de su padre que colgaba en una de las paredes exteriores del castillo.

Cuando todo parecía perdido, y Jhoan se encontraba acorralado, una figura misteriosa apareció de la nada. Era Iker, el hijo de Cenicienta, vestido en un traje azul con su pelo del mismo color del cielo nocturno. Extendió su mano hacia Jhoan y con una sonrisa cómplice le dijo: «Parece que necesitas un poco de magia real.»

Gracias a Iker, Jhoan escapó esa noche, pero sabía que la aventura apenas comenzaba. Decididos a descubrir por qué la Escuela de Supervillanas había invitado a su padre, Jhoan e Iker se embarcaron en una misión que los llevaría a través de bosques encantados, montañas que tocaban las estrellas y mares cuyas profundidades guardaban secretos más antiguos que el propio reino.

En cada paso, Jhoan aprendía más sobre la verdadera naturaleza de la valentía y la astucia. No se trataba solo de enfrentar peligros, sino de entender los misterios y las historias de aquellos que parecían enemigos. La Escuela de Supervillanas, con su oscura fama, resultó ser un lugar de aprendizaje donde no solo se enseñaban artes oscuras, sino también lecciones sobre la importancia de la comprensión y la compasión.

Después de muchas aventuras y desafíos, Jhoan e Iker descubrieron que la invitación era parte de un plan más grande para unir los diversos reinos y escuelas en una alianza que promoviera la paz y el entendimiento mutuo. El Rey de Corazones, impresionado por la valentía y la sabiduría de su hijo, le otorgó un nuevo título: Embajador de Corazones, encargado de fomentar la paz y la amistad entre todos los reinos.

Jhoan, con su nuevo papel y acompañado siempre de Iker, continuó viajando, aprendiendo y enseñando. Aprendió que en cada villano hay una historia no contada y en cada héroe, una lección que aprender. Y así, el joven que una vez cantó solo en el jardín del castillo, ahora llevaba su canción a cada rincón del mundo, uniendo corazones y almas en su camino.

Fin

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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