En el año 3050, la Tierra había cambiado drásticamente. Las ciudades estaban llenas de rascacielos que parecían tocar el cielo, y los vehículos voladores eran una vista común en el horizonte. En una de estas ciudades futuristas vivían tres amigos inseparables: Clara, Alex y Amanda.
Clara era una niña con el cabello rizado y castaño, siempre llena de energía y curiosidad. Vestía un traje amarillo brillante que reflejaba su personalidad vivaz. Alex, por otro lado, tenía el cabello negro y corto, y prefería un mono azul con detalles plateados que le daba un aire de tranquilidad y serenidad. Amanda, la tercera del grupo, tenía el cabello largo y rojo, y solía vestir de verde, siempre con algún artilugio tecnológico en sus manos, lista para cualquier aventura.
Los tres amigos compartían una pasión: la exploración espacial. Pasaban horas en el Centro de Ciencias, un lugar lleno de simuladores de vuelo, modelos de naves espaciales y todo tipo de información sobre el universo. Su sueño era algún día poder viajar más allá de las estrellas y descubrir nuevos mundos.
Un día, mientras estaban en el Centro de Ciencias, escucharon un anuncio que cambiaría sus vidas para siempre. «Atención a todos los jóvenes exploradores: el gobierno ha lanzado un concurso para seleccionar a un equipo de niños que viajarán en la nueva nave espacial ‘Igualdad’ para una misión especial a Marte. ¡Si tienes entre 10 y 12 años, esta es tu oportunidad de ser parte de la historia!»
Clara, Alex y Amanda se miraron con ojos brillantes. ¡Esta era su oportunidad! Decidieron inscribirse de inmediato y comenzaron a prepararse para las pruebas de selección. Durante semanas, entrenaron duro, estudiaron todo lo que pudieron sobre el espacio y la nave Igualdad, y se apoyaron mutuamente en cada paso del camino.
Finalmente, el día de las pruebas llegó. El Centro de Ciencias estaba lleno de niños emocionados, todos esperando su turno para demostrar su valía. Las pruebas eran exigentes: habilidades físicas, conocimientos científicos y trabajo en equipo. Clara destacó en la parte física, Alex impresionó a los jueces con su conocimiento técnico y Amanda demostró su ingenio con soluciones creativas a los problemas planteados.
Después de un día agotador, los jueces anunciaron a los seleccionados. «Y los elegidos para la misión Igualdad son… Clara, Alex y Amanda.» Los tres amigos saltaron de alegría, abrazándose con fuerza. Habían logrado el primer paso hacia su sueño.
La nave Igualdad era una maravilla de la tecnología moderna. Diseñada no solo para explorar Marte, sino también para promover la igualdad y la cooperación entre todos los tripulantes, independientemente de su origen o apariencia. Clara, Alex y Amanda estaban emocionados de ser parte de esta misión histórica.
Sin embargo, no todos compartían su entusiasmo. Durante los entrenamientos, notaron que algunos de los otros niños seleccionados para la misión no los trataban de la misma manera. Había miradas de desdén y comentarios susurrados sobre Clara y Alex, que venían de barrios más humildes, y sobre Amanda, que tenía ascendencia extraterrestre, algo que todavía era motivo de prejuicio para algunos.
El problema se hizo evidente durante una sesión de simulación. Un grupo de niños se negó a trabajar con Clara y Alex, diciendo que no eran lo suficientemente buenos. Amanda, al escuchar esto, se acercó y dijo con firmeza: «Todos estamos aquí porque somos los mejores. No importa de dónde venimos o cómo nos vemos, lo que importa es lo que llevamos dentro.»
Las palabras de Amanda resonaron en el grupo, pero el conflicto no desapareció por completo. Clara, Alex y Amanda sabían que tenían que demostrar, no solo a sus compañeros, sino a todos, que el verdadero valor de una persona no depende de su origen.
El día del lanzamiento finalmente llegó. La nave Igualdad despegó con éxito y puso rumbo a Marte. Durante el viaje, Clara, Alex y Amanda se enfrentaron a muchos desafíos, pero siempre trabajaron juntos, demostrando sus habilidades y su capacidad para resolver problemas.
Una noche, mientras todos dormían, una alarma de emergencia sonó. Un meteorito había dañado uno de los motores de la nave, y si no lo reparaban pronto, podrían quedarse varados en el espacio. Clara, Alex y Amanda se despertaron de inmediato y se dirigieron al área dañada. Sabían que tenían que actuar rápido.
Clara, con su agilidad, logró acceder a la sección dañada del motor. Alex, utilizando su conocimiento técnico, identificó el problema y sugirió una solución. Amanda, con sus habilidades tecnológicas, creó un dispositivo improvisado para reparar el daño. Trabajaron sin descanso, ignorando las miradas y comentarios de los otros niños.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, lograron reparar el motor. La nave volvió a funcionar con normalidad, y todos los tripulantes aplaudieron y vitorearon. Clara, Alex y Amanda se sintieron orgullosos, no solo por haber salvado la misión, sino también por haber demostrado su valía.
El resto del viaje transcurrió sin problemas, y la nave Igualdad aterrizó en Marte con éxito. Los tres amigos exploraron el planeta, recolectaron muestras y realizaron experimentos científicos, cumpliendo con todos los objetivos de la misión.
Al regresar a la Tierra, fueron recibidos como héroes. Pero lo más importante fue el cambio que habían logrado en sus compañeros. La experiencia en el espacio les había enseñado a todos una valiosa lección sobre la igualdad y el respeto.
Clara, Alex y Amanda continuaron su camino, siempre recordando que, sin importar de dónde venimos o cómo nos vemos, lo que realmente importa es cómo tratamos a los demás y cómo trabajamos juntos para superar los desafíos.
Y así, en una Tierra futurista llena de posibilidades, tres amigos demostraron que la igualdad y la amistad pueden llevarnos a las estrellas y más allá.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.