En una ciudad futurista donde los edificios tocaban las nubes y los autos volaban a través del cielo como aves, vivían tres amigos inseparables: Alison, Diego y Sara. Todos ellos vivían en un barrio que se encontraba justo al borde de la zona tecnológica de la ciudad, un lugar donde las cosas cotidianas se mezclaban con lo más avanzado en tecnología. Los parques flotaban, las plantas cambiaban de color y las casas podían moverse según el clima. Pero a pesar de todo esto, a Alison, Diego y Sara les encantaba jugar a algo muy simple: el voleibol.
Una tarde soleada, los tres amigos se reunieron en el parque flotante de su barrio. El parque estaba rodeado de pequeños drones que recogían la basura, y hologramas de árboles que brillaban con colores verdes vibrantes. Habían colocado una red de voleibol en el medio del parque y ya estaban listos para comenzar.
—¡Vamos, Sara, lanza la pelota! —gritó Alison, que estaba lista para recibir.
Sara, con una sonrisa, tomó la pelota y la lanzó al aire. La pelota era un modelo avanzado de las que usaban en la escuela, hecha de un material ligero que podía flotar por unos segundos antes de descender lentamente.
—¡Aquí va! —gritó Diego mientras saltaba para golpearla.
El juego transcurría con rapidez. Los tres amigos se lanzaban la pelota de un lado a otro, riendo y corriendo por el campo. Alison era especialmente competitiva, siempre buscando ganar, mientras que Sara y Diego jugaban por la pura diversión.
En un momento dado, Alison, decidida a ganar el punto, golpeó la pelota con todas sus fuerzas. La pelota salió disparada como un cohete, y antes de que Sara pudiera reaccionar, la bola la golpeó directamente en la cabeza.
—¡Ay! —gritó Sara, llevándose las manos a la cabeza.
Alison corrió hacia ella rápidamente.
—¡Sara, lo siento mucho! No quería pegarte tan fuerte, de verdad. Fue un accidente.
Diego también corrió a ver cómo estaba Sara.
—¿Estás bien? —preguntó, preocupado.
Sara asintió, pero se notaba que estaba un poco mareada. Sin embargo, lo que ocurrió después fue lo que realmente sorprendió a los tres amigos. Justo después de que Sara fuera golpeada, la pelota empezó a brillar con una luz extraña. El material de la pelota, que siempre había sido blanco y suave, comenzó a cambiar de color, transformándose en un resplandor azul intenso.
—¿Qué está pasando? —preguntó Diego, asombrado.
De repente, la pelota flotó en el aire, como si tuviera vida propia, y emitió un pitido agudo. Entonces, sin previo aviso, la pelota lanzó una serie de pequeños rayos de luz que envolvieron a Sara, Alison y Diego.
—¡Esto no es normal! —gritó Alison, dando un paso atrás.
En cuestión de segundos, el parque flotante a su alrededor comenzó a desvanecerse, y los amigos se encontraron en un lugar completamente diferente. Estaban de pie en un campo abierto, pero este campo no era como los que conocían. El cielo era de un color morado oscuro, con estrellas que brillaban intensamente, y a lo lejos se veían montañas que flotaban en el aire. Todo era diferente, como si hubieran sido transportados a otro mundo.
—¿Dónde estamos? —preguntó Sara, mirando a su alrededor con asombro.
Diego miró a la pelota, que ahora estaba flotando justo encima de ellos, emitiendo pequeños destellos de luz.
—Creo que… creo que la pelota nos ha traído aquí. —dijo Diego.
—¿Qué? ¿Una pelota que te transporta a otro mundo? —respondió Alison, incrédula—. Esto no tiene sentido.
Pero antes de que pudieran discutir más, una figura emergió del horizonte. Era alta, con un cuerpo metálico y brillante, como una especie de robot antiguo, pero con ojos que brillaban como estrellas.
—Bienvenidos, viajeros —dijo la figura con una voz profunda y resonante—. Mi nombre es Xyron, y he estado esperando su llegada.
—¿Esperando? —preguntó Sara, confundida—. No entendemos nada. Solo estábamos jugando voleibol y de repente… ¡estamos aquí!
Xyron hizo un gesto hacia la pelota, que seguía flotando en el aire.
—Esa pelota es más de lo que parece. Es un artefacto antiguo de este mundo, y ha respondido a la energía de su juego. Solo aquellos con corazones llenos de competencia y amistad son capaces de activarla.
—¿Amistad? —preguntó Alison—. Pero golpeé a Sara sin querer con la pelota. No fue muy amigable de mi parte…
Xyron sonrió suavemente.
—La amistad no se trata de no cometer errores, sino de cómo los arreglan. Han sido traídos aquí para ayudar a restaurar el equilibrio en este mundo. La pelota ha elegido a tres campeones para resolver un antiguo conflicto.
Los tres amigos se miraron entre sí, sin saber qué hacer. Esto parecía más un sueño que la realidad.
—¿Qué tipo de conflicto? —preguntó Diego con cautela.
Xyron señaló hacia las montañas flotantes.
—Nuestro mundo está dividido entre dos facciones que han estado en guerra durante siglos. La única manera de detener la guerra es mediante un juego de destreza, y la pelota que tienen es la clave. Si logran ganar el juego en nombre de la paz, nuestro mundo será salvado.
—¿Juego? —preguntó Sara—. ¿Te refieres a un partido de voleibol?
Xyron asintió solemnemente.
—Exactamente. Pero no es un partido cualquiera. Deben enfrentarse a los campeones de las montañas, quienes no serán fáciles de vencer.
Alison, que siempre había sido la más competitiva del grupo, sintió un cosquilleo de emoción. Esto sonaba como el desafío perfecto para ella.
—¡Lo haremos! —dijo Alison, decidida—. ¡Jugaremos y ganaremos!
Sara y Diego no estaban tan seguros, pero confiaban en su amiga. Si alguien podía liderar este desafío, era Alison.
Xyron los guió a través del extraño mundo hasta un campo de juego que parecía haber sido esculpido en piedra antigua. A lo lejos, los campeones de las montañas ya estaban esperando. Eran seres altos y musculosos, con ojos brillantes y una velocidad que parecía sobrehumana.
—Recuerden, jueguen como equipo —les dijo Xyron—. La clave está en la cooperación.
El partido comenzó, y desde el primer momento, quedó claro que no sería fácil. Los campeones de las montañas eran rápidos y precisos, pero Alison, Sara y Diego trabajaron juntos como nunca antes. Alison lideraba con su fuerza, Sara se movía con agilidad, y Diego usaba su ingenio para planear estrategias rápidas. A pesar de las dificultades, sus lazos de amistad hicieron que el equipo funcionara como una máquina bien aceitada.
Con el marcador igualado y el juego en su punto más crítico, Alison hizo un último saque con todas sus fuerzas. La pelota voló alto, cruzando el campo con velocidad, y antes de que los campeones pudieran reaccionar, aterrizó en el suelo, dándoles la victoria.
El estadio se iluminó con una luz brillante, y los campeones de las montañas inclinaron la cabeza en señal de respeto. Xyron se acercó a los tres amigos con una sonrisa.
—Han logrado lo que muchos pensaban imposible. Han traído la paz a nuestro mundo.
Antes de que pudieran responder, la luz de la pelota los envolvió una vez más, y en un abrir y cerrar de ojos, estaban de regreso en el parque flotante, como si nada hubiera pasado. La pelota y el misterioso mundo desaparecieron, pero el recuerdo de la aventura quedó grabado en sus corazones.
Conclusión:
A partir de ese día, cada vez que Alison, Sara y Diego jugaban al voleibol, sabían que era mucho más que un simple juego. Habían aprendido que la verdadera fuerza no está solo en la competencia, sino en el trabajo en equipo y la amistad que compartían.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.