En una tarde como cualquier otra, David, Jesús y Nuria jugaban en el parque con su dron, intentando hacerlo volar lo más alto posible. Pero ese dron tenía algo especial: un botón rojo que decía «Viaje en el Tiempo».
Por curiosidad, Nuria lo presionó, y en un instante, el dron creció, convirtiéndose en una nave espacial, y los tres amigos se encontraron volando hacia una ciudad desconocida.
Al aterrizar, quedaron asombrados: estaban en Ciudad Futura, un lugar donde los coches volaban por el cielo y robots de todo tipo caminaban por las calles. Los edificios eran tan altos que parecían rasgar las nubes.
La primera aventura ocurrió cuando un coche volador los recogió automáticamente para llevarlos al centro de la ciudad. David intentó decirle al coche a dónde querían ir, pero el vehículo ya lo sabía.
«Bienvenidos a Ciudad Futura,» dijo una voz amigable desde el coche, «yo soy Robi, tu guía automático.»
Mientras volaban sobre la ciudad, Jesús preguntó: «Robi, ¿qué hacen todos esos robots en las calles?». Robi respondió: «Son ayudantes de la ciudad. Algunos limpian, otros cuidan a las mascotas robóticas y hay quienes ayudan a los habitantes en sus tareas diarias.»
Al aterrizar, los amigos conocieron a Lumi, un robot luminoso que les contó historias de la ciudad mientras les mostraba lugares emblemáticos. Lumi los llevó a una heladería donde los helados se fabricaban al instante según los pensamientos de los clientes.
Nuria pensó en un helado de fresa con chispas de chocolate, ¡y apareció justo frente a ella!
Después, visitaron el Parque de Diversiones Robótico, donde montaron una montaña rusa que los llevó por túneles subterráneos y voló por el cielo a velocidades increíbles. David incluso se atrevió a probar un juego de realidad virtual donde jugó un partido de fútbol con robots.
Sin embargo, la mayor aventura fue cuando los tres amigos encontraron un robot descompuesto en un callejón. Decidieron ayudarlo y buscaron piezas para repararlo. Al volverlo a la vida, el robot, agradecido, les regaló unas pulseras mágicas que les permitirían regresar a Ciudad Futura cuando quisieran.
Finalmente, era hora de volver a casa. Robi los llevó de regreso a su nave, y con una despedida llena de agradecimiento, los amigos regresaron a su tiempo.
Conclusión:
Al regresar al parque, los tres amigos se dieron cuenta de la importancia de la amistad, la aventura y ayudar a los demás.
Aunque Ciudad Futura era asombrosa, sabían que las verdaderas maravillas estaban en los corazones de las personas (y robots) que encontraron en el camino.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.