En un futuro lejano, en un planeta llamado Xylonia, había dos amigos llamados Luis y Jorge. Eran inseparables y compartían un amor por la exploración y la aventura. Un día, mientras estaban jugando en el patio de su escuela, vieron un objeto brillante y extraño en el cielo. Parecía un águila, pero no era una ave común. Tenía alas de plata y ojos que brillaban como estrellas.
Luis y Jorge se miraron con asombro y se preguntaron qué era ese ser misterioso. De repente, el águila comenzó a descender hacia ellos. Los niños se sintieron un poco asustados, pero también curiosos. ¿Qué quería decirles el águila?
Cuando el águila aterrizó en el suelo, Luis y Jorge vieron que no era un animal, sino una máquina. Tenía un cuerpo de metal y alas que parecían hechas de una sustancia desconocida. De repente, una voz salió del águila y dijo:
«Soy un explorador del espacio. Me llaman Águila Plateada. He venido a buscar a dos niños valientes y curiosos para mostrarles un mundo nuevo y emocionante. ¿Queréis uniros a mí en esta aventura?»
Luis y Jorge se miraron y asintieron con la cabeza. Estaban emocionados y un poco asustados, pero no querían perdernos la oportunidad de ir a un mundo nuevo. El Águila Plateada los llevó a bordo y se elevó en el aire.
Mientras volaban, el Águila Plateada les contó a Luis y Jorge que el mundo al que iban se llamaba Tenebrous. Era un planeta que se encontraba en la sombra de una gran estrella y estaba lleno de criaturas y objetos misteriosos. El Águila Plateada les dijo que iban a explorar un lugar llamado La Cueva de las Estrellas.
Después de un largo viaje, el Águila Plateada aterrizó en una cueva oscura y profunda. Luis y Jorge se sintieron un poco asustados, pero el Águila Plateada les aseguró que no había nada que temer. Comenzaron a caminar por la cueva y pronto se dieron cuenta de que estaba llena de estrellas y planetas brillantes.
De repente, escucharon un ruido extraño. Parecía que alguien o algo estaba viniendo hacia ellos. El Águila Plateada les dijo que no se preocuparan, que era solo un amigo. Un momento después, apareció una criatura extraña y hermosa. Era un ser con la forma de un caballo, pero con alas de mariposa y ojos que brillaban como diamantes.
«Este es mi amigo, Estrella», dijo el Águila Plateada. «Es un guardián de la cueva y nos va a mostrar secretos y maravillas».
Estrella les llevó a Luis y Jorge a un lugar lleno de cristales y gemas. Los niños se sintieron como en un sueño. Estrella les contó que la cueva estaba llena de tesoros y secretos, y que ella iba a enseñarles a encontrarlos.
Mientras exploraban la cueva, Luis y Jorge se dieron cuenta de que el Águila Plateada y Estrella eran más que amigos. Eran una familia. El Águila Plateada era el hermano mayor y Estrella era su hermana pequeña. Habían crecido juntos en un planeta lejano y habían estado explorando el universo juntos.
De repente, escucharon un ruido extraño. Parecía que alguien o algo estaba viniendo hacia ellos. El Águila Plateada y Estrella se miraron con preocupación y les dijeron a Luis y Jorge que tenían que irse. La cueva estaba en peligro y tenían que salvarla.
Luis y Jorge se sintieron asustados, pero también valientes. Querían ayudar a sus nuevos amigos a salvar la cueva. Juntos, los cuatro comenzaron a caminar hacia la salida. Pero en el camino, se dieron cuenta de que el peligro era mayor de lo que habían imaginado.
Una criatura oscura y maligna estaba destruyendo la cueva. Era un monstruo del espacio que se alimentaba de la energía de las estrellas. Tenía que ser detenido antes de que fuera demasiado tarde.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.