En una época donde los castillos se erguían majestuosos y los caballeros defendían con honor sus tierras, vivían dos seres extraordinarios cuyos destinos estaban entrelazados por una aventura épica. Ellos eran Juan Cando, un valiente caballero conocido como «El Caballero de las Estrellas», y Grace Texas, una princesa luminosa conocida como «La Princesa de la Luz».
La historia comienza en el reino de Luminara, un lugar donde la paz y la armonía reinaban gracias a la sabiduría de su reina, madre de Grace. La princesa, con su cabello dorado como el sol y ojos tan claros como el cielo diurno, poseía un don especial: podía curar con sus manos y traer luz a los lugares más oscuros.
Juan Cando, por otro lado, era un caballero errante que había viajado por muchos reinos en busca de aventuras. Con su armadura reluciente adornada con estrellas y su espada forjada en meteorito, Juan era un guerrero sin igual. Su coraje era tan grande como su corazón, y su destino estaba a punto de cambiar al cruzar el camino de Grace.
Un día, mientras Juan viajaba por un bosque cercano a Luminara, escuchó rumores de un terrible dragón que amenazaba las tierras. Decidido a ayudar, se dirigió al castillo de Luminara para ofrecer sus servicios. Al llegar, se encontró con Grace y en ese momento, algo mágico sucedió. Sus destinos, tejidos en las estrellas, se unieron en una sola misión.
El dragón, una bestia descomunal con escamas negras como la noche y ojos de fuego, era en realidad un guardián ancestral de un portal mágico. Este portal, oculto en las montañas de Luminara, conectaba el mundo humano con un reino oscuro donde seres malignos esperaban su oportunidad para invadir.
La reina, preocupada por la seguridad de su reino, encomendó a Juan y Grace la misión de cerrar el portal y derrotar al dragón. Para ello, debían encontrar tres cristales mágicos dispersos en lugares remotos y peligrosos: el Cristal del Océano, el Cristal del Bosque y el Cristal de las Montañas.
Juan y Grace partieron en su aventura, enfrentándose a desafíos y peligros. En el Océano de las Tormentas, lucharon contra sirenas malvadas y recuperaron el primer cristal de las profundidades marinas. En el Bosque Encantado, se enfrentaron a criaturas mágicas y encontraron el segundo cristal oculto en un árbol milenario. Y finalmente, en las Montañas de la Eternidad, escalaron vertiginosos precipicios para alcanzar el último cristal, custodiado por gigantes de piedra.
Con los tres cristales en su poder, Juan y Grace se dirigieron a enfrentar al dragón. Al llegar, descubrieron la verdad: el dragón era en realidad un guardián transformado por la magia oscura. Grace, con su luz, logró liberar al dragón de su maldición, revelando su verdadera forma, un majestuoso dragón de plata.
Juntos, cerraron el portal y salvaron Luminara de la invasión oscura. La valentía de Juan y la luz de Grace se convirtieron en leyendas, y su amor, nacido en medio de la aventura, se fortaleció día a día.
Desde entonces, Juan Cando, el Caballero de las Estrellas, y Grace Texas, la Princesa de la Luz, se convirtieron en protectores de Luminara, custodiando el reino contra las sombras y asegurando que la luz siempre prevalezca sobre la oscuridad.
El reino de Luminara, ahora a salvo de las garras de la oscuridad, florecía bajo la protección de Juan Cando y Grace Texas. Sin embargo, la paz nunca es eterna en los cuentos de héroes y princesas. Un día, un mensajero llegó al castillo con noticias inquietantes. Aldeas lejanas estaban siendo asoladas por una misteriosa enfermedad que dejaba a sus habitantes en un sueño profundo del que no podían despertar.
La reina, preocupada por su pueblo, encomendó a Juan y Grace la tarea de investigar y encontrar una cura. Los rumores hablaban de una antigua hechicera, conocida como la Dama de la Niebla, que vivía en lo más recóndito del Bosque de los Susurros. Se decía que ella poseía conocimientos de magia antigua y remedios olvidados.
Armados con valor y determinación, Juan y Grace emprendieron su viaje hacia el Bosque de los Susurros. El bosque era un laberinto de sombras y sonidos, donde cada paso podía llevarlos a un peligro desconocido. Pero su valentía era inquebrantable, y su amor el uno por el otro les daba fuerzas para enfrentar cualquier desafío.
Tras días de búsqueda, encontraron la morada de la Dama de la Niebla. La hechicera, de apariencia enigmática con sus largos cabellos plateados y ojos que reflejaban siglos de sabiduría, los recibió con cautela. Grace, con su habitual bondad, explicó su misión y la hechicera, conmovida por su sinceridad, accedió a ayudarlos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.