Cuentos Clásicos

La Aventura de Yeison y Angie: Un Viaje Encantado

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En el corazón de un bosque donde los árboles susurraban historias de magia y los animales conversaban con el viento, vivían Yeison y Angie, dos amigos que compartían no solo una amistad inquebrantable sino también una curiosidad insaciable por las aventuras. Un día, mientras exploraban un rincón olvidado del bosque, encontraron un viejo libro cubierto de musgo y polvo, escondido bajo las raíces de un árbol milenario.

Al abrir el libro, una luz dorada los envolvió, y las palabras escritas en sus páginas cobraron vida, revelando un mapa hacia un tesoro oculto en lo más profundo del bosque. Yeison, con su capa roja ondeando al viento, sostuvo el mapa con determinación, mientras Angie, luciendo su vestido azul y sombrero de mago, agitó su varita mágica, y juntos, decidieron emprender la búsqueda del tesoro encantado.

El viaje no sería fácil. El mapa los guiaba a través de senderos enredados, ríos embrujados y valles donde la niebla ocultaba secretos antiguos. Pero Yeison y Angie, con su espíritu aventurero, veían cada obstáculo no como un peligro, sino como una oportunidad para descubrir y aprender.

La primera prueba llegó al cruzar el Río Susurrante, cuyas aguas contaban historias de los viajeros que se habían aventurado antes que ellos. A pesar del temor que sentían al oír las voces del río, Yeison y Angie recordaron las palabras de sus padres: «En cada historia, hay una lección; en cada miedo, una oportunidad para ser valientes». Así, tomaron de la orilla las piedras que brillaban bajo la luna y, uno a uno, construyeron un camino a través del río, guiados por las luces y las voces que ahora les ofrecían palabras de aliento.

Más adelante, se encontraron con el Valle de la Niebla, donde la visibilidad se reducía a casi nada. Angie, utilizando su varita, creó pequeñas esferas de luz que flotaban adelante, iluminando su camino. Yeison, por su parte, usaba el mapa, que misteriosamente se ajustaba para revelarles la ruta segura a través del valle. En ese momento de incertidumbre, descubrieron el poder de la confianza mutua y cómo, incluso en la oscuridad más densa, podían ser la luz el uno para el otro.

Finalmente, llegaron al lugar marcado en el mapa: un claro en el bosque donde el sol brillaba más fuerte y las flores cantaban. En el centro del claro, había un cofre antiguo, pero este estaba custodiado por un dragón de escamas brillantes que dormía plácidamente. Temerosos pero decididos, Yeison y Angie se acercaron sigilosamente, recordando las historias de dragones que, a pesar de su temible apariencia, poseían corazones bondadosos.

Angie, con su varita en alto, decidió no despertar al dragón, sino pedirle permiso para acercarse al cofre. Con palabras suaves y respetuosas, explicó su aventura y cómo habían superado miedos y desafíos para llegar hasta allí. El dragón, conmovido por su valentía y respeto, les permitió abrir el cofre, revelando no oro ni joyas, sino un espejo mágico que mostraba lo mejor de quien se mirara en él.

Yeison y Angie comprendieron entonces que el verdadero tesoro era la capacidad de ver lo mejor de ellos mismos y de quienes los rodeaban, incluso en las adversidades. Agradecidos, prometieron proteger el espejo y compartir su magia con todos en su pueblo.

Al regresar, no solo trajeron consigo el espejo mágico, sino también historias de valentía, amistad y la certeza de que, juntos, podían enfrentar cualquier desafío, siempre viendo el lado positivo de las cosas.

Y así, Yeison y Angie se convirtieron en guardianes no solo de un tesoro, sino de un legado de optimismo y coraje que iluminaría su camino y el de todos quienes escucharan su historia.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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