En una granja soleada, rodeada de campos verdes y flores coloridas, vivía un simpático muñeco de madera llamado Pinocho. Tenía un gran corazón y una sonrisa que iluminaba su rostro tallado. Su mejor amiga era una pequeña mosca llamada Mosca, que siempre revoloteaba a su alrededor. Juntos pasaban los días explorando la granja, jugando y disfrutando de la vida.
Sin embargo, había un pequeño problema. En la granja también vivía una vaca llamada Vaca, que no soportaba a Mosca. Cada vez que la mosca zumbaba cerca, la vaca se molestaba y empezaba a mugir fuertemente. “¡Mosca, déjame en paz! ¡Eres un verdadero fastidio!”, gritaba la Vaca, tratando de espantarla con su gran cola.
A pesar de las quejas de la Vaca, Pinocho se divertía con la Mosca. “No te preocupes, Vaca. Mosca solo quiere jugar. ¡Es divertida!”, decía Pinocho con una gran sonrisa. Pero Vaca no lo entendía. Cada día, se irritaba más y más con los juegos de Mosca, que nunca dejaba de revolotear a su alrededor.
Un día, mientras Pinocho y Mosca estaban en el jardín jugando a las escondidas, Mosca decidió hacer una broma a Vaca. Voló alrededor de su cabeza, zumbando de un lado a otro, riendo y disfrutando. “¡Mira, Pinocho! ¡La estoy haciendo enojar!”, dijo la Mosca entre risas. Pero Vaca, que ya estaba harta, decidió que era suficiente.
“¡Pinocho! ¡Tu amiga me está molestando de verdad!”, gritó Vaca, frustrada. “Si no la alejas, te encerraré en el granero”. Pinocho se asustó un poco, pero no quería dejar que la Vaca lo asustara. “Vaca, no hay razón para enojarse. Mosca solo quiere divertirse”, le contestó, tratando de calmarla.
Pero Vaca, cansada de la broma, decidió actuar. Con un movimiento rápido, empujó a Pinocho hacia el granero y cerró la puerta. “¡Ya no quiero verte! Queda encerrado aquí hasta que entiendas que Mosca no es bienvenida”, dijo con firmeza. Pinocho se quedó dentro del granero, sintiendo que la situación había tomado un giro inesperado.
La Mosca, que había estado observando todo desde el aire, se sintió muy preocupada por su amigo. “¡Pinocho! ¿Estás bien?”, preguntó mientras revoloteaba cerca de la ventana del granero. “¡No te preocupes, Mosca! Estoy bien, pero no puedo salir. Vaca está muy enojada”, respondió Pinocho, sintiéndose triste.
La Mosca no podía permitir que su amigo estuviera solo y triste. “Voy a pensar en un plan para liberarte”, dijo la Mosca con determinación. Y así, comenzó a pensar. Voló alrededor del granero, observando cómo estaba cerrada la puerta. Después de un momento, se le ocurrió una idea brillante.
“Pinocho, voy a hacer ruido y atraer la atención de Vaca. Tal vez, si se distrae, puedas salir”, sugirió la Mosca. Pinocho se sintió aliviado al escuchar el plan de su amiga. “¡Buena idea! ¡Hazlo!”, exclamó con entusiasmo.
La Mosca comenzó a revolotear alrededor de la Vaca, zumbando más fuerte que nunca. “¡Vaca, Vaca! ¡Mira aquí!”, decía la Mosca mientras danzaba en el aire. Vaca, al principio, ignoró el ruido, pero luego se dio cuenta de que la Mosca estaba demasiado cerca. “¡Vete de aquí, Mosca! ¡No quiero verte!”, gritó Vaca, tratando de espantarla con su gran cola. Pero Mosca no se rindió y siguió zumbando, haciendo más ruido.
Atraída por el escándalo, Vaca decidió investigar. Mientras tanto, Pinocho vio su oportunidad. Con un empujón, logró abrir la puerta del granero y salió rápidamente. “¡Gracias, Mosca! ¡Eres la mejor amiga del mundo!”, gritó Pinocho, corriendo hacia su amiga.
Justo en ese momento, Vaca se dio cuenta de que Pinocho había escapado. “¡Oh, no! ¡Pinocho!”, gritó, furiosa. Pero la Mosca, al ver que su amigo había escapado, decidió poner su plan en acción. “Vaca, no deberías estar tan enojada. Pinocho y yo solo queríamos divertirnos”, dijo Mosca, tratando de calmarla.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.