Cuentos de Fantasía

El Anillo Perdido de las Emociones

Lectura para 8 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rincón tranquilo del mundo, donde el mar besa suavemente la arena dorada, vivían Ana y sus dos hijas, Emma y Laia. Las tres compartían no solo un vínculo inquebrantable y el amor por la aventura, sino también una hermosa cabellera marrón que brillaba bajo el sol como hilos de cobre. Junto a ellas, siempre estaba Eilan, su noble yegua de pelaje tan marrón como el de ellas.

Un día, decidieron que era el momento perfecto para una aventura en la playa. Cargaron sus cosas y montaron a Eilan, cuyo trote suave las llevó a través de senderos floridos hasta la orilla del mar.

Mientras jugaban en la arena y reían bajo el sol, una luz peculiar capturó la atención de Laia. Al acercarse, descubrieron que la luz emanaba de una pequeña hada, cuyas alas de mariposa brillaban con los colores del arcoíris. La hada, visiblemente afligida, les reveló que había perdido su anillo mágico, el Anillo de las Emociones, que le permitía gestionar sus sentimientos y ayudar a otros a entender los suyos.

Movidas por la tristeza de la hada, Ana, Emma y Laia, con la ayuda de Eilan, se ofrecieron a buscar el anillo. Siguiendo las diminutas huellas mágicas que brillaban levemente en la arena, emprendieron su búsqueda que las llevó a explorar cuevas escondidas y a escalar rocas resbaladizas.

Después de muchas horas, cuando el sol comenzaba a ocultarse y el cielo se teñía de rosa y naranja, Emma gritó con alegría desde un pequeño arrecife. Entre las algas y las conchas, había encontrado el anillo, que emitía un suave resplandor. La hada, al ver su anillo de nuevo, bailó en el aire, y su alegría era tan contagiosa que todas se unieron en una danza improvisada en la playa.

Agradecida por su bondad y valentía, la hada les entregó una caja misteriosa como regalo. «Esta caja contiene algo muy especial, pero para abrirla, deberán encontrar el código que está ligado a lo que más valoran,» les explicó la hada.

Intrigadas, Ana, Emma y Laia pasaron días pensando en el código. Una tarde, mientras observaban el atardecer y recordaban todas sus aventuras, Laia sugirió que probaran algo relacionado con sus experiencias compartidas. Juntas, intentaron con la fecha de su primer viaje a la playa, el día en que adoptaron a Eilan, y muchos otros momentos significativos.

Finalmente, fue Emma quien tuvo la idea que abriría la caja. «¿Y si el código son nuestros nombres? ¡Somos lo más valioso las unas para las otras!» Excitadas, ingresaron en la caja ‘ANAEMMALAIA’. Con un clic suave, la caja se abrió, revelando tres pequeños medallones que brillaban con luz propia. Cada medallón estaba grabado con sus nombres y el dibujo de Eilan corriendo libre.

La hada había dado a cada una un pedazo de magia que simbolizaba su unión y fuerza juntas. Ana, Emma y Laia colgaron los medallones alrededor de sus cuellos, sintiendo un calor reconfortante al tocarlos, un recordatorio de su amor y las aventuras compartidas.

Desde ese día, siempre que enfrentaban retos o decisiones difíciles, los medallones brillaban suavemente, recordándoles el poder de la empatía y la importancia de los sentimientos. Así, con Eilan a su lado, continuaron explorando nuevos horizontes, seguras de que, mientras estuvieran juntas, podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.

Y así, entre la brisa del mar y la arena bajo sus pies, Ana, Emma y Laia vivieron muchas más aventuras, cada una más mágica que la anterior, fortalecidas siempre por el amor y la magia que compartían.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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