Cuentos de Fantasía

El Bosque de los Sueños

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rincón olvidado del mundo, donde el cielo siempre era de un azul profundo y las estrellas nunca dejaban de brillar, existía un bosque misterioso llamado El Bosque de los Sueños. Este bosque era diferente a todos los demás, porque en él, los árboles susurraban historias de amor eterno y las flores brillaban con luces suaves que solo los corazones puros podían ver.

Un día, un joven llamado Elvis se adentró en el bosque. Era un chico amable, de cabellos rizados y una mirada soñadora que reflejaba sus grandes deseos de encontrar algo especial. Elvis siempre había creído que el amor verdadero existía, pero nunca había tenido la oportunidad de vivirlo por sí mismo. Pasaba sus días pensando en los misterios del mundo y buscando aventuras, pero sentía que algo le faltaba.

En el centro del bosque, había un claro donde los árboles formaban un círculo perfecto. El lugar estaba rodeado de flores que brillaban suavemente, como si el tiempo mismo descansara allí. Elvis, siguiendo una extraña sensación que lo guiaba, caminó hasta el centro del claro. Al llegar, vio a una joven de cabellos largos y suaves, vestida con un vestido que parecía hecho de estrellas, moviéndose entre las flores. Su nombre era Dina.

Dina no era como cualquier otra persona. Su presencia estaba llena de magia, y sus ojos brillaban como dos luceros en una noche clara. Desde el primer momento en que Elvis la vio, algo en su interior despertó. Sentía que no era la primera vez que la veía, como si la conociera de toda la vida.

—¿Quién eres? —preguntó Elvis, su voz temblorosa por la emoción.

Dina lo miró con una sonrisa suave, como si supiera exactamente lo que sentía.

—Soy Dina —respondió, su voz como un canto suave. —Y tú has llegado al lugar donde los sueños se hacen realidad.

Elvis no entendió del todo sus palabras, pero algo en su corazón le decía que esta era la aventura que había estado esperando. Dina se acercó a él, y sin decir una palabra, tomó su mano. En ese momento, Elvis sintió una calidez que nunca antes había experimentado. No importaba que no conociera a Dina, sentía que su corazón la había estado buscando durante mucho tiempo.

—Este bosque tiene un secreto —dijo Dina mientras caminaban entre las flores iluminadas—. Aquí, los sueños de amor se hacen realidad, pero solo si eres capaz de ver con el corazón y no con los ojos.

Elvis la miró confundido.

—¿Qué quieres decir? —preguntó.

Dina sonrió dulcemente y miró al cielo estrellado.

—El amor verdadero no es algo que se pueda tocar ni ver, es algo que se siente. Solo cuando te permites abrir tu corazón, puedes encontrarlo, como tú lo estás haciendo ahora.

Elvis sintió que algo dentro de él comenzaba a comprender lo que Dina decía. El amor no era solo una idea o un sueño lejano, sino una sensación que podía encontrar en cualquier lugar, si realmente lo buscaba. Y en ese momento, en ese rincón del mundo, se dio cuenta de que había encontrado algo aún más valioso: alguien con quien compartir su vida.

Dina lo miró nuevamente, y sus ojos reflejaron la luz de las estrellas que brillaban sobre ellos. Sin decir una palabra más, se acercó lentamente a Elvis, como si todo el universo los estuviera empujando a un destino juntos. Elvis, sin pensarlo dos veces, cerró los ojos y la abrazó con fuerza, sabiendo que, al igual que el bosque, su amor crecería y florecería con el tiempo.

Los dos permanecieron allí, bajo las estrellas, rodeados de flores brillantes y árboles que susurraban historias de amor. El bosque, como si compartiera su felicidad, comenzó a brillar aún más intensamente, y una suave brisa los envolvió, como un abrazo de la naturaleza misma.

Con el paso de los días, Elvis y Dina pasaron todo su tiempo juntos en el bosque. Descubrieron los secretos de las estrellas, hablaron sobre sus sueños, y compartieron risas y silencios cómodos. Aunque Elvis no comprendía completamente el poder mágico de Dina, sabía que había encontrado algo más importante: una conexión profunda, un amor que no necesitaba palabras para existir.

Un día, mientras caminaban por el bosque, Dina se detuvo y miró a Elvis con una expresión seria.

—Elvis —dijo suavemente—. Este amor que hemos encontrado es especial, pero también es efímero. El Bosque de los Sueños solo permite que los sueños se hagan realidad por un tiempo. Cuando llegue el amanecer, tendrás que regresar a tu vida, y yo regresaré a mi lugar.

Elvis la miró, preocupado.

—No quiero perderte —dijo.

Dina sonrió, y sus ojos brillaron como nunca antes.

—El amor verdadero no se pierde, Elvis. Aunque nuestros caminos se separen, siempre estaremos conectados, siempre nos recordaremos. El amor que hemos compartido siempre estará en el corazón de ambos, como las estrellas en el cielo.

Con esas palabras, Elvis comprendió que el amor verdadero no necesitaba estar presente todo el tiempo, sino que vivía en los recuerdos, en el corazón y en las lecciones que nos dejaba. Aunque el Bosque de los Sueños los separaría, ellos siempre serían parte de la misma historia, un amor que nunca moriría.

Al amanecer, como había predicho Dina, ella desapareció, disolviéndose en el aire como una brisa suave. Elvis, aunque triste, sonrió, porque sabía que había vivido algo que no muchos tendrían la oportunidad de experimentar: un amor puro y verdadero.

Elvis regresó a su vida, pero nunca olvidó a Dina. Y aunque su vida continuó, siempre que miraba al cielo estrellado, sentía su presencia a su lado, como si las estrellas mismas le susurraran que, aunque no la viera, su amor nunca se apagaría.

Conclusión

El cuento de Elvis y Dina nos enseña que el amor verdadero no siempre es algo que podemos ver o tocar, sino algo que sentimos profundamente en el corazón. A veces, el amor llega de formas inesperadas y en momentos mágicos, pero siempre deja una huella que dura para siempre. Aunque el amor no siempre puede ser eterno en el tiempo, su impacto en nuestras vidas puede ser infinito, recordándonos que siempre debemos estar dispuestos a abrir nuestros corazones a las maravillas que la vida nos ofrece.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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