Cuentos de Fantasía

El Ogro Bueno

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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Había una vez, en un hermoso bosque lleno de árboles altos y ríos cristalinos, vivían varios animales y criaturas mágicas. Entre ellos, había un ogro llamado Ogro, una criatura grande con piel verde y ojos tristes. Aunque Ogro tenía un buen corazón, siempre parecía estar enfadado y estresado. Vivía en una cabaña al borde del bosque con su amiga Osa, una osa amable y cariñosa de pelaje marrón.

Cada vez que Ogro se sentía estresado o incomprendido, descargaba su frustración con Osa, gritándole y a veces incluso empujándola. Osa, con su naturaleza compasiva, soportaba el mal genio de Ogro, esperando que algún día cambiara. Sin embargo, esto nunca parecía suceder.

Los amigos de Ogro, Zorro y Lobo, no ayudaban en absoluto. Zorro, con su pelaje rojo y mirada astuta, y Lobo, fuerte y de pelaje gris, siempre lo incitaban a tomar licor cuando salían juntos. «Vamos, Ogro,» decían, «esto te ayudará a olvidar tus problemas.»

Pero el licor solo empeoraba las cosas. Ogro perdía el control y se volvía aún más agresivo, siempre desquitándose con la pobre Osa. Osa, a pesar de su paciencia y cariño, comenzó a sentirse cada vez más triste y cansada. Sabía que esta situación no podía continuar.

Una tarde, después de un episodio particularmente violento, Osa tomó una decisión. «No puedo seguir viviendo así, Ogro,» dijo con lágrimas en los ojos. «Me haces daño cuando estás así y necesito paz en mi vida.»

Ogro, aún bajo los efectos del licor, no entendió lo que Osa intentaba decirle. «¿Paz? ¿De qué estás hablando? Solo trato de lidiar con mis problemas,» respondió, sin darse cuenta del dolor que causaba.

Osa, con el corazón roto, decidió separarse de Ogro. Empacó sus cosas y se mudó a otra parte del bosque, buscando un lugar donde pudiera encontrar la paz y la felicidad que tanto deseaba. Ogro, por su parte, quedó solo en su cabaña, sin comprender completamente la magnitud de lo que había perdido.

Con el tiempo, Ogro conoció a una ogra llamada Ogra, una criatura amable con piel azul y una sonrisa cálida. Ogra no bebía licor y siempre trataba de ver el lado positivo de las cosas. Poco a poco, su influencia comenzó a cambiar a Ogro. Ella le enseñó la importancia de la amabilidad, el autocontrol y la comprensión.

Sin embargo, el camino de Ogro hacia el cambio no fue fácil. Tenía que enfrentarse a sus viejos hábitos y aprender a manejar sus emociones de manera saludable. Ogra lo apoyó en cada paso, siempre recordándole que podía ser una mejor versión de sí mismo.

Un día, mientras caminaban juntos por el bosque, Ogro y Ogra encontraron a Zorro y Lobo. «¡Ogro! ¿Vienes a beber con nosotros?» preguntaron.

Ogro, recordando las enseñanzas de Ogra y el daño que su antiguo comportamiento había causado, se negó. «No, gracias. Estoy tratando de cambiar y ser una mejor persona,» respondió con firmeza.

Zorro y Lobo se burlaron de él, pero Ogro no dejó que sus palabras lo afectaran. Sabía que estaba en el camino correcto. Continuó trabajando en sí mismo, con la ayuda de Ogra, y comenzó a ver cambios positivos en su vida.

Un día, Ogro decidió que era momento de disculparse con Osa. Sabía que había cometido muchos errores y que le debía una disculpa sincera. Con el corazón latiendo rápido, se dirigió a la nueva casa de Osa en el bosque.

Osa lo recibió con una mirada de sorpresa y cautela. «¿Qué haces aquí, Ogro?» preguntó.

«He venido a disculparme, Osa,» dijo Ogro, con la voz temblorosa. «Sé que te hice mucho daño y estoy profundamente arrepentido. Estoy trabajando en ser una mejor persona y espero que puedas perdonarme.»

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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