En un reino encantado, donde las estrellas brillaban con luz propia y los ríos murmuraban secretos antiguos, se alzaba un portal misterioso. Nadie sabía cuándo ni cómo había aparecido, pero su presencia era imposible de ignorar. Una noche, bajo la luz de una luna llena y curiosa, el portal se activó, emitiendo un resplandor que iluminó todo el reino.
De diferentes rincones del mundo, nueve personas fueron convocadas por este portal: cuatro aprendices, María, Jimena, Mavelin y Joselyn, cada una con habilidades únicas y un corazón valiente; Selena, una guerrera con una armadura que relucía como el sol de mediodía; Erick, un mago cuya túnica parecía contener el mismo cosmos; Andrés, un inventor con una mente tan rápida como sus ingeniosas creaciones; Alison, una curandera cuyas manos podían aliviar cualquier dolor; y Karla, una artista cuyos sueños se plasmaban en lienzos de infinita belleza.
Al reunirse frente al portal, una voz etérea les habló: “Han sido elegidos para una misión que decidirá el destino de vuestros mundos. Deberán cruzar tierras desconocidas, enfrentar criaturas míticas y superar obstáculos inimaginables. Solo unidos podrán desvelar el antiguo secreto que cambiará sus destinos para siempre”.
Impulsados por la curiosidad y el sentido del deber, el grupo aceptó la misión. Así comenzó su viaje, uno lleno de maravillas y peligros. La primera prueba llegó en el Bosque de los Susurros, un lugar donde los árboles hablaban y las sombras jugaban a esconder secretos. Aquí, la valentía de Selena fue crucial para proteger al grupo de unas criaturas hechas de sombra y silencio. Erick, con sus hechizos, iluminó el camino, mientras que Andrés, con sus artefactos, creó refugios seguros durante la noche.
La siguiente parada fue el Valle de las Nubes, un lugar donde la tierra flotaba y el cielo parecía estar al alcance de la mano. Aquí, la habilidad de Alison para entender la naturaleza permitió al grupo encontrar el camino correcto a través de las nubes cambiantes. Karla, con su arte, logró calmar a las criaturas aladas del valle, que se habían alarmado por la presencia de los viajeros.
Al cruzar el valle, llegaron a la Ciudad de Cristal, una metrópolis deslumbrante, pero abandonada. Aquí, las habilidades de las aprendices brillaron. María, con su conocimiento de los antiguos textos, descifró los códigos que protegían la entrada a la torre central. Jimena, con su agilidad, sorteó trampas que habrían sido fatales. Mavelin, con su fuerza, abrió caminos donde no los había, y Joselyn, con su perspicacia, descubrió el mecanismo que reveló el siguiente fragmento de su misión.
El viaje se hizo más arduo a medida que se adentraban en territorios desconocidos. Enfrentaron desafíos que pusieron a prueba no solo sus habilidades sino también su amistad. Hubo momentos de desacuerdo y miedo, pero también de risas y aprendizajes compartidos. Cada obstáculo superado los acercaba más, forjando una amistad inquebrantable.
Finalmente, llegaron al destino final, un templo antiguo escondido en lo más profundo de la Selva de los Ecos. Aquí, enfrentaron su mayor desafío. Un ser ancestral, guardián del secreto que buscaban, los desafió a probar su valía. La batalla fue intensa, cada miembro del grupo aportando sus habilidades únicas. Selena y Erick lideraron el ataque, mientras Andrés y Alison brindaban apoyo y protección. Las aprendices, con su valentía y astucia, encontraron la debilidad del guardián.
Al vencer al guardián, el templo se iluminó, revelando el secreto tan ansiado: un conocimiento antiguo sobre la unión de los mundos, un poder que podía ser tanto una bendición como una maldición. El grupo comprendió que este conocimiento debía ser protegido y usado sabiamente para el bien de todos los mundos.
Con el secreto en su poder, regresaron a sus hogares, transformados por la aventura. No solo habían descubierto un antiguo misterio, sino que también habían encontrado en cada uno de ellos una familia, unidos por la amistad y la valentía.
El portal, una vez cumplida su misión, se cerró, pero las historias de Selena, Erick, Andrés, Alison, Karla, María, Jimena, Mavelin y Joselyn se contaron en todos los rincones del mundo, inspirando a generaciones futuras a creer en la magia de la amistad y en el poder de trabajar juntos para un bien mayor.
Y así, en el reino encantado y más allá, sus nombres se convirtieron en sinónimo de valentía, sabiduría y unión, dejando un legado que perduraría a través de los tiempos.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.