Cuentos de Fantasía

Iris, la Mariposa de Colores

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un lugar mágico llamado Colorville, una mariposa llamada Iris. Colorville era un sitio maravilloso lleno de colores brillantes y alegres. Las flores eran de todos los tonos imaginables, los árboles tenían hojas de colores del arcoíris y hasta las nubes en el cielo parecían pintadas con pinceles de fantasía. Pero Iris, a pesar de vivir en un lugar tan colorido, tenía las alas de un gris pálido y blanco.

Iris siempre había soñado con tener alas multicolores como las demás mariposas. Cada vez que veía a sus amigas revolotear por el aire con sus hermosas alas de colores, sentía un pequeño pinchazo de tristeza. Ella deseaba más que nada en el mundo poder unirse a ellas en todo su esplendor.

Un día, mientras volaba cerca del colegio de Colorville, Iris escuchó las risas de los niños jugando en el patio. Decidió acercarse y observar. Los niños estaban pintando y dibujando, creando hermosas obras de arte llenas de colores vibrantes. Entonces, Iris tuvo una idea. «Quizás los niños y niñas del colegio puedan ayudarme a cumplir mi sueño de ser una mariposa de colores», pensó.

Con valentía, Iris se acercó a los niños y les habló. «Hola, amigos. Soy Iris, la mariposa. Vivo en Colorville, pero mis alas no tienen colores. Siempre he soñado con ser multicolor como las demás mariposas. ¿Me ayudarían a conseguirlo?»

Los niños, emocionados por la idea de ayudar a Iris, aceptaron con alegría. Decidieron que cada día realizarían una actividad especial para ayudar a Iris a obtener un nuevo color en sus alas.

El primer día, los niños y niñas del colegio decidieron pintar un gran mural en la pared del patio. Usaron pinturas de colores vivos: rojos, azules, verdes, amarillos y muchos más. Iris observaba con atención y, a medida que el mural cobraba vida, sintió una extraña sensación en sus alas. ¡Un precioso tono rosa comenzó a aparecer en las puntas de sus alas! Iris estaba emocionada y agradecida. «¡Gracias, amigos! ¡Ahora tengo un poco de rosa en mis alas!»

Al día siguiente, los niños decidieron hacer una fiesta de disfraces. Cada uno se vistió con trajes coloridos y divertidos. Bailaron y cantaron canciones alegres mientras Iris revoloteaba sobre ellos. De repente, notó que un tono azul brillante comenzaba a extenderse por sus alas. «¡Miren, ahora tengo azul! ¡Esto es maravilloso!»

El tercer día, los niños y niñas del colegio plantaron un jardín lleno de flores de colores. Trabajaron juntos, cavando hoyos, plantando semillas y regando las plantas. Iris se posó en una flor y sintió cómo un verde esmeralda se extendía por sus alas. «¡Ahora tengo verde! ¡Gracias, gracias, gracias!»

Los días pasaron y los niños siguieron realizando actividades para ayudar a Iris a obtener más colores. Hicieron una caminata por el bosque, recogiendo hojas y creando una gran obra de arte natural. Con esta actividad, Iris obtuvo un hermoso tono amarillo.

Otro día, hicieron una tarde de cuentos donde cada niño narró una historia llena de imaginación y aventuras. Con cada cuento, Iris sentía cómo sus alas se llenaban de más y más colores. Obtuvo un tono violeta que brillaba como las estrellas.

Finalmente, el último día, los niños organizaron un desfile de modas con ropas hechas de papel y telas de colores. Al ver a los niños desfilar con tanta alegría y creatividad, Iris notó que sus alas ya no eran grises y blancas. Estaban completamente llenas de colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, violeta y muchos más.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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