Cuentos de Fantasía

La Estrella del Bosque Encantado

Lectura para 10 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En el corazón de un reino mágico, rodeado por un bosque encantado, vivía una joven llamada Selena. Selena era conocida en todo el reino por su voz melodiosa y su habilidad para cantar como los ángeles. Desde muy pequeña, había mostrado un talento innato para la música y su voz tenía el poder de encantar a cualquiera que la escuchara. Con el tiempo, se había convertido en la cantante más famosa del reino, realizando conciertos que atraían a multitudes de todos los rincones.

Selena tenía tres amigos cercanos: Juan, José y Ana. Juan y José eran dos chicos que la habían apoyado desde sus primeros días como cantante, asistiendo a todos sus conciertos y ayudándola con los preparativos. Ana, por otro lado, también era amiga de Selena desde la infancia, pero con el tiempo, había comenzado a sentir una creciente envidia hacia ella. Ana también soñaba con ser una gran cantante, pero nunca había logrado el mismo éxito que Selena.

Una noche, Selena tenía programado un gran concierto en el claro del bosque encantado. El escenario estaba decorado con luces brillantes y elementos mágicos, como notas musicales flotantes y un fondo estrellado que parecía sacado de un cuento de hadas. La expectación en el aire era palpable, y la multitud aguardaba con ansias el comienzo del espectáculo.

Selena, con su vestido resplandeciente y su radiante sonrisa, se subió al escenario y comenzó a cantar. Su voz, clara y poderosa, llenó el aire y la magia del bosque pareció intensificarse. Juan y José estaban en primera fila, mirando a Selena con admiración y orgullo. Sin embargo, Ana se encontraba detrás del escenario, observando con una mezcla de envidia y resentimiento.

A medida que avanzaba el concierto, los aplausos y vítores de la multitud crecían. Pero Ana, cegada por la envidia, no podía soportar más ver el éxito de su amiga. Con el corazón lleno de rencor, decidió que debía hacer algo para detener a Selena y tomar su lugar.

Durante el intermedio, mientras Selena descansaba tras bambalinas, Ana se acercó a ella con una falsa sonrisa. «Selena, estás cantando maravillosamente, como siempre», dijo Ana, tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos.

«Gracias, Ana», respondió Selena, sin sospechar nada. «Es un gran concierto, y estoy feliz de que estés aquí para verlo.»

Ana, aprovechando el momento, le ofreció a Selena una bebida. «Aquí, toma un poco de agua. Debes estar cansada.»

Selena, agradecida, tomó el vaso y bebió. Poco sabía que Ana había añadido un potente veneno a la bebida. Momentos después, Selena comenzó a sentirse mal. Su visión se nubló y sus fuerzas se desvanecieron. Cayó al suelo, luchando por respirar.

Ana, con una frialdad inhumana, observó cómo su amiga se desplomaba. «Lo siento, Selena, pero tu tiempo en el escenario ha terminado», murmuró para sí misma.

La noticia de la caída de Selena se esparció rápidamente entre la multitud y los murmullos de preocupación llenaron el aire. Juan y José, al ver que algo andaba mal, corrieron detrás del escenario y encontraron a Selena en el suelo, apenas consciente. «¡Selena! ¿Qué te ha pasado?» exclamó Juan, mientras José corría en busca de ayuda.

Los curanderos del reino fueron llamados de inmediato. Intentaron todo lo que estaba a su alcance, pero el veneno era poderoso y Selena no respondía a los tratamientos. En su lecho de dolor, Selena apenas podía hablar, pero logró susurrar a sus amigos: «Por favor, no dejen que la música muera…».

Con esas palabras, Selena cerró los ojos y su espíritu abandonó este mundo, dejando a todos los presentes en una profunda tristeza. La noticia de su muerte se propagó por todo el reino y el bosque encantado perdió parte de su brillo.

Juan y José, devastados por la pérdida de su amiga, no podían entender qué había sucedido. Sin embargo, sus corazones les decían que algo no estaba bien. Decidieron investigar lo que había pasado y, poco a poco, comenzaron a sospechar de Ana. Recordaban cómo había actuado de manera extraña esa noche y cómo su envidia hacia Selena había crecido con el tiempo.

Un día, mientras revisaban las pertenencias de Selena en busca de respuestas, encontraron una carta escrita por Ana. En la carta, Ana confesaba sus celos y su deseo de ser la única estrella del reino. Al leer las palabras de Ana, Juan y José sintieron una mezcla de ira y tristeza. No podían creer que alguien que había sido amiga de Selena pudiera hacer algo tan terrible.

Decididos a hacer justicia, confrontaron a Ana. La encontraron en su casa, practicando para lo que pensaba sería su gran debut. «Ana, sabemos lo que hiciste», dijo Juan con voz firme. «Encontramos tu carta. ¿Cómo pudiste traicionar a Selena de esa manera?»

Ana, al verse descubierta, intentó defenderse. «No entienden. Yo también quería ser una estrella. Selena tenía todo y yo… yo no tenía nada.»

«¡Selena te consideraba su amiga! Nunca debiste haber dejado que la envidia te consumiera así», replicó José.

Las palabras de Juan y José hicieron mella en Ana. Se dio cuenta del terrible error que había cometido y rompió a llorar. «No quería que esto sucediera. La envidia me cegó y ahora he perdido a mi amiga y a mí misma.»

Juan y José, aunque enfurecidos, sabían que el odio y la venganza no traerían de vuelta a Selena. «Ana, lo que hiciste está mal y debes responder por ello. Pero también creemos que todos merecen una segunda oportunidad. Si realmente lamentas tus acciones, ayúdanos a honrar la memoria de Selena de una manera que haga justicia a su espíritu.»

Ana, arrepentida y decidida a enmendar sus errores, aceptó. Juntos, los tres idearon un plan para organizar un concierto en memoria de Selena. El evento sería una celebración de su vida y su música, y serviría para recordar al reino la importancia del amor, la amistad y el perdón.

La preparación del concierto fue un trabajo arduo, pero Juan, José y Ana trabajaron incansablemente. Invitaron a otros músicos del reino, decoraron el escenario con luces y elementos mágicos, y difundieron la noticia del concierto por todos lados.

El día del concierto, el claro del bosque encantado se llenó de personas que venían a rendir homenaje a Selena. Ana, con el corazón lleno de pesar y arrepentimiento, subió al escenario junto a Juan y José. «Hoy estamos aquí para recordar a una persona maravillosa, una amiga y una increíble cantante, Selena», dijo Ana con lágrimas en los ojos. «Ella nos enseñó la importancia de la música, la amistad y el amor. Este concierto es para ella.»

La música comenzó a sonar y el aire se llenó con las melodías que Selena había amado. Ana cantó con todo su corazón, deseando poder redimir sus errores. Juan y José tocaron sus instrumentos, recordando a su querida amiga.

A medida que el concierto avanzaba, una luz brillante apareció en el cielo. Las notas musicales que flotaban en el aire comenzaron a formar una figura luminosa: era el espíritu de Selena, que había venido a agradecerles por honrar su memoria.

«Gracias, amigos», dijo la figura luminosa con una voz suave. «No guarden rencor en sus corazones. La música y la amistad son lo que realmente importa.»

Con esas palabras, el espíritu de Selena se desvaneció, dejando una sensación de paz y consuelo en todos los presentes. El concierto continuó, y cada nota tocada y cada canción cantada resonaron con el amor y la amistad que Selena había inspirado.

Ana, Juan y José sabían que nunca olvidarían a Selena y que siempre la llevarían en sus corazones. Aprendieron que la envidia y el rencor solo traen dolor, y que el perdón y el amor son las verdaderas fuentes de la felicidad.

Desde ese día, el bosque encantado recuperó su brillo y la música de Selena continuó resonando en el corazón de todos. Ana, habiendo aprendido una valiosa lección, dedicó su vida a ayudar a otros y a compartir la música que tanto había amado Selena. Juan y José siguieron tocando, manteniendo viva la memoria de su amiga a través de cada melodía.

Así, el reino mágico se convirtió en un lugar donde la música, la amistad y el amor prevalecían, recordando siempre la historia de Selena y la gran lección que había dejado para todos.

Fin.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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