Era una noche fría y tormentosa en Ciudad Ninjago. Las ráfagas de viento aullaban entre los árboles y arbustos, y los grillos cantaban al compás del agua que golpeaba las ventanas y chocaba contra las piedras. En esta escena tan sombría, una figura encapuchada se movía apresuradamente, protegiendo una caja de cartón con sus brazos. Finalmente, se detuvo frente a la gran puerta del Monasterio del Spinjitzu y dejó la caja en el umbral.
Dentro de la caja, envuelta en una manta suave, yacía una bebé recién nacida. Junto a ella, un papel con un único nombre escrito: Rei. La mujer tocó la puerta y desapareció en la oscuridad, justo antes de que la puerta se abriera.
El Maestro Wu, líder y guía del Monasterio, fue quien respondió al llamado. Al abrir, su primera reacción fue de sorpresa, pues no había nadie en vista. Sin embargo, sus ojos pronto se posaron en la pequeña caja en el suelo. Con cuidado, la levantó entre sus brazos y cerró la puerta. Detrás de él, los jóvenes ninjas entrenados en el Monasterio se acercaron curiosos. Lloyd, Kai, Jay, Zane, Nya y Cole rodearon al Maestro, ansiosos por ver qué contenía la misteriosa caja.
Al retirar la manta, el grupo quedó en silencio, contemplando a la pequeña Rei. Aunque ninguno sabía de dónde venía o quién la había dejado, el Maestro Wu sintió de inmediato un fuerte sentido del deber hacia ella. «La entrenaremos como una de los nuestros», declaró con voz firme, y así Rei se convirtió en parte del Monasterio del Spinjitzu.
Con el paso de los años, Rei creció bajo la tutela del Maestro Wu y la compañía de los otros ninjas. Aprendió las artes del Spinjitzu con una habilidad sorprendente, mostrando un talento natural que impresionaba incluso a sus hermanos mayores. A los once años, ya era una ninja habilidosa, capaz de combinar la fuerza física con un agudo sentido de la estrategia.
Una tarde, mientras Rei entrenaba en el patio del Monasterio, un pájaro mensajero llegó con una nota urgente. El pueblo cercano estaba siendo atacado por el temible Lord Garmadon, un enemigo antiguo del Monasterio. Sin perder un segundo, Rei se ofreció para ir en ayuda, a pesar de las preocupaciones de sus hermanos.
Con el permiso del Maestro Wu, Rei se aventuró sola en la tormenta que se avecinaba. Al llegar al pueblo, encontró a los habitantes acorralados y aterrorizados. Sin dudarlo, se enfrentó a los invasores con una valentía que desmentía su corta edad. Usando sus conocimientos de Spinjitzu, creó un torbellino que desarmó a los atacantes y les hizo retroceder.
La batalla fue dura, pero al final, Rei logró repeler al enemigo. Exhausta pero victoriosa, regresó al Monasterio donde fue recibida como una heroína. Esa noche, mientras los ninjas celebraban, el Maestro Wu llevó a Rei aparte y le entregó un regalo especial: una insignia que simbolizaba su pertenencia y valor dentro del Monasterio.
Desde aquel día, Rei no solo fue conocida como la niña que llegó en una caja, sino como una verdadera guerrera del Spinjitzu. Su historia se convirtió en leyenda, una que se contaría por generaciones, demostrando que el coraje y la determinación no conocen de edades ni orígenes.




Ninjago.