Cuentos de Fantasía

La Noche Mágica de Edmon y Ema

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En el pequeño pueblo de Lunasol, en una casita acogedora al final de la calle Roble, vivían Edmon y su hermanita Ema. Edmon tenía siete años y Ema cinco. Eran inseparables, siempre juntos en travesuras y juegos, explorando cada rincón de su pequeño mundo.

Una tarde de verano, mientras jugaban en el jardín, Edmon sintió que algo se movía en su boca. Con un toque de la lengua, descubrió que uno de sus dientes delanteros estaba flojo. «¡Ema, mira! ¡Mi diente está flojo!» exclamó Edmon, mostrando su diente a Ema.

«¡Vamos a decirle a mamá!» gritó Ema, tirando de la mano de Edmon hacia la casa. La mamá de Edmon y Ema les explicó que esto era parte de crecer y que pronto Edmon tendría un nuevo diente en lugar del flojo.

Esa noche, después de que el diente finalmente se cayera durante la cena, Edmon colocó el diente bajo su almohada. «Dicen que si pones tu diente bajo la almohada, ¡el Ada De Los Dientes vendrá y te dejará una sorpresa!» le había dicho su mamá.

Edmon y Ema, demasiado emocionados para dormir, decidieron quedarse despiertos para tratar de ver al Ada De Los Dientes. Se acomodaron en la cama de Edmon, bajo una manta, con una linterna y esperaron.

Pasaron horas, y cada sombra y cada sonido los hacía saltar de emoción. Justo cuando los ojos de Ema comenzaban a pesarle por el sueño, una luz suave llenó la habitación. Era Ada De Los Dientes, más hermosa de lo que jamás pudieron imaginar. Tenía alas que brillaban como el rocío bajo el sol y una sonrisa que les hizo sentir como si estuvieran viendo a una vieja amiga.

Ada se acercó a la cama, sin notar a los dos pequeños espías debajo de la manta. Con un movimiento grácil, sacó el diente de debajo de la almohada de Edmon y dejó en su lugar una moneda de oro que brillaba en la oscuridad.

Justo cuando estaba a punto de irse, Edmon, incapaz de contener su curiosidad, asomó la cabeza y dijo: «¡Hola, Ada! ¿Nos has traído un regalo?»

Ada, sorprendida pero sonriente, respondió: «Así es, Edmon. ¿Y quién es esta pequeña con quien compartes tu aventura?»

«Soy Ema,» dijo ella, saliendo de la manta con una gran sonrisa.

«Qué placer conocerlos. Ya veo que son muy valientes y curiosos. Eso es maravilloso,» dijo Ada. Luego, con una voz suave y amable, les contó historias sobre los dientes que había recogido en sus viajes, y cómo cada diente guardaba los sueños y esperanzas de los niños alrededor del mundo.

Edmon y Ema escuchaban fascinados, colgando de cada palabra que Ada decía. Al final, antes de despedirse, Ada les dijo: «Recuerden, cada diente que dejan bajo la almohada lleva consigo un sueño. Y mientras sigan soñando, siempre habrá magia en el mundo.»

Con eso, Ada De Los Dientes desapareció tan silenciosamente como había llegado, dejando atrás una habitación llena de magia y dos niños con corazones llenos de maravilla.

A la mañana siguiente, Edmon y Ema corrieron a contarle a sus padres sobre su encuentro mágico. Aunque era difícil de creer, la moneda de oro bajo la almohada de Edmon era prueba de que algo extraordinario había ocurrido esa noche.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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