En un lugar lejano, donde el cielo nocturno brillaba con estrellas como diamantes, vivían cuatro primos muy especiales. Eran Danna, Miguelin, Gene y Danni. Aunque cada uno tenía una personalidad única, compartían algo en común: su amor por la imaginación y la aventura.
Un día, mientras estaban sentados en el jardín de la casa de sus abuelos, escucharon hablar de un extraño y mágico suceso que ocurriría en Navidad. Según la leyenda, Santa Claus llegaría antes de lo habitual y traería consigo regalos inesperados para los niños que creyeran en él con todo su corazón.
Los cuatro primos se miraron entre sí, llenos de emoción y curiosidad. ¿Sería cierto? ¿Santa Claus llegaría antes de tiempo? Comenzaron a hablar sobre lo que podrían pedirle si era verdad. Danna quería un poni rosa, Miguelin deseaba un cohete espacial, Gene anhelaba un robot que pudiera bailar y Danni quería un árbol de caramelos que nunca terminara de crecer.
Mientras hablaban, apareció un personaje misterioso en el jardín. Era una anciana con un abrigo largo y un sombrero que parecía un gorro de Navidad. Tenía ojos brillantes y una sonrisa que parecía decir: «Sé un secreto que ninguno de ustedes conoce».
«Hola, pequeños», dijo la anciana con una voz suave. «Me llamo la Señora Noel. He estado escuchando su conversación y me parece que están muy emocionados por la posible llegada de Santa Claus».
Los cuatro primos se quedaron en silencio, mirándola con curiosidad. La Señora Noel se sentó en una silla de madera que había en el jardín y comenzó a hablar.
«Sí, es cierto que Santa Claus llegará antes de lo habitual. Pero no solo traerá regalos, también traerá una sorpresa muy especial para los niños que crean en él con todo su corazón».
Danna, Miguelin, Gene y Danni se miraron entre sí, llenos de emoción. ¿Qué sería la sorpresa? La Señora Noel continuó hablando.
«La sorpresa es una noche mágica en el Polo Norte. Santa Claus necesita la ayuda de cuatro niños valientes y decididos para preparar todo para la Nochebuena. ¿Quiere ustedes cuatro acompañar a Santa Claus en esta aventura?»
Los cuatro primos se miraron entre sí y, sin decir una palabra, asintieron con la cabeza. La Señora Noel sonrió y les dio un paquete envuelto en papel de regalo.
«Esto es un regalo especial para ustedes cuatro. Ábranlo cuando estén listos para partir hacia el Polo Norte».
La Señora Noel desapareció tan rápido como había aparecido. Los cuatro primos se quedaron en silencio, mirando el paquete que tenían en sus manos. ¿Qué podría haber dentro?
Después de un rato, decidieron abrir el paquete. Dentro encontraron cuatro pequeños trajes verdes con un cinturón rojo y un sombrero que parecía un gorro de Navidad. También había un mapa que parecía mostrar el camino hacia el Polo Norte.
Danna, Miguelin, Gene y Danni se miraron entre sí y sonrieron. Estaban listos para partir hacia la aventura de su vida. Se vistieron con los trajes y se prepararon para el viaje.
La noche siguiente, cuando el cielo estaba lleno de estrellas, los cuatro primos se subieron a un trineo que parecía haber aparecido de la nada. El trineo se elevó del suelo y comenzó a volar hacia el Polo Norte.
Durante el viaje, vieron muchas cosas increíbles: ciudades iluminadas, ríos congelados y bosques nevados. Finalmente, llegaron al Polo Norte, donde los esperaba Santa Claus.
«Hola, pequeños», dijo Santa Claus con una sonrisa. «Me alegra que hayan aceptado mi invitación. Necesito su ayuda para preparar todo para la Nochebuena».
Juntos, los cuatro primos y Santa Claus trabajaron durante horas, preparando regalos, decorando el árbol de Navidad y cocinando una deliciosa cena. La noche estaba llena de magia y risas.
Finalmente, llegó la hora de partir. Santa Claus les dio a cada uno de ellos un regalo especial: un poni rosa para Danna, un cohete espacial para Miguelin, un robot que podía bailar para Gene y un árbol de caramelos que nunca terminaría de crecer para Danni.
Los cuatro primos se subieron al trineo y regresaron a casa, llenos de felicidad y con recuerdos que nunca olvidarían. La noche mágica en el Polo Norte había sido la aventura de su vida.
Al día siguiente, los cuatro primos se reunieron en el jardín de la casa de sus abuelos y hablaron sobre su aventura. La Señora Noel apareció de nuevo y les dio un regalo final: un libro que contaba la historia de su noche mágica en el Polo Norte.
«Recuerden», dijo la Señora Noel, «la magia de la Navidad está en sus corazones. Nunca la pierdan».
Y con eso, la Señora Noel desapareció. Los cuatro primos sonrieron y se abrazaron entre sí, sabiendo que siempre tendrían la magia de la Navidad en sus corazones.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.