Cuentos de Fantasía

La sonrisa de Sofía

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En un pequeño pueblo rodeado de bosques espesos, vivía una mujer llamada Sofía. Era conocida por su belleza y su sonrisa encantadora, una sonrisa que podía iluminar hasta el día más gris. Los aldeanos la adoraban, siempre dispuestos a ayudarla en cualquier cosa que necesitara. Nadie sospechaba que detrás de esa dulce expresión se ocultaba la más pura maldad.

Sofía tenía un secreto oscuro. Desde niña, había descubierto que tenía el poder de manipular las emociones de los demás. Con una simple sonrisa, podía hacer que la gente confiara ciegamente en ella, y con una mirada tierna, podía lograr que cumplieran todos sus deseos. Este poder había crecido con el tiempo, y Sofía lo usaba para su propio beneficio, sin importarle a quién perjudicaba.

Un día, llegó al pueblo un viajero llamado Patrick. Era un hombre sabio y observador, con una intuición que pocos podían igualar. Desde el primer momento, sintió que algo no estaba bien con Sofía. Su sonrisa, aunque radiante, le parecía extrañamente fría, como si careciera de verdadera emoción.

Patrick decidió quedarse en el pueblo por un tiempo para investigar. Se hizo amigo de los aldeanos y pronto escuchó historias sobre Sofía. Todas eran elogiosas, pero había pequeños detalles que le llamaban la atención. La forma en que la gente hablaba de ella, como si estuvieran hechizados, le hizo sospechar aún más.

Patrick comenzó a observar a Sofía desde lejos. La veía interactuar con los aldeanos, siempre con esa sonrisa perfecta, y notó cómo la gente a su alrededor se volvía sumisa y complaciente. Decidido a descubrir la verdad, Patrick decidió acercarse a Sofía y ganarse su confianza.

Una mañana, mientras Sofía paseaba por el mercado, Patrick se le acercó con una sonrisa amable.

—Buenos días, Sofía. Me llamo Patrick. Soy un viajero y he oído mucho sobre ti. Quisiera conocerte mejor —dijo con cortesía.

Sofía le devolvió la sonrisa, aunque en su interior sentía una pequeña alarma. Había algo en la mirada de Patrick que le hacía sentir incómoda.

—Claro, Patrick. Será un placer —respondió ella con su voz melodiosa.

A medida que pasaban los días, Patrick y Sofía pasaron más tiempo juntos. Patrick era cauteloso, nunca dejaba entrever sus sospechas. Escuchaba atentamente cada palabra de Sofía y observaba cada uno de sus movimientos. Poco a poco, fue descubriendo pequeños detalles que confirmaban sus sospechas. La forma en que Sofía controlaba a los aldeanos, cómo obtenía todo lo que quería sin esfuerzo, y la manera en que nadie podía decirle que no.

Una noche, mientras cenaban en la taberna del pueblo, Patrick decidió que era momento de confrontarla.

—Sofía, hay algo que quiero preguntarte —dijo Patrick con seriedad.

Sofía lo miró con curiosidad, aunque su corazón comenzó a latir más rápido.

—Dime, Patrick. ¿Qué quieres saber?

—He notado que tienes una gran influencia sobre los aldeanos. Parecen hacer todo lo que les pides sin cuestionarlo. Me pregunto, ¿cómo lo haces?

Sofía mantuvo su sonrisa, pero sus ojos mostraban un destello de inquietud.

—Solo soy amable con ellos, Patrick. La gente responde bien a la amabilidad.

Patrick no estaba convencido. Decidió presionarla un poco más.

—Sé que hay algo más, Sofía. He visto cómo los controlas. ¿Cuál es tu secreto?

Sofía sintió que su fachada comenzaba a resquebrajarse. Sabía que no podía seguir ocultando la verdad por mucho tiempo.

—Patrick, no sabes lo que dices. No tengo ningún secreto —respondió, tratando de mantener la calma.

Pero Patrick no se dejó engañar. Sabía que estaba cerca de la verdad y no pensaba rendirse.

—Sofía, puedes confiar en mí. No quiero hacerte daño. Solo quiero entender.

Sofía suspiró profundamente. Sabía que había llegado el momento de revelar su secreto.

—Está bien, Patrick. Te contaré la verdad. Desde niña, descubrí que tenía el poder de manipular las emociones de los demás. Con una simple sonrisa, puedo hacer que la gente confíe en mí y haga lo que deseo. No lo elegí, pero aprendí a usarlo a mi favor.

Patrick la escuchó atentamente, sin interrumpirla.

—Al principio, no entendía mi poder, pero con el tiempo, descubrí cómo usarlo para conseguir lo que quería. Nunca pensé en el daño que podría causar, solo en los beneficios que obtenía.

Patrick asintió, comprendiendo la difícil situación de Sofía.

—Sofía, ese poder es una gran responsabilidad. Debes usarlo con sabiduría y para el bien, no para tu propio beneficio.

Sofía bajó la mirada, sintiendo una mezcla de vergüenza y tristeza.

—Lo sé, Patrick. Pero es difícil resistirse. Es como una adicción. Necesito tu ayuda para aprender a controlarlo.

Patrick le sonrió con comprensión.

—No te preocupes, Sofía. Te ayudaré. Juntos, encontraremos la manera de usar tu poder para ayudar a los demás.

Con el tiempo, Sofía y Patrick trabajaron juntos para controlar el poder de Sofía. Patrick le enseñó técnicas para resistir la tentación de manipular a los demás y a usar su don de manera positiva. Los aldeanos comenzaron a notar un cambio en Sofía. Su sonrisa seguía siendo encantadora, pero ahora reflejaba verdadera bondad y empatía.

Poco a poco, Sofía se ganó la confianza y el respeto genuino de los aldeanos, no por su poder, sino por su verdadera personalidad. Aprendió que el verdadero valor de su don estaba en ayudar a los demás y no en aprovecharse de ellos.

Con el tiempo, el pueblo se convirtió en un lugar aún más feliz y próspero. Sofía usaba su poder para calmar disputas, ayudar a los necesitados y hacer que todos se sintieran valorados y amados. Los aldeanos ya no la veían como una figura de autoridad a la que debían obedecer, sino como una amiga en la que podían confiar.

Y así, en ese pequeño pueblo rodeado de bosques espesos, Sofía encontró la redención y el propósito verdadero de su don. Con la ayuda de Patrick, descubrió que la verdadera magia no estaba en manipular las emociones de los demás, sino en usar su poder para traer alegría y armonía a su comunidad.

Sofía y Patrick se convirtieron en grandes amigos y, juntos, continuaron trabajando por el bienestar del pueblo. Los aldeanos vivieron felices, sabiendo que contaban con el apoyo incondicional de Sofía y Patrick, quienes siempre estaban dispuestos a ayudar y proteger a su querida comunidad.

Y así, la historia de Sofía y Patrick se convirtió en una leyenda que se contaba de generación en generación, recordando a todos la importancia de la amistad, la empatía y el verdadero valor de los dones que poseemos.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario