Cuentos de Fantasía

Más allá de la pantalla, un mundo de magia espera

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Tomi era un niño que amaba mucho sus pantallas. Desde que se levantaba hasta que se acostaba, siempre tenía en la mano un celular, una tablet o veía dibujos animados en la televisión. Pasaba horas y horas frente a esas luces brillantes, sin moverse casi nada y sin mirar a su alrededor. Su mamá le decía, “Tomi, hijo, sal a jugar un rato, mira qué lindo día hace afuera” pero Tomi solo respondía, “Un momentito más, mamá, estoy viendo esto.” Y así pasaba el día, sin correr, ni saltar, ni imaginar cosas nuevas.

Una noche, cuando Tomi ya estaba en su cuarto para irse a dormir, apagaron todas las pantallas que tanto le gustaban: la televisión, el celular y la tablet ya no tenían luz ni sonido. La oscuridad llenó el cuarto y Tomi se sintió un poco extraño. Entonces vio algo que no había notado antes, una pequeña linterna olvidada en un rincón de su cajón. La linterna era especial, pequeñita, pero con dibujos de colores que parecían brillar incluso en la oscuridad.

Con curiosidad, Tomi la tomó y la encendió. En ese momento, algo mágico sucedió. La luz de la linterna creció y creció, envolviendo a Tomi en un resplandor cálido y suave. De repente, se encontró en un lugar muy diferente al de su habitación. Estaba en un mundo maravilloso donde todo parecía salido de un cuento de hadas.

Delante de él apareció un enorme dragón de escamas brillantes que parecía muy amable. “Hola, Tomi,” dijo el dragón con una voz profunda y cariñosa, “me llamo Brillo. Ven, te mostraré este mundo mágico donde todo es posible si usas tu imaginación.” Tomi subió lentamente a lomos de Brillo y juntos comenzaron a volar. Al principio, tenía un poco de miedo, pero pronto sintió que el viento le acariciaba la cara y que era tan divertido que no quería bajar nunca más.

Desde el aire, Tomi podía ver prados infinitos llenos de flores de todos los colores. Eran tan coloridas que parecían bailar al ritmo del viento. Brillo aterrizó suavemente en uno de esos prados, y Tomi comenzó a caminar. Mientras pisaba la hierba suave, de repente florecieron flores nuevas cada vez que él daba un paso. Era como si el prado estuviera vivo y quisiera jugar con él.

Mientras exploraba el campo, apareció una niña llamada Lila. Tenía el pelo tan brillante como el sol y llevaba una corona de pequeñas flores que parecían cantar cuando el viento soplaba. Lila le dijo a Tomi, “Bienvenido a nuestro mundo. Aquí la imaginación manda, y cada rincón esconde un secreto. ¿Quieres conocer las cuevas brillantes?” Tomi, muy emocionado, aceptó acompañarla.

Caminaron juntos hacia un bosque cercano donde las hojas de los árboles brillaban como si estuvieran cubiertas de polvo de estrellas. Entraron en una cueva oscura, pero con la linterna mágica de Tomi la cueva iluminó todo su interior con luces de colores. Allí dentro, piedras de cristal emitían suaves melodías que hacían sentirse contento y sonriente a Tomi. “Esto es tan diferente a mirar una pantalla, ¿verdad?” le dijo Lila. “Aquí puedes tocar, sentir y escuchar todo de verdad.”

Después, siguieron al sonido de una música maravillosa hasta llegar a un bosque muy especial. Era un bosque musical donde los árboles tenían hojas que sonaban como campanas y los pájaros cantaban melodías que nunca había escuchado antes. En ese bosque, Tomi conoció a un pequeño duende llamado Pipo que tocaba una flauta mágica. Pipo le enseñó a Tomi a hacer música con los sonidos del bosque y juntos improvisaron una canción que llenó el aire de alegría y magia.

Tomi se sentía feliz y sorprendido, porque nunca antes había vivido algo tan especial sin usar ninguna pantalla. Con sus nuevos amigos y las aventuras que vivía, notaba que su cuerpo también se movía, cantaba y reía, todo junto y de verdad.

Después de recorrer el bosque musical, el dragón Brillo volvió a aparecer y le dijo a Tomi que era momento de regresar a su casa. Pero antes, le dio un pequeño regalo: “Esta linterna siempre estará contigo, Tomi. Cuando quieras, solo enciéndela y podrás volver a este mundo mágico. Solo recuerda que la imaginación que tienes dentro es tan poderosa como cualquier pantalla.”

Tomi se despidió de Lila, Pipo y Brillo con un abrazo fuerte. Cerró los ojos y cuando los abrió estaba nuevamente en su cuarto, la linterna mágica en su mano. Esta vez, en lugar de mirar su celular, salió corriendo a contarles a sus papás las aventuras que había vivido.

Al día siguiente, Tomi decidió dejar un rato sus dispositivos electrónicos y salió al patio. Allí empezó a inventar juegos con palos, con hojas, a correr y a saltar, haciendo nuevas historias en su mente. Recordaba las flores que crecían a cada paso, las melodías en el bosque y la sensación de volar en el dragón.

Sus papás se sorprendieron al verlo tan feliz y activo, y Tomi les dijo: “Ya no necesito estar todo el día frente a las pantallas. Con mi linterna mágica puedo imaginar cosas increíbles y jugar en el mundo real, que es mucho más divertido y bonito.” Desde entonces, Tomi aprendió a compartir su tiempo: un poquito con las pantallas, pero mucho más con sus juegos, sus amigos y la naturaleza alrededor.

Así, tomándose de la mano con la imaginación y el mundo real, Tomi descubrió que no hace falta una pantalla para vivir aventuras maravillosas, porque la magia está dentro de cada uno, esperando a ser encendida con solo mirar, sentir y jugar. Y en cada momento, cuando quiere volver a soñar despierto, enciende su linterna, que le recuerda que la vida puede ser un cuento de fantasía lleno de juegos sin fin.

Gracias a eso, Tomi vive cada día con alegría, moviéndose, explorando y mirando siempre a su alrededor, porque ahora sabe que el mundo real es el lugar más mágico que hay. Y así termina su historia, pero comienza una aventura nueva, todos los días, con la imaginación y la linterna mágica en la mano.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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