En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía un niño llamado Roli. Roli era un niño muy curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Tenía el cabello castaño y una sonrisa que iluminaba cualquier lugar. Vivía con su papá, Papá Rolando, un hombre alto y amable con el cabello del mismo color que el de su hijo. Juntos, compartían muchas aventuras, pero ninguna tan especial como la que estaban a punto de vivir.
Un día, mientras exploraban el bosque cercano a su casa, encontraron a un pequeño perrito blanco con un pelaje esponjoso. El perrito parecía perdido, así que Roli decidió llevarlo a casa. Lo llamaron Kailon. Lo que Roli y Papá Rolando no sabían era que Kailon no era un perro común. Kailon podía hablar.
Esa noche, cuando todos estaban listos para dormir, Roli escuchó una voz suave que venía del rincón donde Kailon dormía. «Gracias por llevarme a tu casa, Roli,» dijo la voz. Roli se frotó los ojos, pensando que estaba soñando. Pero no, Kailon estaba hablando de verdad.
«¡Papá, ven rápido!» llamó Roli. Papá Rolando entró corriendo a la habitación y también escuchó la voz de Kailon. «No se asusten,» dijo Kailon. «Soy un perro mágico del Bosque Encantado. Puedo hablar y tengo muchos secretos que contarles.»
Roli y Papá Rolando estaban maravillados. Pasaron horas escuchando las historias de Kailon sobre el Bosque Encantado, un lugar lleno de árboles brillantes, flores que cantan y ríos de agua cristalina que susurran secretos. Kailon les contó que había llegado al pueblo buscando ayuda, pues el Bosque Encantado estaba en peligro.
Al día siguiente, Roli, Papá Rolando y Kailon se embarcaron en una nueva aventura para salvar el Bosque Encantado. Caminando a través del bosque, llegaron a un claro donde los árboles parecían más oscuros y las flores no cantaban. Kailon explicó que un hechizo malvado había caído sobre el bosque, y solo la bondad y el coraje podrían romperlo.
Juntos, comenzaron a realizar varias actividades para devolver la vida al bosque. Primero, recogieron ramas caídas y construyeron pequeñas casitas para los animales que habían perdido sus hogares. Luego, Roli y Papá Rolando cantaron canciones alegres para animar a las flores a volver a cantar. Kailon, con su magia, hizo que los ríos susurraran palabras de aliento a los árboles tristes.
Mientras trabajaban, conocieron a muchos habitantes del Bosque Encantado. Había ardillas que podían volar, búhos que contaban historias antiguas y ciervos con astas de cristal. Todos se unieron a Roli, Papá Rolando y Kailon en su misión para salvar el bosque.
Un día, mientras exploraban una cueva escondida, encontraron una antigua inscripción en la pared. Decía que el corazón puro de un niño y la sabiduría de un adulto podrían romper el hechizo si trabajaban juntos. Roli y Papá Rolando comprendieron que debían combinar sus fuerzas y conocimientos para salvar el bosque.
Decidieron organizar una gran fiesta en el claro del bosque. Invitaron a todos los animales y criaturas mágicas. Había música, baile y risas por todas partes. Durante la fiesta, Roli y Papá Rolando hablaron sobre la importancia de la bondad, el trabajo en equipo y el amor por la naturaleza. Kailon, con su voz suave, susurraba palabras mágicas que se mezclaban con la alegría de la fiesta.
A medida que la fiesta continuaba, algo increíble comenzó a suceder. Los árboles oscuros empezaron a brillar nuevamente, las flores comenzaron a cantar y los ríos volvieron a susurrar con fuerza. El Bosque Encantado estaba recuperando su magia. Todos los presentes aplaudieron y vitorearon, sabiendo que habían logrado algo maravilloso.
Kailon, con lágrimas de felicidad en sus ojos, agradeció a Roli y Papá Rolando por su valentía y bondad. «Gracias a ustedes, el Bosque Encantado está a salvo. Siempre serán bienvenidos aquí, y su bondad será recordada por siempre.»
Roli y Papá Rolando regresaron a su pueblo con el corazón lleno de alegría. Sabían que siempre tendrían un lugar especial en el Bosque Encantado y que su amistad con Kailon sería eterna.
A partir de entonces, Roli y Papá Rolando visitaron el Bosque Encantado con frecuencia, siempre acompañados de Kailon. Juntos, vivieron muchas más aventuras y aprendieron valiosas lecciones sobre la importancia de cuidar la naturaleza y trabajar en equipo.
Y así, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, la historia de Roli, Papá Rolando y el perrito Kailon se convirtió en una leyenda que se contaba de generación en generación. Una historia sobre amistad, magia y la increíble capacidad de razonar y actuar con el corazón.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.