Era una noche tranquila y estrellada. Amelie, una niña de tres años con el cabello corto y rubio, estaba acurrucada en su cama. Su madre, Florencia, con su largo cabello rubio, se sentó a su lado, lista para contarle un cuento antes de dormir. A Amelie le encantaban las historias de unicornios y corazones, y esa noche no sería la excepción.
«Mamá, cuéntame una historia de unicornios y corazones», pidió Amelie con sus grandes ojos brillantes.
Florencia sonrió y comenzó: «Había una vez, en un reino muy lejano, un hermoso unicornio que vivía en un bosque encantado. Su cuerno brillaba como las estrellas y tenía un corazón tan puro que hacía florecer todo a su alrededor…»
Mientras Florencia narraba la historia, Amelie se sentía cada vez más adormilada, imaginando las maravillas del bosque encantado. Pero, de repente, algo mágico sucedió. Una suave luz comenzó a envolverlas, y antes de que pudieran darse cuenta, se encontraron de pie en medio de un bosque resplandeciente, tal y como Florencia lo había descrito.
«Mamá, ¿dónde estamos?» preguntó Amelie, sorprendida pero emocionada al mismo tiempo.
«Creo que estamos dentro del cuento», respondió Florencia, mirando a su alrededor con asombro. «Esto es increíble.»
A su alrededor, los árboles estaban llenos de luces brillantes y flores de todos los colores. Un unicornio blanco, con un cuerno dorado, apareció ante ellas. Su presencia era majestuosa y serena.
«Bienvenidas, Amelie y Florencia», dijo el unicornio con una voz suave y melodiosa. «Soy Estrella, el guardián de este bosque. Vosotras habéis sido traídas aquí por el poder de vuestra imaginación y el amor de los cuentos.»
Amelie estaba fascinada. «¡Un unicornio de verdad! ¡Esto es increíble!»
Pero justo en ese momento, en el mundo real, Ryan, el padre de Amelie, entró en su habitación para ver cómo estaban. Al no encontrarlas, se preocupó enormemente. Buscó por toda la casa, llamando sus nombres, pero no obtuvo respuesta.
De vuelta en el bosque encantado, Estrella explicó que había una misión que debían cumplir para poder regresar a casa. «El bosque está en peligro», dijo Estrella. «Una sombra oscura ha comenzado a cubrir las tierras y necesitamos vuestra ayuda para restaurar la luz.»
Florencia, decidida a proteger a su hija, preguntó: «¿Qué debemos hacer?»
Estrella les contó que debían encontrar tres corazones mágicos que estaban escondidos en diferentes partes del bosque. «Estos corazones devolverán la luz y la magia al bosque. Pero debéis tener cuidado, porque la sombra intentará deteneros.»
Sin dudarlo, Amelie y Florencia aceptaron la misión. Emprendieron el camino guiadas por Estrella, quien las llevó hasta el primer lugar donde se escondía uno de los corazones mágicos. Era un claro lleno de flores doradas, pero en el centro, una sombra oscura envolvía un gran árbol.
«Mamá, tengo miedo», dijo Amelie, agarrando fuertemente la mano de su madre.
«No te preocupes, mi amor. Juntas podemos hacerlo», respondió Florencia, apretando suavemente la mano de Amelie.
Con valentía, se acercaron al árbol y, con la ayuda de Estrella, comenzaron a deshacer la sombra que lo envolvía. Cantaron una canción que Florencia solía cantar a Amelie para dormir, y la luz de sus corazones hizo que la sombra desapareciera, revelando un hermoso corazón dorado en el árbol.
«¡Lo hemos logrado!» exclamó Amelie, abrazando a su madre.
Pero su misión aún no había terminado. Guiadas por Estrella, se dirigieron al segundo lugar, un lago cristalino que reflejaba el cielo como un espejo. En el fondo del lago, podían ver el segundo corazón, pero estaba protegido por criaturas acuáticas encantadas por la sombra.
«Mamá, ¿cómo vamos a llegar hasta allí?» preguntó Amelie.
Florencia pensó por un momento y luego tuvo una idea. «Estrella, ¿puedes ayudarnos a hablar con las criaturas del lago?»
Estrella asintió y, con su magia, les permitió comunicarse con las criaturas. Florencia y Amelie explicaron su misión, y conmovidas por su valentía, las criaturas decidieron ayudarlas. Crearon un camino de burbujas que las llevó hasta el fondo del lago, donde pudieron tomar el segundo corazón mágico.
«Dos corazones, uno más y el bosque estará a salvo», dijo Estrella con alegría.
Cuentos cortos que te pueden gustar
La Aventura Mágica de Lorenzo y Mía
Pedro y el Lobo del Bosque Encantado
El Gran Imperio Estelar y la Amenaza Oscura
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.