Cuentos de Hadas

El Lápiz Mágico de Evangeline

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

Puntuación:

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En un pequeño pueblo envuelto en la bruma de los cuentos y las leyendas, vivía una niña llamada Evangeline. Era conocida por todos por su inteligencia y su curiosidad insaciable, siempre dispuesta a aprender algo nuevo. Pero Evangeline tenía un secreto que solo su mejor amiga Emma y su amigo Simón conocían: un lápiz mágico con la cabecita de un ratoncito que le susurraba respuestas cuando las tareas se volvían demasiado complicadas.

Este lápiz no era un objeto común. Había sido un regalo de su abuela, quien le contó que poseía el espíritu de un antiguo sabio transformado en ratón. Evangeline lo atesoraba no solo por su magia, sino también por el vínculo que representaba con su abuela.

Un día, mientras se preparaba para un examen especialmente difícil de matemáticas, Evangeline no pudo encontrar su lápiz. Revolvió toda su habitación, revisó entre los libros y debajo de la cama, pero el lápiz había desaparecido. Desesperada, acudió a Emma y Simón en busca de ayuda.

—Debe estar en algún lugar —dijo Emma, tratando de consolar a su amiga—. Vamos a buscarlo juntos.

Los tres amigos pasaron la tarde revisando cada rincón de la casa y el jardín de Evangeline, pero el lápiz mágico seguía sin aparecer. Con el corazón pesado, Evangeline se vio enfrentada a la realidad de tener que enfrentar el examen sin su ayuda mágica.

La noche antes del examen, Evangeline apenas pudo dormir. Se sentía insegura sin su lápiz, pero recordó las palabras de su abuela: «La verdadera magia, querida, está en tu interior.» Con esa idea en mente, se levantó temprano y repasó sus notas una vez más.

Al llegar el día del examen, Evangeline se sentó en su pupitre, rodeada de sus compañeros que murmuraban nerviosos. Abrió el cuaderno y comenzó a leer las preguntas. Una tras otra, las respuestas comenzaron a fluir en su mente. Recordaba los ejercicios que había practicado y, poco a poco, su confianza creció. Para su sorpresa, encontró que sabía más de lo que pensaba.

Cuando entregó su examen, Evangeline se sintió aliviada y orgullosa. Había enfrentado uno de sus mayores miedos y había salido triunfante. Al salir de la escuela, encontró a Emma y Simón esperándola.

—¿Cómo te fue? —preguntó Simon con una sonrisa.

—Creo que bien —respondió Evangeline, devolviendo la sonrisa—. Realmente bien, de hecho.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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