Cuentos de Humor

La Fiesta de Ayuda de Gael, Zaid y Edwin

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un colorido vecindario, vivían tres amigos inseparables: Gael, Zaid y Edwin. Estos tres niños eran conocidos por todos como los “Ayudantes Divertidos”, porque siempre estaban dispuestos a ayudar a quien lo necesitara. Además, les encantaba bailar y hacían que cualquier situación se convirtiera en una gran fiesta.

Un día, mientras jugaban en el parque, Gael se dio cuenta de que algo no estaba bien. “¡Miren!”, exclamó, señalando hacia el columpio. “La niña de la bufanda roja parece triste. Vamos a ver qué le pasa”.

Zaid y Edwin asintieron y corrieron hacia la niña. “Hola, ¿por qué estás triste?” le preguntó Zaid, mientras Edwin hacía una pirueta para hacerla reír.

La niña, que se llamaba Lila, suspiró. “No puedo jugar en el columpio porque se rompió una cadena y no puedo columpiarme”, explicó.

“No te preocupes, Lila. ¡Nosotros podemos ayudarte!”, dijo Gael con una sonrisa. “Vamos a arreglarlo juntos”.

Así que los tres amigos se pusieron a trabajar. Buscaron en el parque y encontraron algunos materiales que podrían ayudar. Usaron cinta adhesiva, un par de ramas fuertes y, por supuesto, un poco de imaginación. Mientras trabajaban, comenzaron a bailar y cantar una canción divertida sobre ayudar a los amigos.

Lila los miraba, riendo, y su tristeza se desvanecía. “¿Pueden enseñarme a bailar también?”, preguntó con entusiasmo.

“¡Claro! Después de arreglar el columpio, haremos una fiesta de baile”, respondió Zaid. “¡Pero primero necesitamos asegurarnos de que el columpio esté listo para usar!”.

Después de un rato de risas, trabajo en equipo y mucho baile, lograron arreglar el columpio. “¡Listo! ¡Ahora es tu turno, Lila!” exclamó Edwin, mientras la invitaban a probarlo.

Lila se subió al columpio y comenzó a balancearse de un lado a otro. “¡Esto es genial! ¡Gracias, amigos!”, gritó, llena de alegría.

“¡Ahora sí! ¡Fiesta de baile!” gritó Gael, y los cuatro comenzaron a bailar al ritmo de su propia canción improvisada. Las risas y los movimientos divertidos atrajeron a otros niños del parque, quienes también se unieron a la celebración.

Después de un rato, cuando todos estaban bailando felices, un niño llegó corriendo. “¡Ayuda! ¡Mi perrito se ha perdido!” gritó, con lágrimas en los ojos.

“¡No te preocupes! ¡Nosotros te ayudaremos a encontrarlo!” dijeron Gael, Zaid y Edwin al unísono, listos para la próxima aventura.

“¿Cómo se llama tu perrito?” preguntó Zaid mientras empezaban a buscar.

“Se llama Rocky. Es un pequeño chihuahua de color marrón”, explicó el niño.

“¡Vamos a buscarlo!” dijo Edwin, y todos comenzaron a correr por el parque, llamando a Rocky. “¡Rocky! ¡Ven aquí, Rocky!”, gritaban, mientras miraban detrás de los árboles y debajo de los bancos.

Mientras buscaban, Gael tuvo una idea. “¡Hagamos un baile para atraer a Rocky! A los perritos les gusta la música”. Así que comenzaron a bailar y a cantar una melodía alegre.

Al principio, los demás niños los miraron con curiosidad, pero pronto se unieron al baile. La música llenó el aire, y todos comenzaron a reír y moverse. Fue un espectáculo divertido y lleno de alegría.

De repente, un pequeño perrito marrón apareció corriendo, moviendo la cola y ladrando de felicidad. “¡Es Rocky!” gritó el niño, corriendo hacia su perrito. “¡Rocky! ¡Te estaba buscando!”.

El perrito saltó a los brazos de su dueño, llenándolo de lamidas y alegría. “¡Gracias, amigos! ¡No sé qué haría sin ustedes!”, dijo el niño, abrazando a Gael, Zaid y Edwin.

“¡Nos encanta ayudar!” respondió Zaid, sonriendo. “Y ahora, ¡es hora de seguir bailando!”.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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