Ángel y Jacob en el Reino de los Sueños

Había una vez, en una casita muy acogedora, dos hermanos llamados Ángel y Jacob. Ángel tenía el cabello corto y rizado de color marrón y usaba pijamas azules con estrellitas. Jacob tenía el cabello liso y negro y llevaba pijamas verdes con lunas. Cada noche, antes de dormir, sus papás les contaban un cuento maravilloso.

Una noche, mientras la lámpara en la mesita de noche brillaba suavemente, Ángel y Jacob se acomodaron en sus camas con sus peluches favoritos. La habitación estaba decorada con pegatinas de estrellas y lunas en las paredes, creando una atmósfera mágica y tranquila.

«¿Qué cuento quieres escuchar hoy?» preguntó papá mientras se sentaba en el borde de la cama de Ángel.

«Queremos escuchar sobre el Reino de los Sueños,» dijo Jacob, abrazando a su osito de peluche.

Papá sonrió y comenzó a contar.

«Había una vez, dos niños valientes llamados Ángel y Jacob que vivían en un lugar muy especial. Cada noche, cuando cerraban los ojos, viajaban al maravilloso Reino de los Sueños. Este reino estaba lleno de aventuras mágicas y amigos fantásticos.

Una noche, mientras Ángel y Jacob dormían, encontraron un sendero dorado que brillaba bajo la luz de la luna. Siguiendo el sendero, llegaron a un gran arco hecho de estrellas. ‘¡Qué bonito!’ exclamó Ángel.

Al pasar por el arco, se encontraron en un bosque encantado. Los árboles eran altos y sus hojas brillaban como si estuvieran cubiertas de polvo de estrellas. Mientras caminaban, un pequeño conejito blanco apareció saltando alegremente. ‘¡Hola! Soy Binky, el conejito de los sueños,’ dijo con una sonrisa. ‘¿Quieren venir a mi fiesta de té?’

Ángel y Jacob aceptaron encantados y siguieron a Binky hasta un claro donde había una mesa llena de pastelitos, galletas y tazas de té de colores. En la fiesta de té, conocieron a muchos nuevos amigos: una ardilla llamada Tippy, un búho llamado Hoot y una rana llamada Ribbit.

Después de la fiesta de té, Binky les mostró un lago mágico. ‘Este lago puede cumplir deseos,’ explicó. Jacob cerró los ojos y deseó una barca para navegar. Al abrirlos, una barca dorada apareció en la orilla. ‘¡Vamos a explorar!’ dijo Ángel, subiendo a la barca con su hermano.

Navegaron por el lago, encontrando islas llenas de flores que cantaban y peces que brillaban en todos los colores del arcoíris. De repente, el agua comenzó a agitarse y apareció un dragón amistoso llamado Draco. ‘Hola, pequeños aventureros,’ dijo Draco. ‘¿Quieren volar conmigo sobre el Reino de los Sueños?’

Ángel y Jacob no podían creer su suerte. Subieron a la espalda de Draco y volaron alto en el cielo. Desde allí, vieron castillos flotantes, montañas de caramelo y prados llenos de unicornios.

Después de un emocionante vuelo, Draco los llevó a una cueva secreta. Dentro de la cueva, encontraron un cofre del tesoro. ‘Este es el Tesoro de los Sueños,’ explicó Draco. ‘Contiene los sueños más hermosos y felices del mundo.’