Cuentos para Dormir

La Aventura Pirata de Karen y Poyis

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 5 minutos

Español

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En un tranquilo vecindario, en la acogedora casa de la familia Martínez, la pequeña Karen, de cinco años, y su hermano Poyis, de diez, se preparaban para dormir. Esa noche, como muchas otras, su padre Rigo les había prometido contar un cuento antes de acostarse. Pero no sería cualquier cuento; esa noche, Rigo decidió hacer algo especial. Mientras los niños se ponían sus pijamas, Rigo buscó en el estante el viejo libro de aventuras piratas que había guardado desde su infancia.

«Mamá, ¿puedes traerme el sombrero de pirata de la caja de disfraces?», pidió Karen con entusiasmo. Viky, siempre complaciente con los juegos de sus hijos, sonrió y asintió, desapareciendo en el armario para buscar los atuendos. En cuestión de minutos, Karen y Poyis estaban transformados en fieros piratas, con sombreros adornados con la Jolly Roger y espadas de madera en mano.

Rigo comenzó la historia con su voz más grave y aventurera. «Había una vez, en los vastos océanos del Caribe, un barco pirata llamado El Golondrino, capitaneado por el intrépido Capitán Riel, quien era conocido por su valentía y su astucia sin igual.» Los ojos de Karen y Poyis brillaban con la emoción de la aventura que se avecinaba.

De repente, mientras Rigo describía una feroz batalla en alta mar, un viento misterioso comenzó a soplar en la habitación. Los mapas en las paredes comenzaron a aletear como si fueran velas, y el suelo parecía mecerse suavemente. Antes de que pudieran darse cuenta, Karen, Poyis y Rigo se encontraron a bordo de El Golondrino, enfrentándose al viento y a las olas, bajo un cielo estrellado.

«Mira, ¡estamos en el cuento!», exclamó Poyis, mientras agarraba con más fuerza su espada de madera. Karen, aunque inicialmente sorprendida, pronto se sumó al juego, corriendo por la cubierta del barco y gritando órdenes imaginarias a la tripulación.

Rigo, igualmente sorprendido pero siempre dispuesto a seguir el juego, asumió el papel de Capitán Riel. «¡Marineros, a sus puestos! ¡Tenemos que encontrar el tesoro escondido antes de que la luna llegue a su cenit!», anunció, señalando hacia el horizonte.

Mientras tanto, en la casa real, Viky subía las escaleras para ver cómo les iba a sus pequeños piratas. Al llegar a la puerta, no encontró a nadie dentro. La habitación estaba en silencio, con solo el libro de aventuras piratas abierto sobre la cama y las ropas de pirata tiradas en el suelo.

Viky, preocupada pero intrigada por las pistas dejadas atrás, tocó el libro y, al instante, se encontró ella también en El Golondrino, viendo a su familia vestida de pirata y navegando por un mar imaginario. «¿Pero qué travesuras son estas?», exclamó, antes de ser arrastrada por la corriente de la aventura.

Juntos, la familia navegó a través de tormentas y mares tranquilos, descubrió islas llenas de misterios y enfrentó a piratas rivales en busca del mismo tesoro. Karen y Poyis, liderados por el valiente Capitán Riel, aprendieron a navegar por las estrellas y a leer mapas antiguos.

Finalmente, después de muchas peripecias, encontraron la isla donde estaba escondido el tesoro. Con la ayuda de Viky, que resultó ser una experta en resolver acertijos antiguos, desenterraron un cofre lleno de oro y joyas. Pero el verdadero tesoro, descubrieron, no eran las monedas ni las gemas, sino las risas y los momentos compartidos como familia en ese mundo de fantasía.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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