Cuentos para Dormir

La Maestra Luz y el Misterio del Bosque Encantado

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de magia y aventuras, una maestra muy especial llamada Maestra Luz. Maestra Luz era conocida por su sabiduría y bondad. Siempre llevaba un par de gafas redondas y tenía el cabello corto y castaño. En su clase, tenía tres alumnas muy curiosas: Sussan, Areli y Alexa.

Sussan era una niña alegre con rizos dorados y siempre vestía un hermoso vestido azul. Areli era muy curiosa, con el cabello lacio y vestida de amarillo. Alexa, la más traviesa, llevaba el cabello en dos coletas y siempre lucía un vestido verde. A ellas les encantaba escuchar las historias mágicas que contaba Maestra Luz antes de dormir.

Una noche, mientras la luna brillaba intensamente en el cielo, Maestra Luz les dijo a las niñas que esa noche les contaría una historia muy especial sobre un bosque encantado. Las niñas se sentaron en sus colchonetas, ansiosas por escuchar.

«Había una vez un bosque encantado,» comenzó Maestra Luz, «donde todo era posible. Los árboles susurraban secretos y los ríos cantaban melodías. En ese bosque vivía un hada llamada Estrella, quien cuidaba de todos los seres mágicos que allí habitaban.»

Un día, Estrella notó que el río que cruzaba el bosque estaba perdiendo su brillo. El agua ya no cantaba como antes. Preocupada, decidió investigar. Llamó a sus amigas, las hadas del bosque, pero ninguna sabía la razón del cambio. Entonces, Estrella decidió buscar ayuda fuera del bosque.

Mientras tanto, en el pueblo, Sussan, Areli y Alexa jugaban en el parque. De repente, vieron una luz brillante acercarse a ellas. Era Estrella, quien les contó sobre el problema en el bosque y les pidió ayuda.

«¡Por supuesto que te ayudaremos!» exclamaron las tres niñas al unísono. Maestra Luz, que estaba cerca, sonrió y les dijo que podían ir, pero debían estar de vuelta antes del anochecer.

Guiadas por Estrella, las niñas llegaron al bosque encantado. Al entrar, quedaron maravilladas con la belleza del lugar. Todo era tal como Maestra Luz lo había descrito en sus cuentos. Sin embargo, el río lucía triste y apagado.

«Necesitamos averiguar qué le pasó al río,» dijo Sussan. Juntas, comenzaron a explorar el bosque. Encontraron un neumático atascado en el agua, obstruyendo el flujo y ensuciando el agua.

«¡Eso debe ser lo que está causando el problema!» dijo Areli. Pero el neumático era muy grande y pesado para que las niñas lo movieran solas. «Necesitamos más fuerza,» dijo Alexa, y Estrella usó su magia para llamar a los animales del bosque.

Llegaron animales de todo tipo: castores, ciervos, incluso un oso amistoso. Juntos, lograron sacar el neumático del río. El agua comenzó a fluir de nuevo y poco a poco recuperó su brillo y su melodía.

«¡Lo logramos!» gritó Alexa, saltando de alegría. Pero había algo más que debían hacer. Estrella explicó que el bosque tenía una medida mágica que debía mantenerse en equilibrio. Para asegurarse de que el río no volviera a ensuciarse, necesitaban cuidar del bosque y enseñar a otros a hacerlo también.

Las niñas prometieron que cada vez que visitaran el bosque, recogerían cualquier basura que encontraran y enseñarían a otros a hacer lo mismo. Así, el equilibrio del bosque se mantendría y todos los seres mágicos vivirían felices.

Antes de irse, Estrella les dio a las niñas un regalo: unas pequeñas piedras mágicas hechas de la luz del bosque. «Estas piedras les recordarán siempre la importancia de cuidar la naturaleza,» dijo Estrella.

Las niñas regresaron al pueblo justo a tiempo para la cena. Contaron su aventura a Maestra Luz, quien las felicitó por su valentía y compromiso. «Han aprendido una lección muy importante hoy,» dijo Maestra Luz. «Cuidar del mundo que nos rodea es nuestra responsabilidad.»

Esa noche, mientras se acomodaban en sus camas, las niñas sostuvieron sus piedras mágicas y se sintieron orgullosas de haber ayudado al bosque encantado. Con una sonrisa en los labios y el corazón lleno de alegría, se durmieron soñando con nuevas aventuras y con la certeza de que, juntas, podían lograr cualquier cosa.

Y así, en el pequeño pueblo lleno de magia y aventuras, Sussan, Areli y Alexa aprendieron que la verdadera fuerza no solo está en los músculos, sino en la voluntad de hacer el bien y cuidar de nuestro mundo.

Fin.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario