Cuentos para Dormir

Tico y Paco en el Bosque Tranquilo

Lectura para 2 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Había una vez, en un tranquilo bosque, un conejito llamado Tico. Tico era un conejito muy amable y le encantaba saltar y jugar todo el día. Tenía un pelaje suave y blanco como la nieve, y sus grandes orejas siempre estaban alerta, escuchando todos los sonidos del bosque.

Una tarde, mientras Tico jugaba cerca de su madriguera, encontró una bellota brillante en el suelo. «¡Qué bellota tan bonita!» pensó Tico, y sus ojos se iluminaron con alegría. Decidió llevársela a su mejor amigo, el búho Paco, que vivía en un árbol alto y frondoso.

Tico saltó y saltó hasta llegar al árbol de Paco. Se paró al pie del árbol y llamó, «¡Paco, Paco! ¡Mira lo que encontré!» Paco, con sus grandes ojos sabios y plumas marrones, bajó volando y se posó en una rama baja.

«¡Hola, Tico! ¡Qué bellota más hermosa! Gracias por compartirla conmigo,» dijo Paco con una sonrisa en su pico.

Paco, que era muy sabio, miró al cielo y vio que el sol comenzaba a esconderse detrás de las colinas. «Ahora que el sol se está poniendo, es hora de descansar. Vamos a sentarnos juntos y ver cómo se oculta el sol,» sugirió Paco.

Tico asintió con entusiasmo y se sentó junto a Paco bajo el árbol. Juntos observaron cómo el cielo cambiaba de colores, del naranja al rosa y luego al azul oscuro. Las primeras estrellas comenzaron a brillar como pequeños diamantes en el cielo, y Tico no pudo evitar bostezar.

Paco, con su voz suave y reconfortante, le dijo a Tico, «Es hora de ir a la cama, Tico. Mañana será otro día lleno de aventuras.»

Tico asintió de nuevo, sintiéndose feliz y tranquilo. «Tienes razón, Paco. Estoy cansado y listo para dormir.»

Con mucho cuidado, Tico volvió a su madriguera. Se acurrucó en su cama de hojas suaves y cerró los ojos. Soñó con la bellota brillante y su amigo Paco, y bajo el cielo estrellado, Tico se sintió muy seguro y amado.

Al día siguiente, Tico se despertó con los primeros rayos del sol y salió de su madriguera con energía renovada. Recordó su sueño y se sintió agradecido por tener a un amigo como Paco. Decidió que hoy sería un día especial y quería hacer algo bonito para Paco en agradecimiento por su amistad.

Tico pasó la mañana recolectando flores de colores brillantes y algunas frutas dulces. Quería hacer un hermoso ramo para Paco y llevarle una deliciosa merienda. Saltó por el bosque, disfrutando de cada momento bajo el sol, y se llenó de alegría al pensar en la sorpresa que le tenía preparada a su amigo.

Cuando el sol estaba en lo alto del cielo, Tico se dirigió al árbol de Paco. Con el ramo de flores en una pata y las frutas en la otra, llamó con alegría, «¡Paco, Paco! ¡Tengo una sorpresa para ti!»

Paco, que estaba descansando en su nido, escuchó la voz de Tico y bajó volando con curiosidad. «¡Hola, Tico! ¿Qué tienes ahí?»

Tico le mostró el ramo de flores y las frutas. «Quería agradecerte por ser mi mejor amigo. Estas flores y frutas son para ti.»

Paco se sintió muy conmovido por el gesto de Tico. «Gracias, Tico. Eres un gran amigo. Vamos a compartir estas frutas y disfrutar de este hermoso día juntos.»

Los dos amigos se sentaron bajo el árbol, disfrutando de las frutas y conversando sobre sus planes para el día. Tico contó a Paco sobre todos los lugares del bosque que quería explorar y las aventuras que soñaba con vivir.

Paco, con su sabiduría y experiencia, le dio a Tico algunos consejos sobre cómo mantenerse seguro mientras exploraba el bosque. «Recuerda siempre estar atento a tu entorno y no alejarte demasiado de casa. Y si alguna vez necesitas ayuda, yo estaré aquí para ti.»

Tico asintió, agradecido por los consejos de Paco. Sabía que con su amigo a su lado, cualquier aventura sería aún más emocionante y segura. Los dos amigos pasaron el día explorando juntos, descubriendo nuevos rincones del bosque y disfrutando de la compañía mutua.

Cuando el sol comenzó a ponerse de nuevo, Tico y Paco se sentaron bajo su árbol favorito para ver otro hermoso atardecer. Los colores del cielo se mezclaban en un espectáculo de luces que les recordaba lo afortunados que eran de tenerse el uno al otro.

«Hoy ha sido un día maravilloso, Paco. Gracias por ser mi amigo y por todo lo que me has enseñado,» dijo Tico con una sonrisa.

«Y gracias a ti, Tico, por recordarme la alegría de la amistad y las pequeñas cosas que hacen la vida especial,» respondió Paco.

Al caer la noche, Tico volvió a su madriguera, sintiéndose muy contento y en paz. Se acurrucó en su cama de hojas suaves, cerró los ojos y se dejó llevar por el sueño, sabiendo que su amigo Paco siempre estaría cerca para compartir más aventuras y momentos especiales.

Y así, bajo el cielo estrellado, el bosque tranquilo se llenó de los sueños felices de Tico, el conejito, y Paco, el sabio búho, dos amigos inseparables que siempre se cuidaban y se querían.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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