Había una vez, en un hermoso reino, una niña trabajadora y obediente llamada Blancanieves. Ella vivía en una bonita casa con su papá, un hombre amable y cariñoso, y con la esposa de su papá, una periodista muy inteligente y curiosa. Cada mañana, Blancanieves y su madrastra salían juntas a comprar el periódico. Les encantaba leer las noticias y comentar lo que estaba sucediendo en el mundo mientras caminaban por las calles del reino.
Blancanieves creció en un hogar lleno de amor y apoyo. Su papá siempre estaba allí para ella, y su madrastra la trataba como si fuera su propia hija. Pero a medida que Blancanieves crecía, también crecía un sueño en su corazón: quería ser cantante.
Desde muy pequeña, Blancanieves disfrutaba cantando en la ducha, en su habitación y mientras ayudaba con las tareas del hogar. Su voz era dulce y melodiosa, y todos los que la escuchaban quedaban encantados. Pero Blancanieves sabía que ser cantante no sería fácil. Necesitaría estudiar y prepararse mucho.
Un día, después de leer el periódico, la madrastra de Blancanieves la llamó al salón. Blancanieves se sentó junto a su papá y su madrastra, con su larga cabellera negra brillando a la luz del sol que entraba por la ventana.
«Blancanieves,» dijo su madrastra con una sonrisa, «ha llegado el momento de hablar sobre tu futuro. Tu papá y yo queremos saber qué es lo que realmente deseas hacer.»
Blancanieves había estado esperando este momento. Con un brillo de emoción en sus ojos, respondió: «Desde muy pequeña he soñado con ser cantante. Me encanta cantar y creo que no se me da nada mal. Quiero estudiar música y cantar para que todo el mundo pueda escucharme.»
Su madrastra la miró con ternura y le dijo: «Eso está muy bien, Blancanieves. Pero para ser cantante, necesitas estudiar mucho y prepararte bien. La fama no llega de la noche a la mañana, y es importante que tengas una educación sólida para asegurar tu futuro.»
Blancanieves asintió. Sabía que su madrastra tenía razón, pero en su corazón seguía pensando en cómo sería ser famosa. Imaginaba recibir invitaciones a grandes eventos, recibir regalos y tener a todos los príncipes queriendo casarse con ella. Estaba convencida de que con un marido, no le haría falta nada más.
«Entiendo, madrastra,» dijo Blancanieves. «Prometo estudiar mucho y prepararme bien. Pero también quiero perseguir mi sueño de cantar.»
Su papá, con su mirada amable y sus gafas sobre la nariz, le sonrió y le dijo: «Siempre te apoyaremos, Blancanieves. Pero recuerda que la verdadera felicidad no viene de la fama ni de los regalos, sino de hacer lo que amas y estar rodeada de personas que te quieren.»
Con esas palabras en mente, Blancanieves comenzó a estudiar música con dedicación. Tomó clases de canto, aprendió a tocar instrumentos y practicó todos los días. Sus padres la apoyaban en cada paso del camino, asistiendo a sus recitales y celebrando cada uno de sus logros.
Un día, mientras caminaba por el mercado, Blancanieves escuchó una banda de música tocando en la plaza. Los músicos tocaban con tanto entusiasmo y alegría que no pudo resistirse a unirse a ellos. Se acercó y pidió permiso para cantar una canción con ellos.
La banda de música, impresionada por su valentía y su voz melodiosa, aceptó con gusto. Cuando Blancanieves comenzó a cantar, la gente del mercado se detuvo para escucharla. Su voz llenaba el aire con una dulzura y una emoción que tocaba los corazones de todos.
Después de su actuación, la banda de música la invitó a unirse a ellos para sus presentaciones regulares. Blancanieves aceptó felizmente y comenzó a cantar con ellos en diferentes eventos y festivales del reino.
A medida que pasaba el tiempo, Blancanieves se hizo conocida en todo el reino por su hermosa voz y su cálido corazón. Recibía invitaciones para cantar en bodas, fiestas y celebraciones. Los príncipes también comenzaron a interesarse en ella, pero Blancanieves se dio cuenta de que lo más importante no era casarse con un príncipe, sino seguir haciendo lo que amaba.
Un día, mientras cantaba en un festival, un famoso productor de música la escuchó y quedó tan impresionado que le ofreció la oportunidad de grabar su propio álbum. Blancanieves no podía creerlo. Su sueño de ser cantante estaba a punto de hacerse realidad.
Con el apoyo de su papá, su madrastra y sus amigos de la banda de música, Blancanieves grabó su primer álbum. Su música se escuchó por todo el reino y más allá. La gente la admiraba no solo por su talento, sino por su dedicación y su humildad.
Blancanieves aprendió que la fama y los regalos no eran lo más importante. Lo más valioso era hacer lo que amaba y compartir su música con los demás. Encontró la verdadera felicidad en su pasión por cantar y en el amor de su familia y amigos.
Y así, Blancanieves vivió feliz, persiguiendo su sueño y recordando siempre las palabras de su papá: «La verdadera felicidad viene de hacer lo que amas y estar rodeada de personas que te quieren.»
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.