Había una vez, en un reino encantado, una joven llamada Blancanieves. Era una niña trabajadora y obediente, que vivía en una bonita casa con su papá, un hombre amable y cariñoso, y con su madrastra, una periodista muy ocupada pero siempre atenta.
Blancanieves tenía un gran sueño: quería ser cantante. Desde pequeña, disfrutaba cantando en la ducha, en su habitación y mientras ayudaba con las tareas del hogar. Su voz era dulce y melodiosa, y todos los que la escuchaban quedaban encantados. Pero, a pesar de su amor por el canto, Blancanieves sentía que su vida en el castillo no le ofrecía la oportunidad de perseguir su sueño.
Un día, después de una discusión sobre su futuro, Blancanieves decidió que era hora de buscar su propia suerte. Se despidió de su papá y su madrastra, y emprendió un viaje en busca de nuevas oportunidades. Caminó durante días, atravesando bosques y prados, hasta llegar a una bulliciosa ciudad.
En la ciudad, Blancanieves buscó trabajo sin descanso, pero nadie parecía necesitar a una joven cantante. Un día, mientras caminaba por las calles, escuchó una melodía que la atrajo. Siguió el sonido hasta encontrar a un grupo de chicos tocando música en la calle. Los chicos parecían tímidos pero felices, disfrutando de lo que hacían.
Blancanieves, siempre valiente, se acercó y les pidió si podía unirse a su banda. Los chicos la miraron con curiosidad y le preguntaron si sabía cantar. Cuando Blancanieves comenzó a cantar, todos quedaron maravillados por su voz. Sin dudarlo, los chicos la invitaron a unirse a su banda.
Pasaron los años y Blancanieves y su banda trabajaron y estudiaron mucho para mejorar y ser reconocidos. Viajaron por infinidad de lugares, llevando su música alegre a todas partes. Componían canciones muy marchosas que hacían bailar a todos los que las escuchaban. En cada fiesta, festival o evento en el que se presentaban, lograban entusiasmar a todos los públicos.
Blancanieves descubrió que amaba cada momento de su vida como cantante. Le gustaba mucho más que la idea de casarse con un príncipe o recibir regalos. Su felicidad estaba en cantar y en la alegría que su música llevaba a los demás.
La banda de Blancanieves se hizo muy popular. Fueron invitados a tocar en palacios, plazas y teatros. Su música se escuchaba en todas partes y la gente no podía dejar de bailar y cantar con ellos. A pesar de su éxito, Blancanieves nunca olvidó de dónde venía ni lo mucho que había trabajado para llegar hasta allí.
Un día, mientras la banda tocaba en un gran festival, un famoso productor de música se acercó a ellos. Estaba tan impresionado con su música que les ofreció la oportunidad de grabar su propio álbum. Blancanieves y la banda no podían creerlo. ¡Era un sueño hecho realidad!
Con mucha emoción, comenzaron a trabajar en su álbum. Pasaron largas horas en el estudio, componiendo y grabando sus canciones. Cada nota, cada melodía, estaba llena de la pasión y la dedicación que Blancanieves y sus amigos ponían en su música.
El día del lanzamiento del álbum fue un gran éxito. La gente de todo el reino lo escuchaba y no podían dejar de hablar de lo maravilloso que era. Blancanieves y su banda recibieron invitaciones para tocar en lugares aún más grandes y prestigiosos.
A pesar de toda la fama y el éxito, Blancanieves se mantuvo humilde. Siempre recordaba que lo más importante era hacer lo que amaba y compartir su música con los demás. Nunca le importaron los regalos ni la fama. Lo único que deseaba era seguir cantando y ver a la gente feliz con su música.
Un día, Blancanieves regresó a su casa para visitar a su papá y su madrastra. Ellos estaban muy orgullosos de ella y de todo lo que había logrado. Blancanieves les contó todas sus aventuras y lo feliz que era haciendo lo que amaba.
Su papá, con lágrimas de felicidad en los ojos, le dijo: «Siempre supe que tenías un gran talento, Blancanieves. Estoy muy orgulloso de ti por seguir tu sueño y nunca rendirte.»
Su madrastra agregó: «Y siempre te apoyaremos, porque has demostrado que la verdadera felicidad viene de hacer lo que amas y de ser fiel a ti misma.»
Blancanieves se sintió muy agradecida por tener una familia tan amorosa y comprensiva. Sabía que, sin el apoyo de su papá y su madrastra, no habría logrado todo lo que tenía.
Desde entonces, Blancanieves y su banda continuaron llevando su música a todos los rincones del reino y más allá. Cada concierto, cada canción, era una celebración de su pasión y de la alegría que llevaban a los demás.
Y así, Blancanieves vivió feliz, cantando y llevando felicidad a todos los que la escuchaban, sabiendo que había encontrado su verdadera vocación y que siempre estaría rodeada de amor y apoyo.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.