En un reino lejano y lleno de colores, vivía la princesa Selena. Selena tenía el cabello ondulado como las olas del mar y ojos tan brillantes como las estrellas. Aunque vivía en un castillo enorme, lo que más amaba era explorar los jardines mágicos que lo rodeaban, donde las flores bailaban y los pájaros cantaban melodías encantadoras.
Selena estaba muy emocionada porque su cumpleaños estaba cerca. Cada año, su cumpleaños era un día lleno de sorpresas y alegría, pero este año, Selena sentía una curiosidad especial. Quería saber cómo sería su cumpleaños y decidió que investigaría el misterio antes de que llegara el gran día.
Un día, mientras paseaba por el jardín, Selena se encontró con Leo, el león guardián del castillo. Leo tenía una melena dorada y unos ojos llenos de sabiduría.
«Leo, ¿sabes algo sobre cómo será mi cumpleaños este año?» Preguntó Selena con curiosidad.
«Princesa, los cumpleaños están llenos de sorpresas. Pero si realmente quieres descubrirlo, deberás emprender un viaje especial,» dijo Leo con una voz profunda y calmada.
Selena estaba decidida a descubrir el misterio, así que aceptó el reto. Leo le explicó que debía buscar tres objetos mágicos escondidos en el reino: una pluma del ave más sabia, una perla del río más profundo y una flor del jardín más secreto.
Con una mochila llena de emoción y valentía, Selena comenzó su aventura. Su primer destino fue el Bosque de las Palabras, donde vivía el ave más sabia del reino, un búho llamado Oliver. Oliver era conocido por su inteligencia y por conocer todos los secretos del bosque.
Después de una larga caminata, Selena encontró a Oliver durmiendo en un árbol.
«Oliver, necesito tu ayuda para encontrar una pluma tuya,» dijo Selena con suavidad.
Oliver, al escuchar su petición, abrió sus grandes ojos y, con una sabia sonrisa, le entregó una de sus plumas. «Usa esta pluma con sabiduría, princesa,» dijo Oliver.
Con la pluma en su mochila, Selena se dirigió al siguiente destino: el Río de los Sueños. El río era famoso por su agua cristalina y por las perlas mágicas que se formaban en su fondo. Al llegar, Selena se asombró ante la belleza del río, donde los peces parecían bailar bajo el agua.
Selena se sumergió en el río, sintiendo el frescor del agua. Después de buscar cuidadosamente, encontró una perla brillante y la guardó con la pluma.
El último lugar que debía visitar era el Jardín Secreto. Se decía que este jardín estaba escondido en un lugar que solo aquellos con un corazón puro podían encontrar. Selena caminó por el bosque, siguiendo su intuición y el canto de los pájaros.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.