En un reino lejano, bañado por la luz del sol y la magia de las estrellas, vivía una pequeña princesa llamada Candela. En este reino, conocido como el Reino de la Sonrisa Brillante, cada día era una aventura y cada noche un cuento.
Candela era una niña alegre, con rizos dorados y ojos llenos de curiosidad. Sus risas resonaban en los pasillos del gran castillo, llenándolo de alegría y amor. La princesa vivía con sus padres, la Reina Fany y el Rey Jorge, quienes eran amados por todos en el reino por su bondad y sabiduría.
La Reina Fany, con su elegante vestido azul y su cálida sonrisa, pasaba horas enseñando a Candela sobre las flores y los animales del reino. Le mostraba cómo cuidar de cada pequeña criatura y planta, infundiendo en su hija un amor por la naturaleza y sus maravillas.
El Rey Jorge, de gran corazón y siempre listo para la aventura, llevaba a Candela en viajes por el reino. Montaban a caballo por los verdes campos, exploraban bosques donde los árboles susurraban secretos antiguos, y se maravillaban con los colores del arcoíris después de la lluvia.
Un día, la princesa Candela descubrió un pequeño jardín oculto tras el castillo. Era un lugar mágico, donde las flores cantaban y las mariposas bailaban en el aire. Fascinada, Candela decidió que ese sería su lugar especial, su pequeño rincón de magia en el vasto reino.
Cada mañana, después de desayunar con sus padres, Candela corría al jardín. Hablaba con las flores, reía con las mariposas y escuchaba atentamente las historias que el viento traía de tierras lejanas. La princesa crecía rodeada de amor y felicidad, aprendiendo cada día algo nuevo sobre el mundo que la rodeaba.
Los habitantes del reino adoraban a Candela. Los niños del pueblo venían al castillo para jugar con ella, y juntos inventaban juegos y compartían risas. Candela se convirtió en el símbolo de la alegría y la inocencia, un rayo de luz en la vida de todos.
Con el tiempo, Candela aprendió a leer y a escribir, y descubrió el amor por los libros. Su biblioteca se llenó de cuentos de hadas, leyendas de valientes caballeros y relatos de criaturas mágicas. Cada noche, antes de dormir, la Reina Fany le leía una historia, y la princesa soñaba con mundos maravillosos y aventuras emocionantes.
El día de su cumpleaños, el reino entero se unió para celebrar. Había música, bailes y un gran banquete. Candela, vestida con un hermoso vestido rosa brillante, bailó y jugó, agradecida por el amor de su familia y su pueblo.
Esa noche, mientras miraba las estrellas desde la ventana de su habitación, Candela hizo un deseo. Deseó que su reino siempre estuviera lleno de amor, risas y felicidad. Y, como si las estrellas hubieran escuchado su deseo, una estrella fugaz cruzó el cielo, dejando tras de sí un rastro de luz brillante.
La princesa Candela creció rodeada de amor y alegría, convirtiéndose en una joven sabia y bondadosa. El Reino de la Sonrisa Brillante prosperó, siendo un lugar de felicidad y esperanza, donde cada día era una celebración de la vida y cada noche un sueño de magia y amor.
Y así, la historia de la princesa Candela y su reino de sonrisas y alegría se contó a lo largo de los años, recordando a todos que la felicidad se encuentra en las cosas simples: en una flor, en una mariposa, en la risa de un niño. En el Reino de la Sonrisa Brillante, la luz de Candela brilló siempre, iluminando los corazones de todos los que la conocieron, y dejando un legado de amor y felicidad que perdurará por siempre.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.