En un reino lejano donde las flores cantaban y los árboles bailaban, vivían dos hermanas, India y Aitana. India era una niña de cabellos dorados como el sol y ojos brillantes como estrellas. Aitana, por otro lado, tenía el cabello oscuro como la noche y ojos que reflejaban la luna. Ambas eran muy unidas y compartían un corazón lleno de amor y alegría.
Un día, mientras jugaban en el jardín del castillo, encontraron una pequeña puerta mágica escondida detrás de unos arbustos. La puerta era de un hermoso color azul con dibujos de flores amarillas brillantes. Las hermanas, llenas de curiosidad, decidieron abrir la puerta y, para su sorpresa, entraron en un mundo encantado. Allí, el aire olía a caramelos, y los árboles tenían ramas cargadas de dulces.
De pronto, escucharon una risa. Miraron hacia un lado y vieron a un pequeño dragón con escamas amarillas y ojos grandes que brillaban como dos luceros. El dragón se llamaba Javi, y tenía un corazón bondadoso. «¡Hola! Soy Javi», dijo mientras hacía una reverencia. «¿Quieren jugar conmigo en este mundo mágico?»
India y Aitana se miraron emocionadas. «¡Sí, queremos jugar!» gritaron al unísono. Javi les mostró un lugar fantástico donde las nubes eran de algodón de azúcar y los ríos corrían con chocolate. Las tres criaturas corrieron y se deslizaron por un arcoíris de caramelos, riendo y disfrutando del dulce mundo mágico.
Mientras jugaban, conocieron a otra amiga, una dulce hada llamada Jenny. Tenía alas brillantes que parecían hechas de cristal y una voz melodiosa. «Hola, amigos,» dijo Jenny al acercarse. «¿Puedo unirme a su aventura?» India y Aitana asintieron felices, y pronto, los cuatro comenzaron a explorar más del mágico reino.
Junto a un lago de limonada burbujeante, Javi sugirió que hicieran una competencia de saltos. Las hermanas, emocionadas, aceptaron. India saltó primero y dio un giro en el aire, mientras Aitana lo hacía con un elegante salto de pirueta. Javi y Jenny aplaudieron encantados. «¡Son las mejores saltadoras que he visto!» exclamó Javi.
Después de la competencia, decidieron explorar un bosque donde se escuchaban canciones encantadoras. A medida que se adentraban, encontraron un arco iris brillante que les parecía un pasadizo mágico. Con mucho cuidado, cruzaron el arco iris y llegaron a un lugar donde las flores hablaban y los árboles compartían historias antiguas. Cada flor contaba una receta mágica para hacer el mejor postre del mundo, y cada árbol decía una historia sobre sus aventuras en el pasado.
Jenny, emocionada, dijo: «¡Podemos hacer el postre mágico! ¡Recombinemos las recetas que aprendamos aquí!» Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a recoger los ingredientes: semillas de alegría, pétalos de risa, y trocitos de sueños. Se pusieron manos a la obra, y mientras cocinaban, el aire se llenó con aromas deliciosos.
Una vez que terminaron, presentaron su postre mágico en una gran mesa una vez decorada con flores de colores. Se sentaron todos juntos, India, Aitana, Javi y Jenny, y probaron su creación. «¡Es el mejor postre del mundo!» gritaron, disfrutando de cada bocado. Se rieron y compartieron historias mientras el sol se ponía en el horizonte, tiñendo el cielo de rojo y naranja.
Cuando la noche llegó, se dieron cuenta de que aún había una aventura más por vivir. “¡Vamos a ver el bosque estrellado!” propuso Javi. Así que tomaron de la mano y se adentraron hacia un claro donde las estrellas caían del cielo como pequeñas luces brillantes. El suelo estaba cubierto de suave hierba, y al levantarse hacia el cielo, podían ver cómo las estrellas danzaban y brillaban. “¡Es como un baile mágico de las estrellas!” exclamó Aitana.
En ese momento, una estrella fugaz pasó volando, y Javi, India, Aitana y Jenny hicieron un deseo juntos: “Queremos que estas aventuras nunca terminen.” La estrella brilló intensamente y junto con su luz, una suave melodía comenzó a sonar en el aire, como si el universo celebrara su deseo.
Sin embargo, el tiempo de jugar debía terminar. Jenny, el hada, miró a sus amigos y les dijo: “Es hora de regresar a casa, pero siempre recordaremos estas maravillosas aventuras.” Y mientras las hermanas se despidieron de Javi y Jenny, prometieron regresar alguna vez para vivir más momentos mágicos.
Cada una pasó por la puerta azul que les había acogido, llevando consigo recuerdos adorables y un poco de la magia del mundo encantado en sus corazones. Cuando volvieron al jardín del castillo, el sol ya había comenzado a esconderse, pero sus corazones seguían iluminados por la alegría de su aventura.
Desde ese día, India y Aitana supieron que aunque el mundo real podía ser común, siempre podrían recordar la magia y la aventura que habían vivido con Javi y Jenny. Brillantes y alegres, se abrazaron y prometieron que, por siempre, serían hermanas de corazón, y que cada aventura sería un nuevo cuento en su propia historia mágica.
Y así, se fueron a dormir con una sonrisa, sabiendo que cada día trae consigo la oportunidad de crear nuevas historias, y que la verdadera magia está en el amor y la amistad que comparten. Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.