Había una vez, en un reino lejano y misterioso, una princesa llamada Luna. Era una niña alegre y valiente, con ojos brillantes como estrellas y un corazón lleno de bondad. Luna vivía en un castillo majestuoso, rodeado de bosques encantados y montañas altas.
En este reino, los dragones habían sido cazados durante años y se creía que ya no quedaban. Pero existía un secreto bien guardado: el último dragón, Colmillo, un ser magnífico con escamas que brillaban bajo el sol como diamantes y ojos llenos de sabiduría.
Colmillo había sido asignado para proteger a Luna, y aunque al principio ella tenía miedo de él, pronto descubrió que Colmillo era amable y leal. Se convirtieron en amigos inseparables, compartiendo aventuras en los bosques y aprendiendo el uno del otro.
Un día, una noticia alarmante llegó al reino. Una bruja malvada, conocida como Murcia, había llegado con un grupo de cazadores de dragones. Murcia deseaba capturar a Colmillo para usar su poder mágico y tomar control del reino.
Luna, decidida a proteger a su amigo y su hogar, ideó un plan con la ayuda de Nicolás, el sabio bibliotecario del castillo. Nicolás conocía antiguos hechizos y leyendas que podrían ayudarlos a derrotar a Murcia.
Juntos, Luna y Colmillo, con Nicolás a su lado, se adentraron en el corazón del bosque para encontrar un antiguo artefacto, la «Piedra de Luz», capaz de disipar la oscuridad y debilidad de Murcia.
Durante su viaje, enfrentaron varios desafíos. Sortearon trampas mágicas, resolvieron acertijos antiguos y encontraron criaturas místicas que les ofrecieron su ayuda y sabiduría.
Finalmente, llegaron al lugar donde la «Piedra de Luz» estaba escondida, protegida por enigmas y guardianes místicos. Luna, con su inteligencia y valentía, logró obtener la piedra mientras Colmillo y Nicolás la protegían de las fuerzas oscuras que intentaban detenerlos.
Con la «Piedra de Luz» en su poder, regresaron al castillo para enfrentarse a Murcia. La bruja, al ver la piedra, intentó usar su magia oscura, pero la luz de la piedra era demasiado poderosa. Luna, con la ayuda de Colmillo y Nicolás, logró debilitar a Murcia y los cazadores de dragones, liberando al reino de su amenaza.
Tras la victoria, el reino celebró a Luna, Colmillo y Nicolás como héroes. Luna decidió que, de ahora en adelante, su reino sería un lugar de paz y armonía, donde todas las criaturas, incluidos los dragones, podrían vivir en libertad y seguridad.
Y así, Luna, Colmillo y Nicolás vivieron muchas más aventuras, protegiendo el reino y sus secretos mágicos. Luna se convirtió en una reina justa y bondadosa, recordada por siempre como la princesa que salvó al último dragón y trajo paz a su tierra.
Fin
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.