Había una vez, en un lugar muy especial, un niño pequeño llamado Eliseo. Eliseo tenía ojos brillantes y curiosos y una gran sonrisa que iluminaba todo a su alrededor. Lo que hacía a Eliseo muy especial es que él era un superhéroe. Sí, Eliseo tenía un traje de superhéroe colorido con una capa que ondeaba al viento y lo hacía sentir muy poderoso.
Eliseo vivía en un mundo lleno de colores y magia, donde todo era posible. En su mundo, los árboles eran de colores, los animales hablaban y los arcoíris aparecían en el cielo todos los días. Eliseo tenía muchos amigos en este mundo mágico, como el conejo Roberto, la ardilla Sofía y el pájaro Pipo. Todos eran muy buenos amigos y les encantaba jugar juntos.
Un día, mientras Eliseo paseaba por el bosque de colores, vio algo extraño. El cielo estaba oscureciendo y los colores se estaban desvaneciendo. Eliseo, siendo un superhéroe valiente, decidió investigar qué estaba pasando. Voló con su capa hasta el punto más alto del bosque y vio que un malvado gigante llamado Grisú estaba robando los colores del mundo.
Grisú quería que todo fuera gris y aburrido, así que con una gran bolsa estaba recogiendo los colores de los árboles, las flores y hasta de los animales. Eliseo supo que tenía que detener a Grisú y devolver los colores a su mundo. Con valentía, se acercó al gigante y le dijo:
«¡Grisú, no puedes robar los colores de nuestro mundo! Los colores son lo que hace que nuestro hogar sea especial y feliz.»
Grisú se rió y respondió:
«¡Nadie puede detenerme! ¡Voy a hacer que todo sea gris y aburrido!»
Eliseo no se dejó intimidar y decidió usar sus poderes especiales. Recordó que su capa mágica podía hacer cosas maravillosas, así que la agitó en el aire y de pronto, una lluvia de estrellas de colores cayó del cielo. Las estrellas comenzaron a iluminar todo a su alrededor, devolviendo los colores al bosque y a todos sus amigos.
Grisú se sorprendió y trató de detener las estrellas, pero eran demasiadas. Eliseo voló alrededor del gigante, haciendo que las estrellas lo rodearan y poco a poco, Grisú comenzó a cambiar. Ya no era gris y malvado, sino que los colores también lo alcanzaron y se volvió un gigante amistoso.
Grisú se dio cuenta de lo que había hecho y se sintió muy arrepentido. Le pidió disculpas a Eliseo y a todos los habitantes del mundo de colores. Eliseo, siendo un superhéroe amable, perdonó a Grisú y le dijo:
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.