En un pequeño pueblo llamado Saludilandia, donde todos los habitantes eran felices y siempre estaban sonriendo, vivían tres entrañables amigos: Inflamón, Fiebrín y Dolores. Inflamón era un superhéroe de color rojo brillante, con una capa que ondeaba al viento y un corazón amable. Su poder especial era calmar el fuego en el cuerpo, cuando había zonas inflamadas o irritadas. Fiebrín, por otro lado, era amarillo como el sol y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Era el mejor amigo que podía tener, siempre dispuesto a ayudar a los demás y su súper habilidad era bajar los niveles de fiebre y reanimar a los que se sentían un poco apagados. Dolores, la más pequeña de los tres, era de un hermoso color azul. Su poder especial era aliviar los dolores de cabeza y barrigas que encontraban a su paso. Juntos, formaban un gran equipo de superhéroes.
Un día soleado, mientras jugaban en el parque, notaron que un nuevo amigo había llegado al vecindario. Era un pequeño robot llamado Buprex, con luces parpadeantes y un sonido de “bip” cada vez que se movía. Buprex había venido de lejos y, aunque estaba emocionado por conocer a sus nuevos amigos, se sentía un poco triste porque estaba programado para ayudar a todos los niños, pero no podía jugar como ellos. Inflamón, Fiebrín y Dolores decidieron que lo ayudarían a sentirse mejor y a jugar como cualquier niño.
Mientras conversaban, de repente, un gran soguero de nubes comenzó a aparecer en el cielo. Un viento fuerte sopló, y los amigos se dieron cuenta de que alguien estaba en problemas. “¡Debemos investigar!”, exclamó Inflamón. “Si un niño está en peligro, debemos ayudarlo”. Se acercaron a la nuble oscura y encontraron a un niño que se encontraba en su cama, sin poder levantarse porque se sentía muy cansado y con incómodos síntomas.
“¡Oh, no! Este niño se siente mal”, dijo Fiebrín, mirando cómo el pequeño lo intentaba, pero solo podía ver su rostro pálido. “¡Vamos a ayudarlo!”, propuso Dolores. Decidieron que la mejor manera de ayudarlo era entrar dentro de su cuerpo y ver qué estaba pasando. ¡Así que, con un poderoso grito de amistad y unidad, se lanzaron hacia el interior del pequeño!
Al entrar, se sintieron como si estuvieran en un enorme túnel lleno de luces brillantes. “¡Es increíble!” gritó Fiebrín, mientras miraba cómo eran las células que nadaban como pequeños peces en un océano. “Esto es el cuerpo humano. Hay tanto que ver y aprender”, dijo Inflamón.
Pronto se encontraron en la parte del estómago, donde pudieron ver cómo algunos alimentos que había comido el niño estaban siendo procesados. Pero, de repente, vieron que las células que deberían ser amigables y trabajar juntas estaban teniendo dificultades. “¿Qué está pasando aquí?”, preguntó Dolores.
Entonces, Buprex, que estaba allí también, se iluminó y lo analizó. “Parece que hay un pequeño virus causando problemas. Está molestando a las células y haciéndolas sentir mal”, dijo el robot. Inflamón miró a sus amigos y propuso una estrategia. “¡Yo puedo ayudar a calmar cualquier inflamación que esté causando el virus!” “Y yo puedo ayudar a combatir la fiebre”, agregó Fiebrín con entusiasmo. “Yo puedo aliviar cualquier dolor que el niño sienta”, añadió Dolores.
Así que, cada uno fue a hacer su parte. Inflamón se dirigió al área donde el virus estaba causando más inflamación y usó su poder para calmar el fuego que se había causado. Con cada toque de su mano, las células comenzaron a sentirse mejor. Luego, Fiebrín se acercó a las células que estaban trabajando muy duro, umiendo hasta un poco de calor en el ambiente. Con una sonrisa, lanzó su rayo de energía fresca, y pronto todas las células empezaron a sentirse más alegres y energéticas. Por último, Dolores fue a donde estaban las quejándose por el dolor. Con su suave toque y palabras amables, empezó a aliviar sus molestias, dejando que el niño se sintiera más cómodo.
Todo parecía estar volviendo a la normalidad, cuando Buprex comenzó a parpadear y emitir un sonido de alarma. “¡Muchachos! Hay más problemas en la parte superior del cuerpo, ¡vamos rápido!” dijeron ellos en un esfuerzo por ayudar. Volaron rápidamente hacia arriba y encontraron al pequeño niño luchando con un potente dolor de cabeza. Inflamón gritó, “No podemos dejar que esto continúe” y todos sus amigos estuvieron de acuerdo.
Dolores tomó la iniciativa. “Yo puedo manejar esto. ¡Permítanme!” y se acercó al pequeño niño dentro de su propio mundo. Aprovechando su poder, fue capaz de calmar su dolor de cabeza, dándole un alivio instantáneo. “¡Lo hiciste, Dolores!” exclamó Fiebrín. “Ahora el niño se siente mucho mejor”.
De repente, una luz brillante comenzó a rodearlos, y antes de que se dieran cuenta, salieron del cuerpo del niño. Al mirar, vieron que la carita del niño brillaba con una gran sonrisa. “¡Gracias, superhéroes! ¡Me siento mucho mejor!” gritó emocionado. Inflamón, Fiebrín, Dolores y Buprex sintieron una gran satisfacción en su corazón.
Estaban felices de haber ayudado a su nuevo amigo, y así aprendieron que algunos problemas están dentro de nosotros, pero siempre hay maneras de enfrentarlos. Juntos, como un poderoso equipo, habían hecho una gran diferencia.
Así fue como Inflamón, Fiebrín, Dolores y su nuevo amigo Buprex se convirtieron en los mejores amigos y superhéroes del cuerpo humano. Desde ese día, recorrieron Saludilandia ayudando a todos los niños necesitados, sabiendo que la verdadera amistad y trabajo en equipo son las mejores herramientas para enfrentar cualquier desafío. A veces, la manera más sencilla de sentirse mejor es tener amigos que te ayuden a sanar. ¡Y vivir felices y saludables! Fin.
Cuentos cortos que te pueden gustar
El niño superhéroe que tomaba teta
Tomás, el Superhéroe
Dylan: El Niño que Desafió al Silencio
Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.