Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en una ciudad llena de colores y alegría. Lucas era un niño muy especial, siempre lleno de energía y con una imaginación increíble. Le encantaba jugar a ser superhéroe, y su favorito de todos era Flash. Lucas soñaba con correr tan rápido como el viento, ayudar a los demás y vivir grandes aventuras.
Un día, mientras jugaba en el parque con su capa roja y su máscara, Lucas escuchó un ruido extraño. Se dio la vuelta y vio a un hombre mayor tratando de alcanzar su sombrero, que había sido llevado por el viento. Lucas, sintiéndose como un verdadero superhéroe, corrió tan rápido como pudo y atrapó el sombrero justo antes de que cayera en un charco.
«¡Gracias, joven superhéroe!» dijo el hombre mayor con una sonrisa. «Eres muy rápido, como Flash.»
Lucas se sintió muy orgulloso y respondió, «¡De nada! Estoy aquí para ayudar.»
Esa noche, mientras Lucas se preparaba para dormir, algo mágico sucedió. Una luz brillante llenó su habitación y apareció un pequeño ser brillante. Era una estrella mágica que había venido a visitar a Lucas.
«Hola, Lucas,» dijo la estrella con una voz suave y melodiosa. «He visto lo valiente y amable que eres. Quiero darte un regalo especial.»
La estrella tocó la frente de Lucas con su luz y, de repente, Lucas sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo. «¡Ahora tienes superpoderes de verdad!» dijo la estrella. «Puedes correr tan rápido como el viento y ayudar a quienes lo necesiten.»
Lucas no podía creer lo que estaba pasando. «¿De verdad tengo superpoderes?» preguntó con emoción.
«Sí,» respondió la estrella. «Pero recuerda, los superpoderes son para hacer el bien y ayudar a los demás.»
A la mañana siguiente, Lucas se despertó sintiéndose diferente. Decidió probar sus nuevos poderes y salió corriendo al jardín. ¡Era increíble! Podía correr tan rápido que casi no podía ver sus propios pies.
Esa tarde, mientras caminaba por la ciudad, Lucas vio a un grupo de niños tratando de rescatar a un gatito que estaba atrapado en un árbol alto. Sin dudarlo, Lucas usó su súper velocidad para subir al árbol y bajar al gatito a salvo.
«¡Gracias, Lucas!» dijeron los niños. «Eres un verdadero superhéroe.»
Lucas sonrió y se sintió muy feliz. Sabía que tenía una gran responsabilidad, pero estaba listo para ayudar a todos en su ciudad. Cada día, encontraba nuevas maneras de usar sus poderes para hacer el bien. Ayudaba a cruzar la calle a las personas mayores, recogía basura del parque para mantenerlo limpio y siempre estaba atento a cualquier problema que pudiera resolver.
Un día, mientras corría por la ciudad, Lucas vio algo que lo preocupó. Una gran nube oscura se acercaba y parecía que iba a haber una gran tormenta. Lucas sabía que tenía que hacer algo para ayudar a todos a prepararse. Corrió tan rápido como pudo y fue puerta por puerta avisando a todos sobre la tormenta.
«¡Una gran tormenta se acerca! ¡Debemos estar preparados!» decía Lucas mientras corría de casa en casa.
Gracias a la rápida acción de Lucas, todos en la ciudad pudieron prepararse a tiempo. Cerraron las ventanas, guardaron sus cosas y se pusieron a salvo. La tormenta llegó, pero todos estaban seguros gracias a la advertencia de Lucas.
Después de la tormenta, todos en la ciudad celebraron a Lucas como su héroe. «¡Gracias, Lucas! Nos salvaste a todos,» decían con gratitud.
Lucas se sentía muy orgulloso, pero también sabía que no podía haberse convertido en un héroe sin la ayuda de la estrella mágica. Esa noche, mientras miraba las estrellas desde su ventana, la estrella mágica apareció de nuevo.
«Has hecho un gran trabajo, Lucas,» dijo la estrella. «Estoy muy orgullosa de ti.»
«Gracias, estrella mágica,» respondió Lucas. «Siempre usaré mis poderes para ayudar a los demás.»
Desde ese día, Lucas siguió viviendo aventuras increíbles, usando sus poderes de superhéroe para hacer el bien y proteger a su ciudad. Aprendió que ser un héroe no se trata solo de tener poderes, sino de tener un gran corazón y estar dispuesto a ayudar a quienes lo necesiten.
Y así, Lucas, el niño con los poderes de Flash, se convirtió en el héroe de su ciudad. Siempre listo para correr al rescate, siempre dispuesto a ayudar, y siempre con una sonrisa en su rostro. Porque, después de todo, ser un superhéroe es mucho más que tener poderes; es hacer del mundo un lugar mejor para todos.
Fin.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.