Hace mucho tiempo, en una galaxia muy lejana, existía un planeta llamado Lumine. Este mundo era un lugar pacífico, lleno de magia y maravillas, gobernado por el sabio Senador Hikaru y su amable esposa, la Senadora Misako. Lumine era un imperio galáctico donde la armonía y la justicia reinaban, pero como todo paraíso, estaba destinado a enfrentar su propia oscuridad.
Un día, sin previo aviso, Lumine comenzó a ser atacado por fuerzas oscuras provenientes de los confines del universo. Estas fuerzas traían destrucción y caos, amenazando con destruir todo lo que los habitantes de Lumine amaban. Ante esta situación, Hikaru y Misako decidieron salvar lo más preciado que tenían: su hija recién nacida, Mitsuki. En un acto de desesperación y amor, colocaron a Mitsuki en una nave espacial, programada para viajar a un lugar seguro. La nave partió a través de las estrellas, dejando atrás el caos de Lumine.
La nave de Mitsuki viajó por el espacio, cruzando galaxias y sistemas estelares, hasta que finalmente aterrizó en un pequeño planeta azul llamado Tierra. Fue encontrada por una pareja de granjeros que, al ver a la pequeña niña, decidieron adoptarla y criarla como su propia hija. Los nuevos padres de Mitsuki la cuidaron con mucho amor, sin saber que ella era especial.
A la edad de dos años, Mitsuki comenzó a mostrar habilidades extraordinarias. Podía levantar objetos pesados con facilidad, moverse a una velocidad asombrosa y sus ojos brillaban con un resplandor mágico cuando estaba emocionada. Sus padres adoptivos, maravillados y un poco asustados, decidieron enseñarle a usar sus poderes de manera responsable.
Cuando Mitsuki cumplió cuatro años, ya hablaba y comprendía perfectamente la importancia de mantener sus habilidades en secreto. A los seis años, Mitsuki había desarrollado un fuerte sentido de la justicia y el deseo de ayudar a los demás. Su vida en la granja era feliz y plena, y sus padres adoptivos la apoyaban en todo.
Al cumplir ocho años, Mitsuki comenzó a asistir a la escuela. Allí, conoció a muchos amigos, pero también enfrentó a algunos bravucones que intentaban intimidarla. Sin embargo, Mitsuki usaba sus poderes de manera sutil para defenderse y proteger a otros sin revelar su verdadera naturaleza. Pronto, se ganó el respeto y la admiración de sus compañeros de clase.
A los diez años, Mitsuki ya era una niña conocida por su valentía y amabilidad. Sus padres adoptivos, orgullosos de ella, le contaron la verdad sobre sus orígenes y la razón por la que tenía esos poderes. Mitsuki comprendió la responsabilidad que conllevaba ser diferente y decidió que usaría sus habilidades para el bien.
Cuando Mitsuki cumplió doce años, decidió que era hora de asumir un papel más activo en la protección de su comunidad. Con la ayuda de su madre adoptiva, que era una hábil costurera, diseñó un traje de superhéroe colorido y brillante. El traje incluía una capa y una máscara para proteger su identidad. Mitsuki adoptó el nombre de SuperMighty y comenzó a patrullar su ciudad, ayudando a quienes lo necesitaban y luchando contra cualquier mal que amenazara la paz.
Una noche, mientras volaba sobre la ciudad, Mitsuki escuchó un grito de ayuda. Descendió rápidamente y vio a un hombre vestido de negro tratando de robar en una tienda. Sin dudarlo, Mitsuki usó su supervelocidad para desarmar al ladrón y detenerlo antes de que pudiera escapar. Los dueños de la tienda, agradecidos, comenzaron a difundir historias sobre la nueva heroína que protegía la ciudad.
A medida que SuperMighty se volvía más conocida, también llamaba la atención de fuerzas oscuras. Un día, un ser siniestro conocido como el Gran Villano de la Oscuridad llegó a la ciudad. Este villano, que había sido responsable de la destrucción en Lumine, había seguido el rastro de Mitsuki hasta la Tierra. Quería capturarla y usar sus poderes para sus propios fines malvados.
El Gran Villano de la Oscuridad comenzó a sembrar el caos en la ciudad, atacando lugares importantes y aterrorizando a sus habitantes. Mitsuki, como SuperMighty, sabía que tenía que enfrentarlo, pero también comprendía que este enemigo era más poderoso de lo que había enfrentado antes.
La batalla final se llevó a cabo en el corazón de la ciudad, en medio de rascacielos y calles llenas de gente asustada. Mitsuki y el Gran Villano de la Oscuridad se enfrentaron en una lucha épica, sus poderes chocando y creando ondas de energía que sacudían los edificios. A pesar de su valentía y determinación, Mitsuki se encontraba en desventaja debido a la inmensa fuerza del villano.
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, los amigos y compañeros de clase de Mitsuki, quienes habían descubierto su identidad secreta, se unieron para ayudarla. Inspirados por su valentía, comenzaron a animarla desde la distancia, dándole la fuerza emocional que necesitaba para continuar la lucha.
Con renovada energía y el apoyo de sus amigos, Mitsuki concentró todo su poder y lanzó un ataque final contra el Gran Villano de la Oscuridad. El impacto fue tan grande que el villano fue derribado y finalmente derrotado. La ciudad estalló en aplausos y vítores, agradeciendo a SuperMighty por salvarlos.
Después de la batalla, Mitsuki reveló su verdadera identidad a la ciudad. Les contó sobre su origen y la misión que había heredado de sus padres biológicos en Lumine. La gente, conmovida por su historia y su sacrificio, prometió apoyarla y protegerla a ella y a su familia adoptiva.
A partir de ese día, Mitsuki continuó protegiendo la ciudad como SuperMighty, pero también vivió una vida normal como Mitsuki, una niña de doce años que asistía a la escuela y disfrutaba de pasar tiempo con sus amigos. Su historia se convirtió en un ejemplo de valentía, amistad y responsabilidad, inspirando a todos a ser mejores y a ayudarse mutuamente.
Y así, Mitsuki, la heroína SuperMighty, siguió luchando por la verdad, el amor y la justicia, asegurándose de que la oscuridad nunca volviera a amenazar su hogar.
Fin.
SuperMighty