En una ciudad vibrante, donde los rascacielos rozaban las nubes y las avenidas nunca dormían, dos estudiantes universitarias, Romina Hernández y Mia Jiménez, enfrentaban retos que iban más allá de los exámenes y trabajos. La pandemia de COVID-19 había transformado no solo la forma en que aprendían, sino también la realidad económica de muchos estudiantes como ellas.
Romina, estudiante de biología, y Mia, apasionada por la ingeniería, se conocieron en un curso en línea sobre resolución de problemas globales, un tema que ahora parecía más pertinente que nunca. A medida que la pandemia se prolongaba, muchas familias, incluidas las suyas, empezaron a sentir el peso económico, lo que complicaba el pago de la matrícula y los gastos diarios.
Un día, mientras discutían sobre sus dificultades económicas en una videollamada, Romina tuvo una idea. “¿Y si usamos nuestras habilidades para ayudar a otros estudiantes en situaciones similares? Podemos ser como superhéroes, pero en la vida real.” Mia, siempre entusiasta por un desafío, aceptó de inmediato.
Así nació el proyecto «Ayuda Estudiantil». Romina y Mia comenzaron a organizar webinars gratuitos para enseñar a otros estudiantes cómo acceder a becas y ayudas financieras disponibles durante la pandemia. También crearon un blog donde compartían consejos sobre ahorro y gestión de recursos limitados.
La respuesta fue abrumadora. Estudiantes de todo el país se unieron a sus sesiones, agradecidos por la orientación y el apoyo. Romina y Mia se sentían cada vez más motivadas al ver el impacto positivo de su esfuerzo. No solo estaban ayudando a otros, sino que también estaban construyendo una comunidad fuerte y resiliente.
El proyecto ganó reconocimiento y con el apoyo de su universidad, pudieron expandir sus servicios, ofreciendo incluso asesoramiento psicológico para aquellos que luchaban con el estrés y la ansiedad provocados por la pandemia. “Esto es más de lo que esperábamos, ¿verdad?” comentó Mia una tarde, mientras revisaban los mensajes de agradecimiento que recibían a diario.
Romina asintió, emocionada. “Es increíble cómo, incluso en los momentos más oscuros, podemos encontrar maneras de brillar y ayudar a los demás. Somos superhéroes, Mia, ¡superhéroes de verdad!”
El tiempo pasó y las circunstancias mejoraron gradualmente. La pandemia comenzó a ceder, y la vida universitaria empezó a volver a su ritmo habitual. Sin embargo, el proyecto «Ayuda Estudiantil» no solo perduró, sino que se convirtió en una parte integral de la comunidad universitaria.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.