En el corazón de una bulliciosa ciudad, donde los rascacielos se elevaban como gigantes de concreto y las calles siempre vibraban con el ir y venir de la gente, vivía una niña de doce años llamada Daisy. A simple vista, Daisy parecía una niña como cualquier otra, con su cabello castaño atado en una coleta alta y sus ojos llenos de curiosidad. Sin embargo, su vida estaba a punto de cambiar de una manera que nunca habría imaginado.
Una tarde soleada, mientras regresaba de la escuela, Daisy tomó un atajo a través del parque de la ciudad. El sol brillaba fuertemente y el cielo estaba despejado, excepto por un extraño brillo que captó su atención. Siguiendo su instinto, se acercó a un pequeño cráter que había aparecido recientemente en el suelo. En el centro, encontró un objeto que parecía un asteroide, aún humeante y emitiendo un suave resplandor.
Movida por una mezcla de temor y fascinación, Daisy extendió su mano y tocó el asteroide. Una oleada de energía mágica recorrió su cuerpo, dejándola atónita y un poco asustada. Sin embargo, la sorpresa inicial pronto dio paso a una increíble sensación de poder y confianza. Daisy había adquirido superpoderes.
Al principio, los poderes parecían manifestarse en pequeñas cosas. Notó que podía levantar su mochila con un solo dedo, aunque antes le pesaba llevarla con ambas manos después de un largo día de clases. Poco a poco, comenzó a experimentar, descubriendo que no solo podía levantar cosas pesadas con facilidad, sino que también podía correr más rápido que cualquier vehículo de la ciudad.
Una tarde, mientras experimentaba con sus nuevas habilidades en la privacidad de su habitación, Daisy saltó y, para su asombro, no volvió a caer. Estaba volando. Con los ojos abiertos de par en par y el corazón latiendo con fuerza, se disparó hacia el cielo, riendo con emoción. No estaba asustada; estaba maravillada.
Consciente de los grandes poderes que ahora poseía, Daisy decidió que usaría sus habilidades para hacer el bien. Se confeccionó un traje de superhéroe: brillante y colorido, con una capa y una máscara para ocultar su identidad. Así nació SuperMighty, la defensora de la justicia y la heroína de los necesitados.
SuperMighty se convirtió rápidamente en una figura famosa y querida en la ciudad. Ayudaba a la policía a detener a los ladrones, colaboraba con los bomberos para apagar grandes incendios y rescataba a gatitos atrapados en árboles altos. También ayudaba a los ancianos a cruzar calles muy transitadas y siempre estaba allí para salvar el día.
Sin embargo, con grandes poderes vienen grandes responsabilidades, y también grandes amenazas. Un día, la ciudad enfrentó un peligro como nunca antes: un villano malvado con el poder de controlar las máquinas amenazaba con destruir todo lo que Daisy amaba. Con la ciudad en grave peligro, SuperMighty sabía que era su momento de brillar.
Usando sus habilidades de vuelo y su fuerza sobrehumana, se enfrentó al villano en una batalla épica sobre los cielos de la ciudad. El enfrentamiento fue intenso, con Daisy esquivando ataques y usando su astucia para anticipar los movimientos del villano. Finalmente, con un esfuerzo supremo, logró desactivar el dispositivo del villano, salvando la ciudad de una catástrofe segura.
Exhausta pero victoriosa, Daisy regresó a casa esa noche, sabiendo que su vida nunca sería la misma. Había aceptado su destino como SuperMighty, lista para enfrentar cualquier desafío que el futuro le reservara. Y mientras la ciudad dormía tranquilamente, una joven heroína vigilaba desde las sombras, siempre lista para proteger a aquellos que no podían protegerse a sí mismos.
Fin
Superhéroes