Cuentos de Terror

El Misterio de la Cabaña

Lectura para 11 años

Tiempo de lectura: 7 minutos

Español

Puntuación:

5
(2)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
5
(2)

En un pequeño pueblo costero, Joaquín y Lukas, dos amigos inseparables desde la infancia, se encontraban emocionados por su primera aventura solos. Tenían 11 años y este verano sería diferente; decidieron irse de vacaciones a una cabaña que sus excéntricos vecinos, los Figaro, habían alquilado.

La cabaña estaba en un rincón apartado de la playa, rodeada de densos árboles y una bruma perpetua que la envolvía en misterio. A pesar de ser verano, el aire allí era frío y las olas rompían contra la orilla con un sonido melancólico.

Joaquín, un niño de pelo castaño y ojos vivaces, siempre estaba lleno de energía y curiosidad. Lukas, por otro lado, era más reservado, con su pelo rubio y ojos azules que reflejaban una inteligencia tranquila. Juntos, formaban el dúo perfecto para cualquier aventura.

La primera noche en la cabaña, mientras exploraban los alrededores, notaron algo extraño en la casa de al lado. Era la residencia de otro vecino, Bruno, un hombre solitario conocido por su gran perro Kibo, que siempre lo acompañaba.

Aquella noche, la casa de Bruno emanaba un olor inusual, un olor que Joaquín describió como «muerte».

Intrigados y un poco asustados, decidieron investigar al día siguiente. Sin embargo, esa misma noche, se despertaron sobresaltados por un grito aterrador que provenía de la casa de Bruno. Al asomarse, vieron luces de patrullas y una ambulancia. Bruno había sido encontrado muerto.

Con el corazón acelerado y la curiosidad al límite, Joaquín y Lukas decidieron que debían descubrir qué había pasado. Sabían que era peligroso, pero su espíritu aventurero y su amistad los impulsaba a buscar la verdad.

Al día siguiente, comenzaron su investigación. Hablaron con los vecinos, quienes les contaron que Bruno era un hombre extraño, pero inofensivo. Nadie sabía mucho sobre él, solo que vivía solo con su perro y rara vez hablaba con alguien.

Mientras Joaquín y Lukas indagaban sobre la misteriosa muerte de Bruno, Kibo, el perro del fallecido, apareció de repente. El animal, grande y de pelo negro, se veía confundido y triste. Los niños, movidos por la compasión, decidieron cuidar de él mientras resolvían el misterio.

Una noche, mientras discutían sus teorías sobre el caso, Kibo comenzó a ladrar frenéticamente, corriendo hacia el bosque detrás de la cabaña. Joaquín y Lukas lo siguieron, adentrándose en la oscuridad del bosque. El camino era sinuoso y los árboles parecían susurrar secretos antiguos.

Finalmente, llegaron a una pequeña cueva oculta entre la maleza. Dentro, encontraron objetos personales de Bruno, incluyendo fotos y notas que hablaban de un tesoro oculto en la playa. Con cada descubrimiento, el misterio se hacía más profundo.

Decididos a seguir las pistas, los niños pasaron días buscando en la playa, hasta que encontraron una antigua moneda enterrada en la arena cerca de un roquerío. Esa noche, mientras examinaban la moneda a la luz de una linterna, una sombra se cernió sobre ellos. Era Figaro, el vecino extraño.

Figaro les reveló que él y Bruno habían sido amigos y buscadores de tesoros. Habían encontrado algo valioso, pero la codicia los había separado. Figaro confesó que había discutido con Bruno la noche de su muerte, pero juró no haberlo lastimado.

Conmovidos por la historia, Joaquín y Lukas decidieron confiar en Figaro y juntos siguieron las pistas del tesoro. La búsqueda los llevó a una serie de acertijos y desafíos que pusieron a prueba su ingenio y valentía.

Finalmente, descubrieron el tesoro escondido en una cueva submarina. Era una colección de artefactos antiguos, posiblemente de un barco naufragado hace siglos. En ese momento, comprendieron que el verdadero tesoro no era el hallazgo, sino la aventura y la amistad que habían fortalecido en el camino.

Con el tesoro descubierto, Joaquín y Lukas se enfrentaron a una difícil decisión. Podían quedarse con el tesoro, que seguramente los haría ricos, o podían hacer lo correcto. Después de una larga conversación, decidieron informar a las autoridades sobre su hallazgo.

El día que llegó el equipo de arqueólogos, el pueblo se llenó de emoción. La noticia del descubrimiento se extendió rápidamente, y Joaquín y Lukas fueron celebrados como héroes locales. El tesoro resultó ser de gran importancia histórica, y su descubrimiento aportó mucho al conocimiento de la historia marítima de la región.

Figaro, agradecido por la honestidad y el coraje de los chicos, les regaló algo de su colección personal de artefactos encontrados en sus años de búsqueda de tesoros. Kibo, el leal perro de Bruno, se convirtió en un amigo constante y protector de los dos muchachos.

El verano llegó a su fin, y con él, la aventura en la cabaña. Joaquín y Lukas regresaron a casa con historias increíbles y un vínculo más fuerte que nunca. Aprendieron que la verdadera riqueza no se encuentra en el oro o las joyas, sino en la amistad, el coraje y la integridad.

Joaquín y Lukas prometieron mantener viva su amistad y seguir buscando aventuras juntos. Sabían que, sin importar a dónde los llevara la vida, siempre tendrían el recuerdo de aquel verano mágico en el que resolvieron el misterio de la cabaña y encontraron un tesoro mucho más valioso que el oro: su amistad.

image_pdfDescargar Cuentoimage_printImprimir Cuento

¿Te ha gustado?

¡Haz clic para puntuarlo!

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario