Cuentos de Terror

Halloween en el Colegio

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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Era una noche mágica y espeluznante. El viento soplaba suavemente, haciendo que las hojas de los árboles susurraran secretos. En el colegio de la ciudad, los niños estaban emocionados porque se acercaba Halloween, la noche en la que todo podía pasar y los monstruos y fantasmas parecían cobrar vida.

Los mejores amigos, Tomás, Sofía y Lucas, se preparaban para la fiesta de Halloween que tendría lugar en su colegio. Cada uno de ellos había elegido un disfraz especial. Tomás se había decidido por un disfraz de fantasma, con una sábana blanca que arrastraba por el suelo. Sofía se había transformado en una encantadora bruja, con su sombrero puntiagudo y una escoba mágica que había hecho con su padre. Lucas, por su parte, había optado por el clásico disfraz de vampiro, con colmillos y una capa oscura que lo hacía ver muy misterioso.

—¡No puedo esperar a la fiesta! —exclamó Tomás, mientras se miraba en el espejo, tratando de ajustar su disfraz.

—¡Yo tampoco! —respondió Sofía, mientras se arreglaba el cabello—. He oído que van a tener juegos, dulces y un concurso de disfraces. ¡Quiero ganar!

Lucas sonrió, mientras se ajustaba la capa.

—No se olviden del pasillo oscuro. Dicen que está encantado —dijo, con una voz baja y misteriosa.

Los tres amigos se miraron, sintiendo un escalofrío recorrerles la espalda. Habían oído historias sobre el pasillo oscuro del colegio, un lugar al que pocos se atrevían a ir. Las leyendas hablaban de un fantasma que rondaba por ahí, buscando su tesoro perdido.

A medida que caía la noche, los niños se dirigieron al colegio, llenos de emoción y un poco de nervios. Cuando llegaron, la escuela estaba decorada con telarañas, calabazas iluminadas y figuras de cartón de monstruos que parecían cobrar vida. Las risas y gritos de los niños llenaban el aire, creando una atmósfera festiva.

—¡Mira eso! —señaló Sofía a una mesa llena de dulces y golosinas—. ¡Vamos a llenar nuestras bolsas!

Los amigos corrieron hacia la mesa, llenando sus bolsas con caramelos de todos los colores y formas. Justo cuando estaban a punto de salir, un maestro disfrazado de monstruo se acercó a ellos.

—¡Hey, pequeños monstruos! ¡No olviden participar en el concurso de disfraces! ¡Habrá un gran premio para el mejor disfraz! —gritó con voz grave.

—¡Sí, claro! —respondió Tomás, mientras se reía.

Después de disfrutar de los dulces, los amigos decidieron que era hora de explorar el colegio y ver qué más había. Recordaron el pasillo oscuro y la curiosidad comenzó a crecer en ellos.

—¿Y si vamos a investigar? —sugirió Lucas, con una sonrisa traviesa.

—¡Vamos! —exclamó Sofía, emocionada y un poco asustada a la vez.

Con valentía, se dirigieron hacia el pasillo oscuro. A medida que se acercaban, la luz comenzaba a desvanecerse y el aire se sentía más frío. Los tres amigos se tomaron de la mano, y Tomás, el más atrevido, abrió la puerta.

Al entrar, todo se volvió oscuro. Las sombras danzaban a su alrededor, y el silencio era profundo. Sofía sacó su linterna y la encendió, iluminando el pasillo.

—¡Mira! —dijo Sofía, apuntando hacia las paredes—. Hay dibujos extraños.

Los dibujos eran de criaturas fantásticas, brujas, fantasmas y calaveras, todos bailando juntos. Los niños sintieron que el pasillo cobraba vida ante sus ojos.

De repente, escucharon un sonido extraño. Era como un susurro que venía de la esquina más oscura del pasillo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Lucas, asustado.

—No sé, pero vamos a averiguarlo —dijo Tomás, sintiéndose valiente.

Los tres se acercaron lentamente, iluminando con la linterna. En ese momento, una figura apareció frente a ellos: era un fantasma, pero no un fantasma aterrador. Tenía una cara amable y una sonrisa amplia.

—¡Hola, niños! —dijo el fantasma, agitándoles con la mano—. Soy el espíritu del pasillo. Bienvenidos a mi hogar.

Los amigos se quedaron boquiabiertos. Nunca habían visto a un fantasma tan amistoso.

—¿Eres un fantasma de verdad? —preguntó Sofía, parpadeando.

—¡Sí! He estado aquí por mucho tiempo, esperando a que alguien viniera a jugar —respondió el fantasma, riendo suavemente—. Me encanta Halloween porque es la única noche del año en que los niños vienen a visitar.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —preguntó Tomás, curioso.

—¡Claro! —dijo el fantasma, acercándose un poco más.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó Tomás, sintiéndose cada vez más intrigado.

—Estoy aquí porque me perdí en un juego hace mucho tiempo. Pero cada Halloween, los niños vienen a jugar y me cuentan historias. ¡Eso me hace sentir feliz! —dijo el fantasma, sonriendo.

Los niños se miraron entre sí, comprendiendo que el fantasma no era malo, sino que solo quería compañía.

—¿Quieres jugar con nosotros? —preguntó Sofía, sintiendo empatía por el fantasma.

—¡Me encantaría! —exclamó el fantasma, llenándose de alegría—. Pero hay un pequeño problema… debo encontrar mi tesoro perdido para poder descansar en paz.

—¿Qué tesoro? —preguntó Lucas, emocionado.

—Es un pequeño collar brillante que dejé caer en el aula de arte. Si pueden ayudarme a encontrarlo, prometo llevarlos a un lugar mágico —dijo el fantasma.

Los amigos aceptaron de inmediato. El espíritu los guió hacia el aula de arte. Al llegar, vieron que la habitación estaba llena de pinturas, pinceles y ceras de colores. El ambiente era divertido y creativo.

—El collar debería estar por aquí, en algún lugar —dijo el fantasma.

Los niños comenzaron a buscar entre las pinturas y las cajas. Sofía miró bajo una mesa y encontró una pequeña caja dorada. Cuando la abrió, brilló intensamente.

—¡Mira! —gritó Sofía—. ¡Es el collar!

El fantasma sonrió con alegría.

—¡Sí! Ese es mi collar. ¡Gracias, amigos!

Cuando el fantasma tomó el collar, una luz brillante iluminó toda el aula. El espíritu comenzó a brillar intensamente y se volvió etéreo.

—Ahora puedo descansar en paz. Pero antes, como prometí, los llevaré a un lugar mágico —dijo el fantasma con gratitud.

De repente, la habitación comenzó a transformarse. Las paredes se desvanecieron, y los amigos se encontraron en un hermoso jardín lleno de flores brillantes, árboles danzantes y criaturas fantásticas. Era un lugar donde los sueños se hacían realidad.

—¡Es maravilloso! —exclamó Tomás, mirando alrededor con asombro.

—Este es el Reino de Halloween, donde la magia nunca se detiene —dijo el fantasma, sonriendo—. Aquí, cada noche de Halloween es especial y llena de alegría.

Los niños comenzaron a correr por el jardín, riendo y jugando con los seres mágicos que habitaban allí. Había hadas que revoloteaban, gnomos que bailaban y animales que hablaban. Todo era posible en este mágico reino.

Mientras disfrutaban de la fiesta, el fantasma les mostró un lugar donde podían hacer todos sus deseos. Cada uno de ellos tenía una estrella mágica que brillaba en el cielo, y podían pedir lo que más deseaban.

Sofía pidió que siempre tuvieran aventuras juntos, Tomás deseó ser valiente en cada desafío, y Lucas deseó que la amistad siempre prevaleciera.

—¡Sus deseos serán cumplidos! —dijo el fantasma, mientras las estrellas caían como lluvia sobre ellos, iluminando el cielo.

Finalmente, cuando llegó la hora de regresar, el fantasma les agradeció por su amistad.

—Recuerden, siempre que celebren Halloween, habrá magia en sus corazones —dijo el fantasma—. Nunca dejen de ser valientes y seguir sus sueños.

Los amigos regresaron al colegio, llenos de alegría y nuevos recuerdos. Sabían que habían vivido una aventura increíble y que el espíritu de Halloween siempre estaría con ellos.

Y así, con el corazón lleno de gratitud y felicidad, Tomás, Sofía y Lucas prometieron que cada Halloween sería una celebración de amor y amistad.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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