Cuentos de Terror

Krampus: El Púgil de la Navidad

Lectura para 4 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques, vivían Hermana y Ñiños, dos hermanos aventureros que amaban escuchar historias de terror cerca del fuego en noches frías. Una noche, mientras su abuela les contaba historias de Krampus, el púgil de la Navidad, apareció en la puerta un hombre extraño con un abrigo largo y un sombrero de copa. Se presentó como Claus, un viejo amigo de la familia.

Claus era un hombre amable y sonriente, pero Hermana y Ñiños notaron que llevaba un extraño paquete en la mano. «¿Qué hay en ese paquete?», preguntó Hermana. Claus sonrió y respondió: «Es un regalo especial para la noche de Navidad. Pero antes de que os lo dé, debemos hablar de algo importante».

Claus comenzó a explicar que Krampus, el púgil de la Navidad, era un ser legendario que aparecía en la noche de Navidad para castigar a los niños malos. Según la leyenda, Krampus era un monstruo con cuernos y una lengua larga que se alimentaba de los pecados de los niños. Hermana y Niños se rieron y pensaron que era solo una historia para asustarlos, pero Claus les advirtió que no era así.

«Krampus es real», dijo Claus. «Y esta noche, os voy a llevar a conocerlo». Hermana y Ñiños se miraron entre sí, emocionados y un poco asustados. «¿Por qué?», preguntó Niños. Claus respondió: «Porque Krampus necesita vuestra ayuda. Hay un problema en el pueblo que solo vosotros podéis resolver».

Claus les explicó que el pueblo estaba siendo atormentado por un espíritu maligno que robaba los regalos de Navidad. Krampus, con su poderosa fuerza, podía detener al espíritu, pero necesitaba la ayuda de Hermana y Ñiños para encontrarlo. Los hermanos aceptaron la misión y se prepararon para enfrentar el espíritu maligno.

Durante el trayecto, Claus les contó más historias sobre Krampus y su poderosa fuerza. Llegaron a un bosque oscuro y silencioso, donde Krampus los estaba esperando. Krampus era un ser impresionante, con cuernos y una lengua larga que parecía capaz de lamer la cara de los hermanos.

«¿Estos son los niños que me van a ayudar?», preguntó Krampus en una voz ronca. Claus respondió: «Sí, Krampus. Hermana y Ñiños son valientes y están dispuestos a ayudarte». Krampus gruñó y dijo: «Bien, vámonos. Debemos encontrar al espíritu maligno antes de que robe todos los regalos de Navidad».

Juntos, los cuatro se adentraron en el bosque, buscando al espíritu maligno. De repente, escucharon un ruido extraño y vieron una luz brillante en la distancia. Krampus gruñó y dijo: «Es el espíritu. Vamos a detenerlo».

Cuando llegaron al lugar, vieron al espíritu maligno robando los regalos de Navidad. Krampus se preparó para atacar, pero el espíritu era demasiado rápido y escapó. Los cuatro se dieron cuenta de que necesitaban un plan para atrapar al espíritu.

Hermana tuvo una idea y propuso que usaran una trampa para atrapar al espíritu. Ñiños y Krampus se encargaron de preparar la trampa, mientras Claus y Hermana se disfrazaban para distraer al espíritu. El plan funcionó y lograron atrapar al espíritu maligno.

Krampus se enfureció y comenzó a luchar contra el espíritu. Los hermanos y Claus se unieron a la lucha, y juntos lograron derrotar al espíritu y recuperar los regalos de Navidad. El pueblo se salvó y la noche de Navidad fue una noche de alegría y felicidad.

Krampus se sintió orgulloso de Hermana y Ñiños, y les regaló un paquete especial como recompensa. Dentro del paquete, encontraron un juguete de madera que representaba a Krampus. Claus sonrió y dijo: «Este es un regalo especial para recordar vuestra aventura con Krampus».

La noche de Navidad fue una noche inolvidable para Hermana y Ñiños. Aprendieron que la valentía y la amistad eran las claves para superar cualquier obstáculo. Y Krampus, el púgil de la Navidad, se convirtió en su héroe y amigo. A partir de ese día, los hermanos sabían que siempre podrían contar con Krampus y Claus para ayudarlos en cualquier aventura.

La noche de Navidad terminó con una gran fiesta en el pueblo, donde todos celebraron la victoria sobre el espíritu maligno. Hermana y Ñiños se durmieron con sonrisas en sus caras, sabiendo que habían vivido una aventura inolvidable con Krampus, el púgil de la Navidad.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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