Cuentos de Valores

Ana, la Gigante del Corazón Grande

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un rincón del mundo, donde las mariposas brillan más que las estrellas y los árboles rozan el cielo con sus copas, vivía una niña no como cualquier otra. Su nombre era Ana, y era gigantesca, ¡enorme, inmensa! Pero no solo en tamaño, sino en valentía y bondad.

Ana no conocía el miedo. Su curiosidad por el mundo la llevaba a explorar valles y montañas, a charlar con los animales del bosque y a jugar entre las nubes. Era amiga de todos, desde el más pequeño de los insectos hasta el más imponente de los dragones que habitaban las cuevas misteriosas.

A pesar de su tamaño, Ana tenía el don de hacerse querer por todos. Su risa resonaba como música en el aire, y su paso dejaba tras de sí un rastro de felicidad y esperanza. Pero lo que realmente hacía especial a Ana era su corazón. Un corazón tan grande, que en él cabían todos los sueños y anhelos de las criaturas del bosque.

Un día, como cualquier otro, Ana se aventuró más allá de lo conocido. Siempre buscaba nuevos retos, nuevos amigos y nuevas historias para compartir. El mundo era un libro abierto para ella, y cada día era una página nueva por descubrir. Sin embargo, esta vez, Ana tardó más de lo normal en regresar.

Pasaron días, semanas, meses… y Ana no volvía. El bosque parecía más silencioso sin su risa, y el cielo menos azul sin su mirada. «¿Te acuerdas de ella?» Se preguntaban unos a otros. «¿De quién?» Era a veces la respuesta, pues el tiempo tiene la extraña habilidad de hacer que olvidemos incluso a aquellos que dejaron una marca en nuestras vidas.

Pero Ana no había olvidado. Durante su larga ausencia, había estado explorando mundos más allá de las estrellas, aprendiendo de seres de luz y sombra, y recogiendo historias tan antiguas como el tiempo mismo. Y aunque en esos viajes encontró maravillas inimaginables, también encontró la soledad. La gigante, que no temía a nada, descubrió que su mayor miedo era olvidar y ser olvidada.

Finalmente, un día, cuando el sol daba sus primeros bostezos y las estrellas se preparaban para dormir, Ana volvió. Su regreso no fue anunciado por trompetas ni celebrado con fiestas. Fue un regreso silencioso, pero lleno de significado.

Ana, la gigante que lo había visto todo, se dio cuenta de que no había nada más valioso que los momentos compartidos con aquellos a quienes amaba. Las historias que había recogido en su viaje eran tesoros, sí, pero eran tesoros que cobraban vida solo cuando se compartían.

El bosque, los animales y los seres mágicos que habían olvidado, poco a poco comenzaron a recordar. La risa de Ana volvió a resonar, y con ella, la vida se despertó de nuevo en cada rincón del mundo. Ana les contó sobre sus aventuras, sobre las lecciones aprendidas y los amigos encontrados en lugares donde las estrellas bailan y los sueños se tejen con hilos de esperanza.

Y así, Ana, la gigante del corazón grande, enseñó el valor más grande de todos: el valor de regresar, de recordar y de reconectar. Enseñó que no importa cuán lejos vayamos o cuánto tiempo pasemos buscando nuevos horizontes, lo que verdaderamente importa son los lazos que tejemos con aquellos que amamos.

Desde entonces, Ana sigue explorando, sigue soñando y sigue creciendo. Pero ahora, siempre regresa, porque sabe que en el corazón de su bosque mágico, en los ojos de sus amigos, y en las historias compartidas, ahí es donde realmente pertenece.

Y en las noches claras, si escuchas con atención, puedes oír su risa mezclándose con el viento, recordándonos que la verdadera grandeza viene de ser valientes, curiosos, y sobre todo, de nunca olvidar a quienes nos hacen gigantes.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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