Había una vez un niño muy especial llamado Darío. Darío tenía el cabello corto y castaño, y siempre vestía camisetas de colores brillantes que le encantaban. Darío vivía en una casa muy bonita con su mamá, su papá y su perro peludo, Max. Darío era un niño dentro del espectro autista y, aunque tenía muchas habilidades, aún no había dejado de usar pañales.
Un día, mamá le dijo a Darío que era hora de aprender a usar el inodoro, como los niños grandes. «Darío, hoy vamos a tener una gran aventura,» le dijo mamá con una sonrisa. «Vamos a aprender a usar el baño.»
Darío miró a mamá con curiosidad. No estaba seguro de qué era una «gran aventura», pero estaba dispuesto a intentarlo. Mamá lo llevó al baño, que era un lugar brillante y alegre, con azulejos de colores y un pequeño inodoro justo para Darío. Había también un taburete para que pudiera alcanzar el inodoro sin problemas.
Primero, mamá le mostró a Darío el inodoro. «Este es el inodoro, Darío. Aquí es donde los niños grandes hacen pipí y popó,» explicó mamá. Darío observó con atención. Mamá levantó la tapa del inodoro y le mostró cómo se veía por dentro. Darío estaba fascinado.
Luego, mamá le mostró el papel higiénico. «Cuando terminas, usas esto para limpiarte,» dijo mamá, mostrándole cómo hacerlo. Darío asintió, imitando los movimientos de mamá.
«Y no olvides tirar de la cadena,» añadió mamá, demostrando cómo hacer que el agua se llevara todo. El sonido del agua al correr era nuevo para Darío, pero le pareció interesante.
Darío decidió que estaba listo para intentar usar el inodoro. Mamá lo ayudó a sentarse en el taburete y luego en el inodoro. Al principio, Darío se sintió un poco nervioso, pero mamá estaba allí, sonriéndole y dándole ánimos.
«¡Muy bien, Darío! Ahora solo tienes que relajarte y dejar que el pipí o el popó salgan,» dijo mamá. Darío respiró hondo y, después de un rato, ¡lo logró! Hizo pipí en el inodoro por primera vez. Mamá aplaudió y Darío se sintió muy orgulloso.
«¡Lo hiciste, Darío! Eres un niño muy grande y valiente,» dijo mamá, dándole un gran abrazo. Darío sonrió ampliamente. Sentía que realmente había logrado algo importante.
Durante los siguientes días, Darío practicó usando el inodoro varias veces. A veces se olvidaba y usaba el pañal, pero mamá siempre estaba allí para recordarle y ayudarlo. Cada vez que usaba el inodoro, Darío se sentía más y más confiado.
Mamá también hizo un gráfico de estrellas para Darío. Cada vez que usaba el inodoro, pegaba una estrella dorada en el gráfico. Cuando el gráfico estaba lleno de estrellas, mamá le dio una sorpresa especial: un libro nuevo lleno de dibujos y colores que a Darío le encantaban.
Con el tiempo, usar el inodoro se volvió algo normal para Darío. Ya no necesitaba el pañal durante el día, solo a veces por la noche. Cada vez que iba al baño, mamá o papá estaban allí para ayudarlo si lo necesitaba y para felicitarlo por su progreso.
Un día, Darío se despertó y decidió que ya no quería usar pañal en la noche tampoco. «Mamá, papá, quiero intentar dormir sin pañal,» dijo Darío con determinación. Mamá y papá estaban muy orgullosos y lo apoyaron en su decisión.
Esa noche, Darío fue al baño antes de acostarse y luego se durmió sin pañal. Al despertar por la mañana, descubrió que no había mojado la cama. «¡Lo logré!» exclamó Darío, corriendo a contarle a mamá y papá.
«Estamos muy orgullosos de ti, Darío,» dijo papá, levantándolo en el aire con una gran sonrisa. «Has aprendido a usar el baño como un niño grande.»
Darío se sintió muy feliz y orgulloso de sí mismo. Había aprendido algo nuevo y había superado sus miedos con la ayuda de su familia. Ahora, cada vez que usaba el baño, recordaba que podía lograr cualquier cosa con paciencia y práctica.
Y así, Darío continuó su gran aventura, descubriendo nuevas habilidades y siempre aprendiendo cosas nuevas. Sabía que, con el amor y el apoyo de su familia, podía enfrentar cualquier desafío que se presentara en su camino.
Fin





Muchísimas gracias me ha super encantado deseando leérselo a Darío.
Me alegro muchísimo que le haya gustado, y sobre todo, que le guste a Darío , que es lo más importante.