En un pequeño barrio lleno de flores y árboles frutales, vivía un niño llamado Tomás. Tomás era un niño muy alegre, siempre con una sonrisa en el rostro. Le encantaba jugar a la pelota con sus amigos en la cancha que estaba cerca de su casa y ayudar a su abuelita en el jardín, donde cuidaban las plantas y recogían frutas para preparar deliciosos jugos naturales. La abuelita siempre le decía que cuidar el cuerpo era muy importante porque es un regalo que debemos proteger.
Un soleado día, mientras Tomás caminaba hacia la cancha para jugar con sus amigos, vio a un grupo de jóvenes que reían muy fuerte. Tenían en las manos unas botellas con colores extraños, verdes, rojas, azules y naranjas, que brillaban con la luz del sol. Tomás los miró con curiosidad y se preguntó qué era eso que tenían.
Uno de los jóvenes, que era un poco más alto y sonreía de manera burlona, se acercó a Tomás y le dijo:
—Oye, niño, ¿quieres probar? Esto te hará sentir “grande” y “valiente”.
Tomás sintió que su corazón latía un poco más rápido porque no sabía qué hacer. Por un momento tuvo miedo, pero también deseaba saber qué pasaría si tomaba aquella bebida. Entonces recordó una frase que su abuelita siempre le decía mientras recogían las zanahorias del jardín:
—No todo lo que brilla es bueno. Cuida tu cuerpo, es tu tesoro.
Con esta idea en la cabeza, Tomás dio un paso atrás, cerró los ojos y respiró profundo. Luego, con una sonrisa segura y firme, dijo:
—No, gracias. Prefiero mi jugo de frutas.
Los jóvenes se rieron por la respuesta de Tomás. No entendían por qué un niño tan pequeño les decía que no. Pero Tomás no se sintió triste ni molesto. Supo que había tomado la decisión correcta. Corrió con alegría hacia su casa, donde su abuelita lo esperaba en el jardín.
—¿Qué pasó, Tomás? —preguntó la abuelita al ver que su nieto llegaba con la sonrisa brillante.
—Unos jóvenes me ofrecieron unas botellas raras para sentir “grande”, pero les dije que no y que prefería mi jugo de frutas —respondió Tomás muy orgulloso.
La abuelita lo abrazó y le dijo:
—Estoy muy orgullosa de ti, Tomás. Siempre recuerda que lo más importante es cuidar tu cuerpo y tu mente. Esa bebida que te ofrecieron puede parecer divertida, pero en realidad no hace bien.
Juntos comenzaron a preparar el “jugo mágico” de Tomás, una deliciosa mezcla de naranja jugosa, plátano dulce y un poco de zanahoria que daba un color naranja brillante. Mientras batiéramos el jugo, la abuelita le contó:
—Este jugo está lleno de vitaminas que te hacen fuerte, feliz y lleno de energía. Cuando lo tomes, tu cuerpo te agradecerá.
Tomás bebió su jugo mágico con gusto y pronto sintió cómo su cuerpo se llenaba de fuerza para correr, saltar y jugar como siempre. Esa tarde, en la cancha, sus amigos también querían probar el jugo. Así que cada uno corrió a casa de sus abuelos para pedir frutas y todos juntos prepararon un gran jarro de jugo para compartir. Rieron, jugaron y disfrutaron un día lleno de salud y alegría.
Al día siguiente, en la escuela, la maestra Ana decidió hablar con los niños sobre cómo cuidar el cuerpo. Ella tenía una voz muy dulce y una sonrisa muy amable. Explicó que hay cosas que parecen divertidas o que otros niños o jóvenes pueden ofrecer, pero que no siempre son buenas para nuestro cuerpo ni para nuestros sueños.
—El alcohol y otras sustancias pueden hacer daño a nuestro corazón, a nuestro cerebro y también a los sueños que tenemos para el futuro —les dijo la maestra con cariño—. Es importante saber decir que no cuando algo no es bueno para nosotros.
Tomás levantó la mano bien alto. La maestra lo miró y él contó su historia con mucha confianza:
—Ayer me ofrecieron algo que parecía divertido, pero me acordé de lo que mi abuelita me dice siempre: “No todo lo que brilla es bueno. Cuida tu cuerpo, es tu tesoro.” Por eso dije que no, y en lugar de eso, bebí mi jugo mágico.
Sus compañeros escucharon con atención y algunos sonrieron cuando Tomás habló del jugo de naranja, plátano y zanahoria. La maestra Ana felicitó a Tomás por su valentía y sabiduría y dijo a todos los niños:
—¡Ser valiente no es hacer cosas peligrosas! Ser valiente es hacer lo correcto aunque otros digan lo contrario. Cuidar tu cuerpo y tu salud es una forma de amor muy importante, especialmente hacia ti mismo.
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Autor del Cuento
Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.