Cuentos de Valores

El Milagro de la Lluvia

Lectura para 1 año

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

Puntuación:

0
(0)
 

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico
0
(0)

En un hermoso día en el Chaco paraguayo, una niña llamada Romina jugaba en el patio de su casa. El sol brillaba en el cielo, pero la tierra estaba seca y agrietada. Romina vivía con su familia: su abuela, su padre y su madre. Todos estaban preocupados porque la sequía había hecho que no pudieran cultivar nada. Las plantas estaban tristes y no había flores ni frutas.

“¿Cuándo vendrá la lluvia?”, se preguntaba Romina cada día, mientras miraba el cielo. Su abuela le decía que siempre había que tener esperanza. “La lluvia llegará, mi niña. Solo hay que esperar y hacer cosas buenas”, le decía con una sonrisa cálida.

Un día, mientras Romina exploraba cerca de su casa, escuchó un pequeño chirrido. Al acercarse, vio un pajarito lastimado en el suelo. Estaba temblando y no podía volar. Romina sintió una punzada de tristeza en su corazón. “¡Pobrecito! Necesita ayuda”, dijo en voz alta. Sin pensarlo dos veces, recogió al pajarito con suavidad y lo llevó a casa.

Cuando llegó, mostró el pajarito a su madre. “¡Mira, mamá! Este pájaro está herido. Debemos cuidarlo”. Su madre miró al pajarito y sonrió. “Tienes razón, Romina. Vamos a ayudarlo”. Juntas, prepararon un pequeño nido con un trozo de tela y un poco de agua para que el pajarito pudiera beber.

La abuela, al ver lo que hacían, se acercó y les dijo: “Cuidar de los animales es una buena acción, y siempre debemos ser amables con ellos. A veces, cuando hacemos cosas buenas, suceden milagros”. Romina escuchaba con atención, sintiendo que cada palabra de su abuela era especial.

Esa noche, Romina se quedó despierta un poco más tarde de lo habitual, esperando ver al pajarito moverse. Mientras miraba cómo dormía, la abuela se acercó a ella. “¿Sabes, Romina? Hay una historia que quiero contarte sobre un pájaro mágico que puede hacer realidad los sueños de quienes son buenos y amables”, le dijo suavemente.

“¿Un pájaro mágico?”, preguntó Romina, con los ojos llenos de curiosidad.

“Sí, mi querida. Se dice que este pájaro vive en lo profundo de los bosques y, si alguien cuida de un animal herido, puede pedirle un deseo. Si el pájaro se siente agradecido, cumplirá el deseo”, explicó su abuela.

Romina sonrió, imaginando que el pajarito que había encontrado podría ser ese pájaro mágico. “Abuela, yo quiero pedir que venga la lluvia. Todos en el pueblo la necesitamos para cultivar nuestras plantas y flores”, dijo con esperanza.

La abuela asintió. “Eso sería un gran deseo. Pero recuerda, para que se cumpla, debes cuidar de ese pajarito con mucho amor”.

Esa noche, Romina se quedó dormida soñando con la lluvia y los campos llenos de flores. Al día siguiente, se despertó temprano y se dedicó a cuidar del pajarito. Cada día lo alimentaba y lo mantenía cómodo. Su madre y su padre también ayudaban, asegurándose de que el pajarito tuviera todo lo que necesitaba.

Poco a poco, el pajarito comenzó a mejorar. Un día, mientras Romina lo miraba, vio que el pajarito movía sus alas. “¡Mira, está mejorando!”, gritó emocionada. Su familia se unió a ella, celebrando la recuperación del pajarito.

“Creo que ya está listo para volar”, dijo su padre, mientras observaba al pajarito con una sonrisa. “Mañana será un buen día para dejarlo volar”.

Esa noche, Romina se sintió llena de emoción y un poco nerviosa. Sabía que al día siguiente podría hacer su deseo. “Si el pájaro vuela, pediré la lluvia”, se dijo a sí misma, mientras cerraba los ojos.

Al amanecer, el cielo estaba despejado y el sol brillaba intensamente. Romina se levantó rápidamente y fue a ver al pajarito. “Hoy es el día, amigo mío”, le dijo mientras lo acariciaba.

Su familia se reunió en el patio, listos para dejar que el pajarito volara. “¿Estás lista, Romina?”, le preguntó su madre. “Sí, estoy lista”, respondió con una sonrisa nerviosa.

Con mucho cuidado, Romina tomó al pajarito en sus manos y, mientras todos observaban, lo levantó hacia el cielo. “¡Eres libre! Ahora puedes volar”, dijo emocionada. El pajarito, después de un momento, extendió sus alas y, con un fuerte batir, comenzó a elevarse. Romina miraba con asombro cómo el pajarito se hacía más pequeño en el cielo azul.

Comparte tu historia personalizada con tu familia o amigos

Compartir en WhatsApp Compartir en Telegram Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir por correo electrónico

Cuentos cortos que te pueden gustar

autor crea cuentos e1697060767625
logo creacuento negro

Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

Deja un comentario