Cuentos de Valores

El Rey Sabio y los Cuatro Niños

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un reino muy lejano, gobernaba un rey sabio y justo llamado Rey Amador. Su castillo estaba en el centro del reino, rodeado de hermosos jardines y altas torres. A Rey Amador le importaba mucho la felicidad y el bienestar de su pueblo, y siempre resolvía las disputas con equidad y justicia.

En este reino vivían cuatro niños muy especiales: Samara, Ema, Nicolás y Sofía. Cada uno de ellos tenía un don único y eran muy queridos por todos en el reino. Samara era conocida por su valentía, Ema por su inteligencia, Nicolás por su amabilidad y Sofía por su creatividad.

Un día, una gran disputa surgió en el reino. Había llegado una noticia que preocupaba a todos: el gran árbol de la sabiduría, que otorgaba consejos y bendiciones a quienes lo visitaban, había dejado de florecer. Los habitantes del reino estaban muy preocupados, pues este árbol era símbolo de prosperidad y paz.

Rey Amador decidió convocar a todos los habitantes al gran salón del castillo para discutir el problema. El salón estaba lleno de personas murmurando y debatiendo sobre qué hacer. Al entrar Rey Amador, todos guardaron silencio, esperando escuchar sus palabras sabias.

«Queridos habitantes,» comenzó Rey Amador, «nuestro querido árbol de la sabiduría ha dejado de florecer, y debemos encontrar la manera de ayudarlo. Pero antes de tomar cualquier decisión, necesitamos entender qué le ha sucedido.»

Samara, Ema, Nicolás y Sofía, que estaban entre la multitud, se adelantaron y pidieron hablar con el rey. Rey Amador, con una sonrisa en su rostro, les dio permiso para hablar.

«Rey Amador,» dijo Samara, «tal vez podríamos investigar lo que ha sucedido con el árbol. Podemos visitar los lugares cercanos y hablar con la gente que lo cuida.»

Rey Amador asintió y respondió, «Es una buena idea, Samara. La valentía es necesaria para enfrentar este desafío. Pero necesitamos más que eso.»

Ema dio un paso adelante y agregó, «Podríamos estudiar los libros antiguos que hablan sobre el árbol. Tal vez encontremos alguna pista en ellos.»

«Excelente idea, Ema,» dijo Rey Amador. «Tu inteligencia será de gran ayuda. Pero aún necesitamos más.»

Nicolás, con su voz suave y amable, intervino, «Deberíamos hablar con las personas que visitan el árbol con frecuencia. Tal vez ellos hayan notado algo extraño.»

«Tu amabilidad y capacidad para escuchar a los demás será invaluable, Nicolás,» dijo el rey. «Pero necesitamos también un toque de creatividad.»

Sofía, con una chispa de emoción en sus ojos, dijo, «Podríamos hacer un dibujo del árbol en su estado más saludable y mostrarlo a los cuidadores. Tal vez les inspire y encuentren la solución.»

«Perfecto, Sofía,» exclamó Rey Amador. «Tu creatividad podría ser la clave para devolverle la vida al árbol.»

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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