Cuentos de Valores

El Sueño de Silvana

Lectura para 6 años

Tiempo de lectura: 2 minutos

Español

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En un pequeño pueblo lleno de casitas coloridas y jardines florecidos, vivía una niña de seis años llamada Silvana. Silvana tenía un sueño grande en su corazón: quería ser enfermera para ayudar a las personas y a los animales a sentirse mejor.

Silvana pasaba horas jugando a ser enfermera en su sala de estar. Vestía un pequeño uniforme de enfermera y usaba un estetoscopio de juguete. Su paciente más frecuente era Coco, su querido perro marrón, que siempre se mostraba dispuesto a participar en sus juegos. Aunque Coco sólo tenía una venda en la pata, Silvana lo cuidaba con todo el amor del mundo.

Un día, mientras Silvana jugaba con Coco, su mamá la observaba con una sonrisa. «Silvana, ¿por qué te gustaría ser enfermera?» Preguntó su mamá. Silvana, con sus ojos brillantes y llenos de ilusión, respondió: «Quiero ayudar a que todos se sientan felices y sanos, ¡cómo hago con Coco!»

La mamá de Silvana, conmovida por la respuesta de su hija, tenía una idea. «¿Qué te parece si visitamos a un verdadero veterinario? Así podrás aprender más sobre cómo cuidar a los animales». Silvana saltó de alegría ante la propuesta. «¡Sí, por favor, mamá!»

Al día siguiente, Silvana y su mamá visitaron la clínica veterinaria del pueblo. Allí conocieron al Dr. Álvarez, un amable veterinario que les mostró cómo cuidaba de los animales. Silvana observaba con atención cada movimiento del Dr. Álvarez, fascinada por todo lo que aprendía.

Durante la visita, una señora entró a la clínica con un gatito en sus brazos. El pequeño gato estaba asustado y tenía una patita lastimada. El Dr. Álvarez lo examinó con cuidado y le puso una venda. Silvana se acercó tímidamente y preguntó: «¿El gatito estará bien?» El veterinario sonrió y respondió: «Sí, gracias a la venda y mucho amor, pronto estará saltando de nuevo».

Esa experiencia en la clínica veterinaria encendió aún más la pasión de Silvana por cuidar a los demás. Desde ese día, no sólo jugaba a ser enfermera con Coco, sino que también cuidaba de sus muñecas y ositos de peluche, asegurándose de que todos «se sintieran» bien.

Unas semanas después, mientras jugaba en el parque, Silvana vio a un niño pequeño que se había caído y se raspó la rodilla. Recordando todo lo que había aprendido, Silvana corrió hacia él y con mucho cuidado limpió la herida con un pañuelo que siempre llevaba consigo. Luego, con una sonrisa, le puso una curita. «Ahora estarás mejor», le dijo con ternura.

La mamá del niño, agradecida, le dijo a Silvana: «¡Eres una pequeña gran enfermera!» Silvana se sonrojó y respondió con orgullo: «¡Algún día seré una enfermera de verdad!»

Con el paso del tiempo, Silvana siguió aprendiendo y soñando. A veces, ayudaba a su mamá a cuidar las plantas del jardín, otras veces, acompañaba a su padre a dar de comer a los pájaros. En cada pequeña acción, Silvana ponía todo su corazón.

Finalmente, llegó el día en que Silvana creció y se convirtió en una verdadera enfermera. Todos en el pueblo recordaban la niña que soñaba con ayudar a los demás y ahora veían a una mujer dedicada y compasiva, cumpliendo su sueño día tras día.

Silvana nunca olvidó aquellos días de juego con Coco y las lecciones aprendidas en su infancia. Su amor y cuidado no solo alcanzaron a las personas, sino también a los animales y a todo lo que la rodeaba.

La historia de Silvana nos enseña que los sueños pueden convertirse en realidad con pasión, aprendizaje y amor. Y que, a veces, los juegos de la infancia pueden ser el comienzo de un hermoso viaje en la vida.

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Soy Francisco J., apasionado de las historias y, lo más importante, padre de un pequeño. Durante el emocionante viaje de enseñar a mi hijo a leer, descubrí un pequeño secreto: cuando las historias incluyen a amigos, familiares o lugares conocidos, la magia realmente sucede. La conexión emocional con el cuento motiva a los niños a sumergirse más profundamente en las palabras y a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Saber más de mí.

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